Capítulo 33. Ey, I don´t know why I love you.
Miré hacía el techo. No sabía que contestar. La verdad, todavía no entendía por qué había dejado que Carlos jugara conmigo de esa manera. Había sido estúpida, y en el fondo lo sabía.
-Si te soy sincera, yo tampoco. Pero... es que no sé lo que me pasa con él... Solo... no sé cómo expresarlo, es extraño. Simplemente... da igual.
Él me abrazó más fuerte, casi haciéndome daño en las costillas. Pero me sentía bien así. Supongo que era como una sensación de protección. Era cómodo, era... reconfortante. Seguía allí, conmigo, sin importarle cómo le hubiera tratado antes, en el comedor. Era un cielo.
-Tranquila... shh. Ey, no pasa nada. Carlos... es especial. Y hace daño, porque sí. No dejes que te lo haga a tí. Tienes que ser fuerte, Bianca.
En tan solo dos días, podía afirmar que era una persona a la que merecía la pena conocer. Porque tenía una personalidad... realmente envidiable. No sabía exactamente por qué conocía tan bien a Carlos... aunque llevara ya tiempo en el internado, eso no explicaba cómo hablaba de él. Como si hubieran estado juntos, mucho tiempo.
-¿Conoces de hace mucho a Carlos?
Vale. Oh. Plantee mal la pregunta, pero él pareció entenderme. Abrió la boca para responder, pero sonrió primero, y se separó un tanto de mí.
-Demasiado. Llevamos mucho tiempo aquí. Fue mi compañero de cuarto tres años seguidos. Nos caíamos bien, o eso creo. Simplemente, nos distanciamos porque su forma de utilizar a las personas me parecía ridícula e incromprensible. Era imperdonable que se comportara así con sus amigos... así que me alejé de él... Porque no quería que terminara sucediendo lo mismo conmigo.
¿Qué? ¿Fueron amigos? ¿Utilizaba también a los chicos? Entonces eso lo explicaba todo. Y entendí a Daniel por separarse de él. Lo bueno es que Daniel se distanció a tiempo, antes de que le hiciera daño. Antes de que le utilizara, como hizo conmigo.
Sentía muchísimas ganas de seguir hablando con él, de conocerle mejor. Era perfecto. Él si que era perfecto. Y me alegraba de que se llevara mal con Carlos. Me alegre de que me entendiera. Me acerqué lentamente a él, y le dí un beso en la mejilla.
-Bianca...
Pareció cómo si despertara de un sueño, lo que hizo que me ruborizase. Daniel me miraba con expresión seria, indescifrable. ¿Qué pasaba? ¿Me quería decir algo?
-¿Qué?
Yo sonreía. Simplemente, no podía dejar de hacerlo. Estaba maravillada de tenerle frente a mí, de poderle abrazar. De que fuera mi amigo. De que me hubiera perdonado.
-No vuelvas a hacer eso.
Sus ojos expresaban temor, aunque también expectación. Me pregunté el por qué me decía aquello. ¿A qué se refería? Estaba temblando. ¿Había hecho algo mal? Se había distanciado aún más de mí. ¿Qué estaba pasando?
-No vuelvas... a darme un beso... Porque... porque... porque...
Cuando me quise dar cuenta, vi cómo se acercaba a mí. Me separé lentamente, intimidada, pero terminé cediendo. Sus labios se acercaron a mi rostro, lentamente. Entoncés, me besó.
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Solo un paso.
Roman d'amour¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...