Capítulo 76. We aren't caught up in your love affaire.
Salí del comedor aprisa, para dirigirme a mi cuarto. Vale, quizás pareciera una arrastrada, pero es que... joder, era Carlos. Me controlaba como quería. Hacia conmigo lo que le daba la gana. Pero no podía evitar quererle... por todo lo que al fin y al cabo, había hecho por mí. Además, merecía que hablasemos. Le debía una explicación, por simplemente haber aceptado a Axel... sin nisiquiera mencionárselo primero.
Subi las escaleras, medio corriendo. Quería verle ya. Quería... tener la oportunidad de que me perdonara... de que me abrazara, y sobre todo, que me besara. Sí, de una maldita vez. Porque estaba enamorada de él. Y no importaba cuantas veces se enfadase conmigo, que yo siempre intentaría solucionarlo. No quería perderle... no podía perderle.
Abrí la puerta con llave, y la cerré en un portazo tras de mí. Luego me miré al espejo, aunque era inútil, ya me había visto. Y no puedo negar que cuando me vi yo... Dios, me asusté bastante. Tenía la mitad d la cara manchada de rímel negro, que se había corrido. Porque aún me duraría de ayer, ya hoy no me lo había echado. Pero mierda, era un desastre. Me limpié furiosamente con las mangas del polo del uniforme, importándome muy poco destrozare la ropa. Me peiné el pelo rápidamente, haciéndome un moño francés alto, aunque con unos mechones un tanto desenfadados cayendo por mi espalda, por la prisa.
Me senté en la cama, y empecé a dar pataditas en el suelo. Carlos ejercía un efecto inmenso en mí. Hacía que me olvidase de todo lo que me rodeaba... que solo me importase él... nosotros. Por eso mismo no podía permitirme dejarle escapar. Por eso mismo había tomado la decisión equivocada de decirle que si a Axel, para demostrarle a Carlos... para demostrarme a mí misma que todo esto era real.
Alguien empezó a llamar a la puerta, y, después de mirarme otra vez en el espejo, fui a abrir. Y simplemente, allí estaba. Parado, y mirándome con los ojos penetrantes. Apoyado en la pared con una mano encima de su cabeza, en gesto algo cansado. Me atreví a cogerle del brazo, y a empujarle conmigo dentro. Cerré la puerta, y él se quedó de pie, mirándome.
-Solo quiero saber una cosa, porque te juro que por mucho que lo intento no consigo entendrrlo ¿Por qué lo hiciste, Bianca? ¿Por qué no pudiste simplemente mantener nuestro trato?
Me negué a soltar una sola lágrima más, aunque pasé las manos por mi cara inconscientemente. Tenía toda la razón, fui yo quién se lo propuso. Y él, hasta donde yo sabía, lo había ido cumpliendo.
-Yo... Yo.
Llegó a mi lado, y me sujetó la cara con ambas manos, serio. Con violencia. Con más de la que nunca lo había hecho, aunque sin llegar a hacerme daño. Se acercó a mi cuello, y dejó un beso ahí, de manera brutal. Luego subió hasta mi barbilla, y me susurró cerca de los labios.
-Tú nada. Solo quiero recordarte lo de antes. Ya me dirás quién te parece mejor de los dos. Aunque yo sé cuál es la maldita respuesta.
Eso era una soberana memez. Quién habría dicho que Axel era mejor que él. Cómo no lo iba a saber. Dios, no. En un intento desesperado, acerqué más mis labios a los suyos. Y él me beso. Y madre mía, no cualquier clase de beso. Uno que hizo que me temblaran hasta las puntas de los dedos de los pies. ¿Pero... Cómo podía contrariarse de esa forma? ¿Cómo era capaz de enfadarse conmigo, y después besarme... Así? Mierda, Carlos.
Se colocó entre mis piernas, y bajó a darme otro beso por el cuello. Aprovechó para poner las manos en mi cintura, y levantarme para quedar a su altura. Yo le rodeé su cadera con mis piernas, y él aprovechó para mirarme directamente a los ojos.
-Dilo. ¡Maldita sea!
Me dejó un instante en el suelo, y pegó un puñetazo a laared, a mi lado. Y juraría que esa zona se hundió unos centímetros, aunque también que su mano había empezado a sangrar de manera incontrolada. Se la limpió contra el uniforme, y murmuró algo que no llegué a entender. Pero, ¿que quería que dijese?
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...