Capítulo 58.

3.5K 50 0
                                        

Capítulo 58. I don't care, I love it.

¿En qué habíamos quedado al final? ¿ Estábamos saliendo? No, eso no era así. Había aceptado tener una relación abierta con él. Solo "amigos" con beneficios. Pero con un problema, como me había dicho antes, nosotros nunca fuimos amigos. De hecho, antes de que salieramos no sabía lo qué eramos. ¿De verdad le había odiado? Sí, y mucho. Porque al principio me había hecho creer que era una persona totalmente diferente a cómo era en realidad. Sólo había llevado una máscara.

Dios, seguíamos besándonos. Y besaba tan bien que juraría que deseaba quedarme así para siempre. Como él había dicho, quería ser suya. Y iba a conseguir que él fuera mío, me costase lo que me costase. Porque le quería para mí, de eso ya no tenía ninguna duda. Haría lo que fuese necesario para que entendiera que debíamos estar juntos.

-Me parece que me perdere Física.

Sonrió, y me atrajó más hacia él. Cierto, me la perdería, porque no me importaba en absoluto la materia. Me importaba más él. Carlos me acarició la espalda nuevamente, y comenzó a darme pequeños besos en el cuello. Oh, no. Ese siempre había sido mi punto débil.

-Yo me quedaré con mi profesora de Anatomía avanzada. Las matemáticas no son tan divertidas.

Empece a reir descontroladamente. Por las cosquillas que me hacía al besarme en el cuello, y por la ocurrencia que había tenido. Oh. Era jodidamente guapo, e imposible que fuera él. Que hubiera conseguido al chico más cínico, más descarado, y probablemente más perfecto del internado.

-¿Sabes que a mi compañera de mesa le gustas?

Él me pellizco con una mano por debajo de la falda, de manera suave. Yo sonreí y solte un pequeño gemido, nunca había dejado a nadie hacerme eso, pero él era ya una excepción. Podía tocarme donde quisiera, que yo no me quejaría. Era totalmente estimulante estar en esa postura con él. Yo sentada en la mesa, y Carlos entre mis piernas.

-Bueno, está claro que le gusto. Soy... irresistible. Pero hay algo que no sabes, y es que ni siquiera la he visto. Estaba muy ocupado... mirando otras cosas.

Dios, era un chulo. Le di un golpe en el hombro, pero luego me acerqué lentamente a él, con cara interrogatoria, separando sus labios de mi cuello. Él suspiró, y me miró a los ojos. Oh, que ojos. Adoraba ese color miel que tenían.

-Ah, ¿sí? ¿Qué cosas?

Puse cara de enfado, y él volvió sonreir. Con esa sonrisa suya que deslumbraría a cualquier chica. Con la que sería capaz de desarmar a quién quisiera. ¿Haría lo mismo con todas? No, no quería pensar en eso. Solo me haría daño. Y de momento, no me había dado ninguna pista que me llevara a desconfiar de él.

-Una chica... bueno, ya sabes. Una chica preciosa, un tanto insegura, pero totalmente excitante. Una buena profesora de anatomía.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora