Capítulo 27.

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Capítulo 27. ¿Quién eres?

Eve miraba a Carlos con gesto indescifrable. Definitvamente, no. Esa no era la chica con la que había hablado el día anterior, e incluso hoy por la mañana.

-¿De verdad, Carlos? ¿Ella antes que yo? ¿Quién te crees que eres para hacerme esto, a mí? Te he entendido con muchas, pero Dios, ¿tú la has visto?

¿Qué? La tensión volvió a mi rostro. No sabía por qué decía eso, ni siquiera si me lo tenía que tomar como un insulto. No era la misma. Toda la gente que había conocido parecía haber cambiado; el director, Carlos, Eve... ¿Qué era lo que estaba sucediendo?

Carlos me agarró de la cintura, y me zarandeo a los lados, suavemente. Luego me abrazó por debajo del pecho, y apoyo su cabeza en mi hombro nuevamente. No le dije nada, ni intenté apartarme. El comportamiento de Eve me había dejado tan petrificada que no fui capaz de moverme.

-Oh, Eve, no seas infantil. No estamos juntos. Solo... nos lo pasamos bien. ¿Tienes algún problema?

Ah, ya. Eso si que me lo esperaba. Completamente. Tenía plena consciencia de que solo era una más para Carlos, aunque hubiera preferido que no lo hubiera dicho de esa manera, que pareció que había escupido las palabras. ¡Era una estúpida! ¡Era una estúpida por pensar que significaba algo más que eso! ¡Algo más que una mera diversión!

-¿Pues como has bajado el listón de tus juguetes, no?

Ahora la miré. Sí, si me estaba insultando. Era una ofensa personal. No me importaba lo que había dicho Carlos, ese tema lo trataria en mi mente más tarde.  Solo me centré en las palabras que había oido de la boca de la que quizás hubiera sido la única amiga que creía tener en el internado. No, no pensaba dejar que me insultase de esa manera. Me puse justo enfrente de ella, separandome despacio de Carlos.

-Eve. No sé qué coño te pasa, pero no tienes que pagarlo conmigo, ¿vale? ¿Cómo puedes llegar a ser tan falsa? ¡Me mentiste, joder! ¡Y lo más estúpido fue que te creí!

Carlos me miraba sin decir palabra. Se había cruzado de brazos, ignorando por completo a Eve. Por el contrario, ella me miraba con gesto exasperado. Me arrepentía de haberla conocido, haberla creído, y haberme dejado insultar por sus putas manías. Estaba muy cabreada con todos, por jugar conmigo.

-Iros a la mierda.

Eve comenzo a andar, tras mirarme con cara de asco. Yo me quede en el sitio, y apenas pude sostener la comida cuando la cogi de la mesa. Carlos me cogio del brazo, y me llevo a un rincón para comer, de manera violenta. Tampoco quería estar con él en esos momentos, pero mi cuerpo no me dejaba negarme y soltarme de él. ¿Qué estaba pasando conmigo? Mi cuerpo reaccionaba... de manera diferente a mis impulsos mentales. Atendía... a otro tipo de impulsos.

Se sentó a mi lado, y me rozo el cuello con los dedos, apartándome el pelo. No sabía por qué actuaba de esta manera, si no era nada para él. Había ´delicadeza en sus movimientos, y no sabía que significaba eso.

-Eve no te conviene.

Le mire a los ojos. Realmente, nunca me había fijado en que eran tan bonitos. Me quede petrificada mirándole, pero él pareció darse cuenta, y se rió, lo que me dio tiempo para saber lo que estaba haciendo, y apartar la mirada de su rostro.

-¿Y quién me conviene entoncés? ¿Tú?

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora