Capítulo 62.

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Capítulo 62. Make love, don´t fight.

Se separó un instante de mí, y yo aproveché para mirar su cuarto. Dios, era mucho más grande que el mío. Y solo había una cama. Y también una puerta, que no sabía a dónde daba. ¿Por qué tenía el ese cuarto, para él solo? Tenía más pinta de ser una habitación de hotel, que de un internado. Madre mía.

Cerró la puerta, y no pude evitar soltar un suspiro. En ese cuarto, ¡tenía un escritorio enorme! Y encima, ¿me estaba engañando la vista o tenía un ordenador? Santo cielo, ese chico tenía un dormitorio poco más pequeño que el salón de mi casa. 

-Ehm, ¿este... es tu cuarto?

Se tumbó en la cama, y miró hacia el techo un momento. Luego posó sus ojos en mí, de manera completamente penetrante. Esbozó una sonrisa, e hizo un gesto con la mano para que me acercase.

-Sí, ya ves que ser el sobrino del director tiene sus privilegios. Ven.

Me aproximé a él lentamente, con la boca abierta. Estaba atónita, realmente me esperaba otra cosa de su cuarto. Que fuese como el mío, o incluso un pelín más grande. Pero no esto. Aún así, había algo que no cuadraba.

-Pero... Daniel... Yo creía que compartias cuarto.

Era cierto, Daniel me había dicho que eran compañeros ya hacía algún tiempo. Y que a partir de ahí... Bueno, no quería recordar lo que habíamos hablado el día anterior. No después de todo lo que había sucedido.

-Solo fue un tiempo, preciosa. Luego... digamos que hice un trato, y me quedé con el cuarto.

Me agarró de la cintura, y me tumbó a su lado. Yo sonreía, igual que minutos antes, pero aún estaba en estado de shock. Yo también quería tener un tío director, y hacer ese tipo de tratos con él. Me lo tenía que haber imaginado, de todas formas. ¿Cómo iba a tener el psicópata-manipulador un cuarto corriente, como el mío?

-¿Y ya está? ¿Ya te has cansado de hacer preguntas?

Hizo un mohín, y le abracé. Luego acerqué su cara a la suya, dejándonos a tan solo unos centímetros. No. Definitivamente no me había cansado de hacer preguntas, aunque por un tiempo bastara. Luego tendría muchas más cosas que responderme. Pero ahora... Me di cuenta de la situación en la que estábamos y me sonroje.

Yo, en su inmenso cuarto, tumbada en su cama; el a mi lado, mirándome y sonriendo. Sin ningún compañero de cuarto de por medio, solo los dos. No sabía si esta relación llevaba a alguna parte, pero merecía la pena intentarlo. Por supuesto que lo merecía. Aunque tuviera que "cumplir" las normas de Carlos. Pero eso sí, por mucho que no salieramos de cara a la gente, no iba a dejar que estuviese con nadie más. Era mío.

-Supongo que ya son suficiente. Oye, me han dicho algo de el viernes. ¿Hay un baile, no?

Me hicé la tonta, como si no supiera que estaba diciéndole, pero él se rió por la bajo, y negó con la cabeza; acercando más su rostro al mío. ¿No era el chico el que le tenía que...? Bah, daba igual. Muchas cosas habían sido al revés desde que estaba en el internado. Podía permitirme añadir una más a mi lista.

-Ah, sí, creo que es algo de un baile, ¿no? ¡Qué cabeza la mía! ¡Por supuesto que es un baile! Ah, claro. Me parece que iré con... sí, con Stacy. Es una chica, ¿cómo lo diría? Muy... muy atractiva. No me había fijado en ella antes, en clase. Pero resulta que me ha tocado con ella en la última hora, y se ha sentado a mi lado. 

Suspiré de nuevo, y puse una cara de enfado, medio sonriendo. Esa chica ya me caía mal, muy mal. Sobretodo que hubiera hablado a Carlos... después de que le dijera que habíamos estado juntos. De todas formas, pensaba simularlo. Iba a jugar con la misma moneda que Carlos.

-Ah, bueno. Sí, no pasa nada. Parece que le gustas mucho, sobretodo tus ojos; y cito textual, "¿has visto que ojos tiene?" Bueno, creo que hareis buena pareja. Yo iré con... Ah, sí, tonta de mí. Iré con Axel. Está... realmente... bien, no sé si me entiendes.

Acerqué más mi rostro al suyo. Vale, ahora tan solo nos separaban unos milímetros. Él se limitó a maldecir por lo bajo, y a apretar los puños a mi lado, sosteniéndome y agarrándome más fuerte. Yo sonreí, me encantaba verlo de esa forma. ¿Celos? Yo lo s tenía, pero no creía que fuera eso.

-Oh, Axel. Le daré una paliza a ese niñato si se atreve a tocarte. Te lo dije antes, eres mía. Solo mía.

Y la distancia entre nosotros quedó nuevamente nula, juntando nuestros labios. Esta vez, de manera más lenta que nunca. 

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora