Miré rápidamente a mi lado, y lo que vi me dejó pasmada. Todo se había vuelto oscuro, y no podía creer lo que estaba ocurriendo. De un momento a otro, Axel estaba tumbado en el jardín, con sangre en la nariz y en el labio. No pude fijarme en nada más.
-Es mía, capullo.
Pero yo no oía o veía más que a Axel respirando entrecortadamente, y con los ojos cerrados. No se movía, y eso me hizo temblar. Se había quedado estático, aunque seguía oyendo su respiración. Tenía que llamar a alguien, rápido.
-Bianca.
Me puse de pie, y me llevé las manos a la cara. ¿Cómo coño habíamos llegado a esto? Mierda. ¿Es que no podía tener algo normal con alguien? ¡Solo estabamos hablando! ¿Era malo eso, acaso?
La voz detrás de mí no paraba de decir cosas inconexas, que yo no lograba adivinar, porque no quería estar atenta. Hasta que un brazo me tocó por detrás.
-Bianca.
Me giré hacia él, aunque no me hacía falta mirarle para saber quién era. Respiré hondo, y caminé hasta su lado. ¿Cómo había podido? La ira recorría todas las extremidades de mi cuerpo, por no hablar de los nervios.
Él se quedó quieto, y mis manos, sin saber que estaba haciendo muy bien, se dirigieron a su rostro, hasta pegarle una bofetada. Y otra. Y otra más.
-¡Bruto de mierda! ¡Me hiciste decirlo! ¡Me lo prometiste!
No tenía derecho. A Axel... Simplemente él no se lo merecía, y ya le había golpeado una vez. No tuvo razón entonces, y mucho menos ahora, que no éramos absolutamente nada. Ni siquiera amigos. Estaba harta de esto.
-¡Muérete, Carlos!
Vale. La verdad era que no tenía ni idea de donde había sacado la fuerza para decir esas palabras, pero es que estaba superada. No sabía qué decirle ni qué hacer, solo podía seguir golpeándole. Y él solo se limitaba a intentar defenderse, pero era en vano. Hasta que me cogió la mano, y me inmovilizó contra su pecho, apoyando una mano en mi espalda, y atrayéndome hacia él.
-¡Suéltame!
Pero él solo me apretó más fuerte, y acercó su boca a mi oido, enviándome una extraña sensación de calidez a lo largo del cuerpo. Respiré hondo, y me negué a soltar una sola lágrima más, aunque las ganas no me faltaran.
-Bianca, me quieres a mí.
Y con esas palabras fue cuando supe algo. Mi propia vida, ya no me pertenecía, o los demás no creían que me perteneciese. Solo Marion me había empujado desde el principio a romper los esquemas, a ser yo misma. Ni siquiera con Axel, cuando me sentía libre, o con Carlos; había tomado mis propias decisiones. Había sido demasiado influenciable, hasta el punto de decir que no estaba viviendo realmente, que solo me limitaba a darle demasiadas vueltas a las cosas, y a dejarne llevar por los demás. Que me manejaran como un títere, era algo que siempre habían hecho.
Con Carlos, había llegado a tener verdadera dependencia de él, y en tan solo tres días. No había pasado ni una semana, y ya me había convertido en otra persona totalmente diferente, el internado me había cambiado. Y había jugado conmigo. Eve se reía a mi costa, y seguramente más ahora, que ya se habría enterado de lo de Carlos.
Dios, solo habían pasado cinco o seis horas. Cinco o seis horas, y ya habaía pensado en empezar una nueva relación. La vida se vive muy rápido, sí, pero yo, verdaderamente, no la había vivido. Solo me había tropezado mil y una veces en la misma piedra. Y ahí estaba, apoyada en el chico que me había roto el corazón- o al menos eso pensaba- y medio llorando. Sintiéndome impotente, y volviéndome a lamentar por todo lo que había pasado.
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Quiero aclarar una cosa... Este capítulo debió subirse ayer, porque Wattpad no me dejaba subirlo antes. Pero bueno, espero que os guste.
¿Qué pensaís de lo que dice Bianca? Las situaciones le superan demasiado, a la pobre:(
Un beso!!!
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...