Capítulo 101.

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Antes de nada, quisiera decir que ESTE VA A SER EL ÚLTIMO CAPÍTULO QUE ESCRIBA SIN HABER POR LO MENOS 7 COMENTARIOS DE GENTE DIFERENTE, y 20 votos. Estoy cansada de ver que unas 100-200-300 personas leen cada capítulo, y solo 2 o tres chicas escriben, que son siempre las mismas, y son encantadoras. Sin embargo, realmente de los votos no tengo quejas...

No cuesta dinero comentar, ¿eh? Aún así, solo pido siete, y no digo que no vaya a subir más capítulos si no, pero tardaré 2 o tres semanas en escribirlos. Recordad que si no votais y comentais, me haceis sentir como si mi novela no fuera buena, y por tanto, no querer continuarla.

Un beso, y disculparme. Aquí abajo os dejo el capítulo.


Capítulo 101. Shut me down.

Abrí los ojos, y volví a cerrarlos. No me podía creer que por fin hubiese dado el paso, y lo hubiera hecho. Y no me arrepentía para nada, aunque en un principio hubiese sido difícil, y algo molesto.

Miré a Carlos, que descansaba con la cabeza apoyada en sus brazos, a mi lado en su cama. Él había preferido no taparse, pero a mí aún me daba algo de vergüenza. Qué irónico después de lo que había pasado, ¿no? De todas maneras, no me importaba verle así en absoluto, porque Carlos era perfecto en todo su esplendor.

Extendió una mano, y me acarició la tripa por encima de la sábana. Luego me sonrió y se acercó para darme un ligero beso en los labios. Yo suspiré, y sonreí también, cómplice.

-¿Estás bien?

Seguía respirando pesadamente, pero por cosas diferentes a todas las veces anteriores. Lo que acababa de pasar había sido... ¿maravilloso? No creía que hubiese palabras para definirlo. ¿Y encima me preguntaba que si estaba bien? ¡Por supuesto! ¡Había sido increíble!

-Ha sido fantástico.

Esta vez, no había habido ningún pero que nos detuviese. Y había sido muchísimo más perfecto de lo que podría haber sido si lo hubiésemos planeado. Nunca me había esperado hacer una locura semejante, pero había valido la pena. Con Carlos, esta primera vez había sido alucinante. Había tenido muchísima paciencia al principio, pero se lo agradecía de verdad. Estaba preparada, pero eso no quitaba que fuese principiante.

-La fantástica eres tú. Guau, ¡ha estado genial!

Él, la situación... el Mundo parecía ser perfecto ahora mismo, al menos todo aquello que me rodeaba. Era una sensación totalmente acogedora.

No pude evitar sonrojarme cuando sus manos intentaron levantar la sábana por la que estaba cubierta, mi único refugio. Así que opuse resistencia.

-No te tapes. No quiero hacer como si no te tuviese desnuda en mi cama. Tienes un cuerpo de mil demonios, aunque creo que ya te lo he dicho antes.

No pude evitar sonreír ante su elogío, y sus manos aprovecharon ese momento de conjetura para arrebatarme la sábana y dejarme... bueno... tal y como Dios me trajó al Mundo, al menos de cintura para arriba. Los colores se me subieron a niveles insospechados cuando observé su mirada sobre mi cuerpo, subiendo desde mis piernas, expectante. Yo me giré rápidamente ante su reacción, evitando que pudiese ver lo evidente. Estaba haciendo eso en contra de mi voluntad.

-¡Qué te jodan, Carlos!

Intenté taparme con la sábana, pero simplemente no me lo permitió, poniendo su mano sobre ella y dejándola reposar ahí.

-Estás buenísima, pero eso solo es la guinda del pastel.

Y se quedó tan tranquilo diciendo eso, lo que me desesperó aún más. No tenía ningún derecho a verme así, cuando yo no quería que lo hiciese. Ni siquiera el día anterior le había dejado hacerlo.

-¿Puedes dejar que me tape? Por favor, es realmente incómodo.

Quitó su mano de mi sábana, sonriendo, y yo me enrollé en ella cual saco de dormir. No iba a permitir que viese absolutamente nada. Me giré de nuevo, y me levanté de la cama, mirando a mi alrededor para buscar la ropa que me puse el anterior día, e intentando ignorar a Carlos.

-Ey, Bianca. Ven aquí, venga.

Cogí la camiseta y me la puse por encima de la sábana, no haciéndole ni puto caso. El muy subnormal no se lo merecía. Cogí el pantalon, y la ropa interior que estaban en el suelo.

-El baño está en la puerta de atrás.

¿Esa puerta? ¿La qué creía que no daba a ninguna parte? ¡Mierda, claro! ¿Qué narices iba a ser si no? ¿Una cocina? Arrugué en entrecejo entre mis pensamientos, y salí literalmente corriendo a encerrarme en el baño. Un baño, que no hace falta decir, que era más grande de lo general; con una bañera de dimensiones descomunales en su interior. Una parte de mí ya lo esperaba, creo; por lo que no me asombré. O a lo mejor estaba demasiado abrumada, quién sabe.

Tiré la sábana al suelo, y me vestí rápidamente con lo que tenía conmigo. Tardé apenas unos segundos, luego me miré en el pequeño espejo del baño, y salí por la puerta.

-¿Te has dado cuenta del detallito? Yo todavía no lo he usado, pero si quieres podemos estrenarlo juntos. Cortesía de mi tío.

Era todo lo que quisiese que fuera; un psicópata manipulador, psicótico, descarado, egocéntrico,... Pero la pura verdad era que tenía su punto. ¿A quién coño le regalaban una bañera de esa proporción, en un puto internado?

-En tus sueños.

Y al oír eso, se levantó y me abrazó por detrás, sin molestarse en vestirse primero. Luego apartó un mechón de mi cabeza, y acercó sus labios al punto débil de mi cuello. No pude evitar cerrar los ojos al sentir su contacto.

-Sí, en los mejores.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora