Capítulo 69.

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Capítulo 69. I need to get my story straight.

Abri los ojos, lentamente. La cabeza me dolía muchísimo. Estaba en... ¿Mi cuarto? Sí, era mi cuarto. Pero Dios, ¡era de día! ¿Cómo podía ser de día? No me cuadraban las horas, aunque ni siquiera recordaba exactamente cuándo me había acostado. Juraría que después de la comida... que no comí.

Hice recuento en mi cabeza de todo lo que pasó ayer: primero, Marion, y la dichosa botella. Segundo, Alex... Humprey, ¡jodido Humprey! Tercero, la botella otra vez. Y por último... ¡Carlos! ¡Madre mía! ¡Carlos! A saber qué estaría pensando él de mí ahora mismo.

Me levante lentamente, y miré a mi alrededor. Estaba sola en el cuarto. Me giré hacia la mesita de noche, y de repente todo a mi alrededor parecio volver a dar vueltas. Mierda, ¿en serio no podía parar de retumbarme la maldita cabeza? Vi el reloj, y parecio que me relajaba un tanto. Pero al instante me tense de nuevo. ¿Qué? ¿Las seis y media? ¡Maldita fuera!

Me levanté definitivamente de la cama, casi corriendo, e ignorando completamente mi cabeza; y me mire al espejo. Estaba en pijama, ¿cómo narices...? ¿Dónde estaba mi uniforme? Fui al armario, y miré por todos lados, pero nada. Ni rastro de él. Pero es que juraría que lo llevaba puesto ayer... cuando paso eso. Cuando me dormi. Al menos antes, con... con Carlos.

Me gire para ver si estaba en la cama o en la silla, o en algún condenado lado. No podía simplemente acudir a clases sin el uniforme. Suspiré. Vale. Estaba en la silla. Pero eso seguía sin explicar el por qué no lo llevaba puesto.

Me vesti rápidamente, y miré mi horario. Bien, tenía Física, Historia, Biología, Matemáticas, Química, y Lengua. Vale, pensando que ayer no fui a Física... bueno, solo esperaba que no tuviera que dar explicaciones. Quizás ni siquiera hubiera pasado lista. Ojalá.

Cogi las llaves, y el estuche, y sali por la puerta. Ya me ducharía esta noche, porque ahora no me daba tiempo. Eran cerca de las siete y media; y hoy entrábamos a las ocho. Cerré la puerta, y andé por el pasillo hasta las escaleras, bajando aprisa. Quería desayunar, al menos.

Pensé mientras bajaba. Dios, Humprey estaba aquí. Humprey... él estaba en el internado, conmigo. Y estaría dispuesto a hacerme la vida imposible otra vez. Quizás si se unía a Eve y a Daniel ya hacían un grupo "Anti-Bianca" o algo. Madre mía. ¿Es que nunca iba a tener una vida normal? Aparte de eso, me decidí seriamente a tirar la botella de vozka que Marion me había regalado. Dios... solo de pensarlo me daban retortijones. 

Mi cabeza me dió una estocada al llegar abajo, para mejorar la situación; si se podía. No había mucha gente en la fila para el comedor, pero hacían demasiado ruido. Y eso que ni siquiera me había acercado. Puff...

Quise avanzar para ponerme a la cola, pero unos brazos en la cintura me lo impidieron cuando solo me faltaban metros. Alguien me empujó hasta llegar a los baños masculinos, e introducirme dentro. Me sonaban esos brazos, y de repente caí en quién era la persona que me estaba sujetando.

-Esto se está convirtiendo en una tradición. ¿Qué tal te encuentras, Bianca?

Me giré hacia él, y sonreí por su incapacidad de cumplir lo que habíamos quedado. Me miró seriamente, pero terminó sonriendo también. Menos mal, no parecia estar enfadado por lo que había sucedido ayer. Se acercó a mí, y me dió un tierno beso en los labios, pero yo no le deje separarse. 

-Mejor que ayer. Gracias... por quedarte... conmigo.

Posé las manos detrás de su cuello, mirándole a los ojos, y me mordi el labio. ¿Por qué tenía que ser tan extremadamente guapo? No me extrañaba que a todas las chicas les gustara. Já. Porque era mío. Solo mío. Ni de Bonnie, ni de Eve...

-Tú hubieras hecho lo mismo... Ah, no. Espera. Que yo sé beber.

Le empujé un poco, pero él me atrajó hacia sí. Vale, era un egocéntrico, un chulo, un psicótico-manipulador. Pero le quería. Muchísimo. A él y a esos ojitos miel que sin duda, eran mi perdición desde que había llegado.

-Vale, vale, papá.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora