Capítulo 99. My heart will go on.
-¿Y entonces? ¿Lo has perdonado?
No tardé mucho en contestar a esa pregunta, aunque ya le hubiese contestado como tres veces, contándole toda la historia. Quizás era difícil de comprender, y había que tener paciencia; aunque para mí era lo más sencillo del Mundo.
-Sí. Te he dicho ya que me dijo que me quería. No puedo ignorar eso.
Marion se acomodó en mi cama, y me pegó unos toquecitos en la espalda. Respiré hondo, y me tumbé a su lado, mirando al techo del cuarto; y sonriendo. Por alguna extraña razón seguía sin poder parar de sonreír, aunque hubiese pasado una noche entera.
-No se lo merece para nada. Y supongo que esto es tirar mi plan venganza a la mierda, pero me alegro mucho por tí. De todas formas, avísale de que como te vuelva a hacer daño, le parto sus tan queridas partes masculinas.
Reí por su ocurrencia. Marion era una verdadera buena amiga, y me lo había estado demostrando en todo este tiempo. Realmente confiaba en ella, y ella parecía hacer lo mismo conmigo; y era por eso por lo que le contaba lo de Carlos. Ella me había apoyado desde un principio, tanto como para que siguiese con él, como para que lo dejase. Y 'respetaba' que lo hubiese perdonado.
-Marion, eres de lo que no hay.
Negué con la cabeza, y ella me abrazó. Era una sensación increíble en tener a alguien así a mi lado.
A mi mente volvieron imágenes de Carlos y mías, del día anterior. Yo y él, en el jardín. Yo y él besándonos. Yo y él, diciéndonos lo que sentíamos. Era completamente cursi, pero había sido muy especial para mí.
-Lo sé, cariño. Lo sé. Oye, ¿y entonces no te gusta Axel?
¿QUÉ? ¿Tan rápido habíamos cambiado de tema? ¿Y por qué eso ahora? ¿Qué tenía que ver Axel en esa conversación? Él solo era... Vale, no lo sabía ni yo. Pero desde que había hablado con Carlos, había dejado de tener, si era que alguna vez los tuve, intereses amorosos en él.
-Mmmm... No... ¿No me gusta? ¿Por qué lo preguntas?
No tardé dos segundos en contestar, la verdad. Estaba todo demasiado claro como para empezar a dudar ahora. La conversación seguía sin tener hilo, sin embargo.
-Ejem... Axel es muy guapo, Bianca. Y si a ti ya no te interesa... A lo mejor...
¿Qué qué? ¿Guapo? ¿Si ya no me interesa? ¿A lo mejor qué? No quería hacerme ideas equivocadas, pero temía que Marion me fuese a decir lo que pensaba.
-Bianca, que a lo mejor... Yo y él tenemos alguna oportunidad o algo. La verdad es que ya me he cansado del amigo de tu novio.
Me quedé clavada en la cama con sus palabras, para a continuación, levantarme como si de un resorte se tratase. Dios, esta chica era... Definitivamente liberal, aunque fuese mi mejor amiga. Todo había que decirlo.
-S... Sí. Tú inténtalo. No tiene pareja para ir a lo del viernes. Iba a ir conmigo, pero tampoco creo que quiera hablarme ahora. Me he portado como una puta con él... Con todo el Mundo.
Hasta yo me sorprendí de que pudiese decir todo eso sin ningún pudor, aún sabiendo que todavía tenía que pedirle perdón a Axel. Por todo, por haberle tratado de esa manera tan horrible, y haberle dejado tirado ayer, cuando estaba sangrando, y probablemente herido. Carlos se había pasado mucho entonces, y yo sin embargo había decidido perdonarle. Y que tuviese motivos no significaba que no debiese una disculpa... Que realmente no merecía nada, incluso que me volviera a dirigir la palabra.
-Te va a perdonar.
La fuerza y la sonrisa que me dedicó Marion me dio fuerzas de alguna forma. Siempre intentaba animarme, pero esta vez no tenía perdón de Dios. Casi era peor lo que había hecho yo, que lo que había hecho Carlos. Porque ya era la segunda vez.
Me levanté, y me puse el uniforme para ir a clase. Marion hizo lo mismo, porque se nos hacía un poco tarde si permanecíamos más tiempo tumbadas. Teníamos que "desayunar" todavía, y aunque no íbamos tan pilladas como otros días, tampoco es que fuéramos sobradas de tiempo.
Me miré al espejo mientras Marion se hacia una coleta. Parecía mentira que ella siempre fuese tan perfecta a todos los sitios, y yo pareciera un zombie que se acababa de levantar. Estaba muy pálida, y tenía ojeras, aparte del pelo desordenado sin recoger.
Miré a Marion con ojos de cachorrito, y ella se acercó a mí nada más terminó de arreglarse. Y en un tiempo récord, por cierto.
-¿Quieres un moño?
Siempre sabía lo que necesitaba, aunque no por eso me dejaba de sorprender. Me senté en la silla mientras ella trabajaba con mi pelo, hasta un intento de hacerlo parecer un moño. La verdad es que era una peluquera maravillosa. Cuando terminó, me aplicó su máscara de ojos, y me dio otra vez una palmada en la espalda.
-Vamos a llegar tarde por tu culpa. ¡Venga! ¡Estas preciosa!
No sabía por qué quería estar preciosa, aunque desde luego no quería parecer una muerta como antes. Tampoco era necesario que me hubiese maquillado, pero de perdidos al río. Me sentía cada vez mejor.
Salimos por la puerta, y bajamos casi corriendo hasta la primera planta, yo tropezando unas cuantas veces por la rapidez. Seguía sin estar acostumbrada a correr demasiado. Las escaleras ya eran bastante peligrosas de por si.
La cola de comedor llegaba hasta el primer escalón de la primera planta, bastante más lleno que otras veces. ¿Era hora punta o algo? Marion carraspeó, y me giré para verla.
-Bianca, cariño. Te dejo en buenas manos, ¿sí? Pero solo un segundo, ¿vale? Que me voy a hablar con... alguien, ¡adios!
Y salió corriendo, lo que no tenía ningún sentido. ¿En buenas manos? ¡Qué narices! ¡Me había dejado sola! ¡Eso sí que era una buena amiga! ¡Claro que sí! No había tardado ni dos minutos en abandonarme en la fila.
Seguí caminando, según avanzaba la cola, para entrar cuánto antes. Realmente tenía más hambre de la que creía. Tenía muchas ganas de comer algo, lo que fuese. Mis tripas iban a rugir muy pronto, apenas había comido en muchos días; y una parte de mí estaba harta de eso.
-Hola.
Una respiración sobre mi cuello, hizo que mi cuerpo diese un brinco para atrás, hasta casi caerme. Me giré hacia él, y levanté una ceja, como no dándole importancia. Era patético que intentase simular eso cuando había estado a punto de tropezarme, y lo sabía, pero eso no me impedía seguir haciéndolo.
-Ey.
Y me volví a girar hacia delante, haciéndome la interesante. No iba a funcionar, pero lo intentaba. Se puso a mi lado, y me obligó a que le mirase.
-No te veo muy contenta. ¿Qué pasa? ¿Hoy no has soñado conmigo?
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Espero que os guste
Un beso!
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...