Especial capítulo 100.

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Capítulo 100. Not bad at all.

Tomé un poco de mi desayuno mientras charlaba con sus amigos, esperando a que viniese. Estaba hablando con Sonsoles, y con otros chicos. ¡Mierda! ¿Esa chica tenía que estar siempre en medio? ¡Era insoportable! ¿No sabía despegarse de Carlos o algo? ¡Me daba igual que fuese su mejor amigo! ¡Él era mi novio! Y además habían salido juntos, es que... ¡Joder!

Cerré los ojos, y sentí un alivio al oírlo sentarse a mi lado. Me estaba volviendo paranoica, pero no podía ignorarlo después de lo que había pasado con Kat. No volvería a perdonarle lo mismo, pero confiaba en él. Ahora ya no ocultaba que estábamos juntos, y eso me gustaba. Sin embargo, era en Sonsoles y en las otras en las que no confiaba para nada.

-Solo me he ido un minuto, ¿y ya me echabas de menos? ¿Cómo es eso? ¿Soy aún más irresistible de lo que pienso o es que estas celosa?

Se acercó a mí, y se dirigió durante un instante a mis labios, pero no llegó si quiera a rozarlos antes de que apartase de nuevo. Vale, ¿qué pretendía ahora? Seguía siendo un chulo y un prepotente, por cierto. Y el hecho de que fuese claramente más atractivo que ningún chico que pudiera haber conocido, no le daba derecho a reírse de mí.

-Muy gracioso.

Hice una mueca aburrida, y levantó la ceja. Cogió la manzana de mi desayuno, y le pegó un mordisco. Tal y como había hecho en días anteriores. Eso me molestaba mucho, y lo sabía. En verdad tenía hambre, y él seguía teniendo toda su comida intacta. ¿Por qué no cogía su propia fruta? Intenté arrebatarle su manzana, pero me lo impidió, y empezó a reírse como un verdadero idiota.

-¡Ey! ¡No me robes la comida!

Me apartó la mano, y yo desistí. Genial. Ósea, que me robaba la comida, y luego decía que era yo quién lo había hecho. No era cómo si fuese un tema tan fuerte como para discutir, ¿no?

-Carlos, quiero mi manzana.

La señaló, y dió otro mordisco. Yo suspiré y di golpecitos en la mesa, mirándole.

-Cógela. Nadie te está impidiendo hacerlo. Solo... Tienes que quitármela. De la boca.

Y sonrió levantando una ceja, y mordió otra vez. ¡Oh! Claro, ¡cómo no! El gran Carlos y sus malditas ideas provocativas. Me tenía que haber imaginado esto desde el principio, ya le conocía un poco cómo para haberme esperado lo qué quería que hiciese exactamente.

-Mmm... ¡Qué buena está! Deberías probarla.

Cerré los ojos, y respiré hondo. Vale. Mi maldito novio me estaba pidiendo que le arrebatase la manzana de la boca cómo si fuese una puta loca, y encima intentaba darme envidia. El caso es que no sabía si intentaba que fuese de la manzana o de él.

Se mordió el labio, y yo no pude evitar mirarle mientras lo hacía. ¡Mierda! ¡Era demasiado débil!

-Vamos, solo está a veinte centímetros de ti.

Yo oí sus palabras, pero no llegué a escucharlas; porque estaba ocupada mirando el detenido movimiento de sus labios con cada una de ellas. Ya me había liado, ¡joder!

Se acercó ligeramente a mí nada más ver lo que estaba haciendo, y se mordió otra vez el labio. Como siguiese así iba a empezar a respirar pesadamente dentro de muy poco.

-¿Qué pasa, Bianca? ¿No querías la manzana?

Pero yo ya me había olvidado de ella para entonces, y me había acercado a él para chocar mis labios con los suyos, frenéticamente.

Nuestros besos eran fuertes, duros, con una guerra inmersa en cada uno de ellos. Luchaba por mantenerme cuerda, por saber lo qué estábamos haciendo en cada momento; pero realmente no tenía ni idea, y no me importaba demasiado.

Me levanté de la mesa cogiendo su mano, y le llevé hasta la salida del comedor. Me jodía haber parado el beso, pero tenía una decisión. E iba a hacer lo que fuese para cumplirla, incluso saltarme las clases. Todas las que hiciera falta.

Carlos no dijo nada mientras le arrastraba por las escaleras hasta su cuarto, porque el mío quedaba demasiado arriba. Tiraba de él rápidamente, porque no quería perder más tiempo. Necesitaba volver a besarle.

Atravesamos el pasillo, y al llegar a su habitación, me detuve y le miré. Estaba más segura que nunca de aquello. Y no dejaría que se me escapase la oportunidad otra vez.

Carlos no movía ni un músculo, aunque tampoco parase de sonreír con sorna. Arrugué la frente, y metí la mano en su bolsillo para buscar sus llaves, pero él me puso la mano encima y me la retiró, cogiéndolas él mismo. Se adelantó, y abrió la puerta. Y yo no esperé más, y me lancé otra vez.

-Espera un poco, Bianca.

No le hice caso, y cerré la puerta de su cuarto, dejándonos a los dos solos en su interior. Mi pecho subía y bajaba por la excitación de haberme quedado con él, y poder besarle cuánto quisiese.

Le puse las manos alrededor de su cuello, y le atraje más hacia mí. Puede que él fuese lo único que necesitaba, y también que le quisiese más de lo que yo creía, que ya de por sí era mucho.

-Dios, no sabes cómo me gustas.

Quizás el oír la palabra 'gustar' ya no me entusiasmó mucho. Quizás me había empezado a gustar más la palabra 'querer'. Al menos ahora que ya la había oído de sus labios. Aún así, no paré de besarle.

Lentamente, las camisas fueron cayendo al suelo, arrojadas por lo que pudo ser, al menos por mi parte, una pasión infrenable. De, por mi parte también, una persona que quería a otra. Y luego absolutamente todo fueron besos, caricias, y ese algo que lo cambía todo.

***************

¡Hola a todos! ¿Qué os ha parecido el capi? Por cierto, me han dicho que haga un grupo de whatsapp, ¿que opinais?

Un beso muy fuerte<3

PD: hay una persona que sé que no querrá haber leído el último párrafo, pero que sepa que la quiero igual. ¡Muchas gracias por venir ayer a verme! ¡Y con el pelo liso! Te quiero guapi:3

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