Capítulo 61. You´re gonna hear me roar.
Se separó de mí lentamente. Pero para entonces, Eve ya se había alejado de nosotros. Tanto, que ni siquiera era capaz de verla. Pero no me importaba en absoluto... Lo que acababa de pasar me había dejado totalmente paralizada.
-Lo siento, yo... no debería haber hecho eso, no despues de lo que hablamos.
Intenté abrazarle, pero él me detuvo. No, no me molestaba nada que lo hiciera. Y no había nada que perdonar, porque yo quería que así fuera. Que me besara, que me abrazara, y que me protegiera. Que estuvieramos juntos.
-Puedes besarme siempre que quieras, Carlos.
Él me sonrió, y me cogió del brazo, apartándome completamente de el rincón donde estabamos, y arrastrándome con él. Hacía tan poco tiempo que había hecho casi lo mismo... Unos temblores recorrieron mi cuerpo.
Empezamos a caminar hacia la escaleras, pero se detuvó en seco. Me miró, y sonrió. Yo no pude evitar sonreir también, auqnue no entendiera muy bien la situación.
-¿A dónde vamos?
Siguió caminando adelante, y yo le seguí. Pero necesitaba una respuesta, aunque no me importara demasiado el sitio; sino el hecho de que me llevara con él. Simplemente eso. Después de lo que habíamos hablado, ya era mucho.
Era extraño. Hacia tan solo dos horas que me había dicho que ya no "estábamos juntos". Al menos de cara a la gente. Pero su actitud antes había demostrado lo contrario. Y no me molestaba, lo contrario. Esperaba que siguiera siendo así... para mucho tiempo.
-Yo he visto tu cuarto, pero tú no has visto el mío. Creo que es lo justo.
No pude evitar soltar una pequeña risa ante su ocurrencia. ¿Me llevaba a su cuarto? Dios, Carlos era jodidamente imprevisible. Y eso me encantaba, porque era capaz de sorprenderme cuando menos me lo esperaba.
Me sonrojé al pensar en qué pasaría en su cuarto. Tonterías, solo quería enseñarmelo. Que yo viera un cuarto igual que el mío, pero con sus cosas. ¿Qué tendría allí guardado? Madre mía, me comía la curiosidad.
-Lo es.
Subimos hasta la primera planta, pero no más. Al contrario, giró a la derecha; y caminó hasta el final del pasillo. Parecía más largo que el de mi planta. Debía ser porque había más chicos que chicas, aunque no entendía muy bien la razón. Daba igual.
Le acompañe, hasta que me retuvo un segundo por el brazo, mirandome seriamente a los ojos. Yo dude un segundo que no se hubiera arrepentido; pero para mi sorpresa, sacó las llaves de su bolsillo, y abrió la puerta deprisa, empujándome con él.
-No quería que nos viesen. En serio, aunque creo que nos han visto ya. Bah, no importa.
Me abrazó, y fue el primero en besarme. Y yo no podía simplemente parar de sonreir como una tonta. Quería eso, cada día de mi vida. Que me besara frenéticamente, atrapolledamente y de manera tan... perfecta.
¿Le odiaba? Por supuesto que no. Estaba enamorada de él, con mayúsculas. Y él lo sabía, así que ya no podía evitar que lo pensase. Dios. Quería que ese momento durara para siempre. Él, abrazándome, y besándome compulsivamente. Yo, correspondiendolo. Nosotros, juntos. Porque era la jodida mejor parte de mi vida.
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...