Capítulo 36. Like them, like us.
Daniel se levantó poco a poco, pero no le pude ver bien hasta que se fue arrastrandose hacia la puerta, y hasta que la cerró con un golpe. Carlos seguía besándome, pero yo ya intentaba pararle. Aunque nuestros besos sí que significaran algo, recordar cómo se había comportado minutos antes, y como me había tratado como un objeto lo cambiaba todo. Y que me hubiera llamado novia, no ayudaba bastante. Es más, me confundía bastante.
En ningún momento había dicho que yo quisiera mantener una relación con él. Además, estaba enfadada por lo de antes. Había algo que fallaba. ¿Por qué no tenía el suficiente valor para empujarle hasta separarle de mí?
Daniel se había ido. Y yo le había demostrado que no valía una mierda. Nada de nada. Porque seguia besando a Carlos, por mucho que creyera resistirme. Pero es que todo era tan extraño... El beso expresaba algo que no llegaba a comprender del todo. ¿Un sentimiento? No, eso no podía ser.
Me agarró de la cintura y me tiró encima de la cama, salvajemente. Y pensar que yo había estado en esa misma posición con Daniel... No quería que siguieramos. Rezaba porque se apartara de mí, aunque me fuera a arrepentir después. ¡Joder! ¡Es que besaba tan bien!
-Bianca, lo siento mucho. Pero no me gusta que ese chico... te toque. No a tí. No vuelvas a besarle.
Había un matiz tembloroso en la voz. Pero a mí no me importo. Esa bipolaridad de Carlos... ¿me atraía? Sabía la respuesta, pero no quería decirla.
Mis labios se juntaron a los suyos inconscientemente. Y no hubo más arrepentimientos. Era gilipollas, era un bruto, Daniel no se merecía eso. Pero mis sentimientos hablaban por mí, no me dejaban separarme ni un segundo. Lo odiaba, pero me gustaba... mucho.
-No tienes derecho a decirme con quién puedo besarme. Y no vuelvas a llamarme "novia".
Las palabras salieron entrecortadas de mi boca, atropelladamente. Pero no pude parar de besarle. Hasta que él se separó de mí.
-¿Por qué? ¿Acaso no es lo que eres?
Dos días. Dos días es lo que había tardado mi vida en cambiar por completo. Dos días en los que un chico había conseguido volverme loca, tanto que había hecho que me diera igual lo que sucediera a mi alrededor, que yo pudiera hacer daño a otras personas. Dos días, en los que me había vuelto completamente egoísta.
-No. Sales con todas. Y yo soy diferente. Que nos besemos no implica nada. Solo nos divertimos juntos. No tienes derechos sobre mí. Además, no digas por ahí que soy tu "novia", porque no me has consultado antes si quería serlo o no. Sigue besándome.
Se separó de mí, y no pude atraparle. Sus ojos reflejaban picardía, y algo de rabía contenida. Yo no sonreía, quería que siguiera besándome.
-No salgo con todas... Por Dios Bianca, estoy en un internado, no en la NBA. Y respecto a lo de que no somos nada... bueno, te lo dejo fácil, como antes. Si somos algo, déjate llevar, si no somos nada; solo dimelo otra vez, y te dejaré en paz. No acepto medios tratos. Esta en tus manos.
Un reto. Otro más. Aún llevaba mi marca en su cuello, y eso me emocionó un poco. Me había hecho más fuerte a su lado, de hecho seguía sin poder creerme que las palabras que había dicho antes hubieran salido de mi boca. Pero, ¿su novia? ¿Para ser otra cualquiera? Bah, eso ya lo era. Y mis labios pedían por favor estar sobre los suyos.
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...