Capítulo 56.

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Capítulo 56. Who is in your head?

Le retuvé unos instantes cogiéndole del brazo. Mi compañera se dio cuenta, y nos miró. Quería hablar con él, porque aunque ya no salieramos, no podiamos hacer como si no nos conocieramos.

-Oh, vamos. Al menos podemos ser amigos, ¿no?

Negó con la cabeza, y me sentí desfallecer. Mi compañera me miraba atónita, y Carlos se soltó, lentamente. Nadie más se había fijado, y menos mal, porque una lágrima se resbaló por mi mejilla. ¿Por qué había dicho que no?

-Nunca fuimos amigos, Bianca.

Se alejó de mí, ignorando mi reacción. ¡Maldita sea! ¿Por qué actuaba de esa manera? No te puede dejar de gustar alguien de un minuto para otro, ¿o sí? No, no le había dejado de gustar. Eso se lo demostraría más tarde, no iba a dejar que se escapase. Era una persona perfecta, me lo había demostrado en estos días. Seguía siendo mío.

-¿Estabas... saliendo... con... ese?

¡Mira que lista era mi compañera de mesa! La situación era completamente irónica. Solo asentí con la cabeza, y luego cogi el cuaderno. Valía para todas las asignaturas, pero aún faltaban los libros.

Pensé en Carlos. No, no debería dejar que se escapara. Él me había puesto a prueba muchas veces a mí, ahora me tocaría ponerle a prueba a él. Pero yo no era así, joder. Yo era la buena, la inocente... pero había dejado de serlo nada más que llegué.

-Pues alá, ya os podeís marchar al recreo, nos vemos mañana.

La profesora salió la primera, luego mi compañera de mesa, y luego los de delante mío. Quería quedarme un poco más, solo... pensar en todo. Quería borrar de mi memoria la última hora, volver a salir con él.

Para mi suerte, Carlos se quedó con el chico rubio hasta el último momento, riéndose de algo que no llegué a entender. Me acerqué a ellos lentamente, quitándome la poca vergüenza que me quedaba.

-Bueno, Carlos. Me voy, que parece que Bianca te reclama.

Se giró hacia mí, mientras el otro abandonaba la sala. ¿Cómo sabía mi nombre? ¿Se lo había dicho él? Por Dios, claro que sí. Estaba a tan solo unos pasos de él, y me miraba fijamente. Solo una hora antes... estaba besándome el cuello en clase de Filosofía. No me podía creer que todo hubiese pasado tan rápido.

Carlos se iba a ir, pero le retuve del brazo. Quería hablarle, quería... tener la oportunidad de regresar con él, de convencerle. Podía pasar a ser solo una pelea tonta. Podíamos volver a lo de antes.

-Espera un segundo, Carlos. No te vayas. Olvidemos lo que ha pasado, ha sido una verdadera tontería. Perdóname, te prometeré lo que tenga que prometerte. Pero besame, por favor. Una vez más. Te... te quiero, joder.

¿Qué había dicho? ¿Que le quería? Dios, eso no era verdad. Porque no lo era, ¿o sí? Pero no podía haber dicho eso, no podía haberlo hecho. Sí, era indudable que quería que me besara, pero no era una excusa para decirselo. Joder, lo había arruinado todo en un momento, solo tenía que ver la cara de Carlos. Se había quedado completamente quieto.

-¿A qué esperas entonces? Yo también quiero besarte.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora