Capítulo 39. Sin respuesta.
La chica me miró con sus ojos verdes oscuros, y yo me horrorice. Tenía la mirada perdida, como si buscara algo desesperadamente.
-Sí. ¿Cómo sabes mi nombre?
Una lágrima resbaló por su mejilla. No entendía a qué venía esa reacción. ¿Había dicho algo malo? No lo creía, pero no pude evitar sentirme mal por ella.
-¿No te acuerdas? Déjalo, no importa. Nada importa. ¿Sabes? Tranquila, no... no soy nadie.
Las lágrimas no cesaban, pero no se alejó de mí. Esperaba algún tipo de respuesta, pero yo no podía darsela.
-Espera. ¿Por qué debería conocerte? Lo siento, es que no tengo buena memoria. Olvido muchas caras.
Atisbe una pequeña muestra de pena en la chica, y después las lágrimas cesaron. Nunca había visto a nadie tan sensible.
-Ibamos juntas al colegio a los diez años. Hablabamos mucho, ¿no te acuerdas? Estabamos en el mismo grupo, ¿si? Con Blair, y con Charlotte.
¡Madre mía! Sí que había pasado tiempo desde entonces. No recordaba mucho, pero situaba las caras. ¡Ya estaba! Me acordé de pronto de su pelo, siempre atado con coletas en el colegio.
-¿Bonnie?
Las lágrimas volvieron a ella, pero esta vez con un ligero cambio. ¿Se podía ver algún rastro de alegría? Había cambiado la cara totalmente, ahora parecia bastante contenta, ¿era Bonnie de verdad? Nunca habíamos sido muy amigas, pero como ella había dicho, estabamos en el mismo grupo de clase, y hablábamos bastante. Si era ella, parecia haber cambiado mucho. Ahora estaba muy guapa, y tenía el pelo recogido en una larga trenza de raíz lateral.
-¡Sí! Has tardado en acordarte... Bueno, no importa... ¿Qué hay de tí? ¿Has cambiado mucho, porque yo te veo tan guapa como siempre? Cuéntame... ¿Cómo has llegado a parar aquí?
Hacía tantas preguntas que ya me había olvidado de cuál era la primera. Intenté recordar, pero como seguía hablando, me resultaba imposible. Opté por explicarle solamente el por qué de mi regreso, porque no llegaba a acordarme de más.
-La verdad es que estoy aquí para ver si puedo mejorar en mis estudios, que en el instituto no llevaba muy bien, por cierto. Pero vamos, que da igual, porque sospecho que aquí me va a pasar lo mismo... Bueno, y tú, tú si que has cambiado.
Me miró con dulzura, y me abrazó. Otro abrazo, más caluroso y acogedor que los de Eve, si cabía. Esperaba que nos pudieramos llevar bien, y que no fuera parecida a ella.

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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...