Capítulo 63. ¿Cómo puedes no darte cuenta?
Seguía besándome mientras me apretaba más contra él, para que pudiera acercarme más a su rostro. Dios, ¿no podía ser así siempre? Realmente me sentía viva a su lado. Era real, todo mi Mundo, aunque patas arriba, era más real de lo que había sido nunca.
Já. Sabía que no le caía bien Axel, me lo había dejado claro antes. Pero ahora... Me encantaba el Carlos celoso. Porque yo lo estaba a todas horas por su culpa. Con Eve, con Stacy, y con todas las chicas que se lo comían con los ojos. Que dejaran de hacerlo, porque Carlos era mío. Completamente, y por mucho que él quisiera aparentar lo contrario.
-Ni en broma vas a ir con él, Bianca.
Y volvió a besarme, fuertemente, y dejándome debajo de él en su cama, con ambos brazos a cada lado de mi cuerpo para no cargarme con su peso. Madre mía, era demasiado posesivo. Y lo adoraba, porque yo era igual. Aunque hubieran pasado solo tres o cuatro días, y uno solo desde que "salíamos", era más que suficiente.
Sonreí, e hice fuerza con mis brazos, para retenerle un segundo. Probablemente me costó más a mí que a él; primero, porque no quería que dejara de besarme; y segundo, porque tenía muchísima más fuerza que yo. Demasiada, quizás.
-Ah. ¿Y tú con Stacy sí?
Alcé una ceja, y él sonrió, volviendo a intentar besarme. Aunque no le dejé, presionando mis manos contra su pecho. El puso sus brazos más cerca de mi cintura, y con uno, me acarició el cuello. Ah, esa era una sensación... Maldito Carlos, me estaba haciendo perder los estribos.
-Pensaba que me habías dado tu aprobación... para que hiciera lo que quisiera con ella.
Aflojé mis brazos, soltando un suspiro; y él acercó su boca a mi cuello, donde antes estaba su mano. Comenzó a dejarme pequeños besos por ahí, y me mordió. Dios, no aguantaba eso. No quería que me dejara marcada como las otras veces, aunque fuera tan... sí, tan excitante. Él en sí ya lo era.
-No... no... no vayas con... con ella al baile, Carlos. No hagas... nada con... con ella, haz... hazlo conmigo.
No podía pensar con claridad. No tenía palabras que decir, o simplemente no podía decirlas. Ni siquiera podía mantener mi respiración normal; sino que esta estaba completamente sofocada. Como si acabara de correr una maratón. Por favor, ¿por qué Carlos provocaba eso en mí?
-¿Segura?
Su mano derecha se deslizó hacia la parte inferior de mi falda. Me besaba. Me besaba el cuello, subiendo y bajando por mis puntos del cuello más sensibles. Y reía. Y yo no podía por más que quedarme estática, como una verdadera tonta. Sin parar de suspirar.
Sus labios alcanzaron mi boca, y le besé fervormente. Esta vez, yo. Madre mía, realmente me estaba volviendo completamente loca... por su culpa. Pero es que era un jodido Adonis. Y yo no tenía la culpa de no resistirme a sus encantos. Aparte de que me hubiera demostrado que en verdad era una persona puleteramente encantadora.
Carlos me miró, sin dejar de besarme, y se alzó su camiseta. Totalmente, dejándome ver su torso desnudo. Como hacía... uno o dos días, ya no me acordaba. Todo iba muy rápido. Pero iba perfecto.
-Segura.
Su mano subió a lo largo de mi pierna, lentamente. Por debajo de la falda. Era la primera vez... que manteníamos ese tipo de contacto. Tan íntimo, tan... especial. Cerré los ojos, y le atrajé con una mano hacia mí, aún más. Volviendo a pegar mi cuerpo al suyo. Pero solo un momento, porque Carlos se detuvó de golpe.
Se separó de mí, y se pusó su camiseta. Luego se levantó y comenzó a andar impaciente por su cuarto. Yo le miraba atónita. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había... separado así de mí?
-No... mira, de verdad. Esto no puede pasar. Desde ayer. Dios, debe ser diferente. Es pronto, hay tiempo. Y debe ser diferente. Antes te dije que no estábamos juntos... y ahora... No, joder. No. Iré con Stacy al baile. Tú irás con Alex, si quieres. Aunque mate a ese idiota esa misma noche. Así es como debe de ser. Por una vez, tengo que hacer las cosas bien. No quiero joderlo todo.
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...