Capítulo 87. Are you gonna stay the night?
Parpadeé un par de veces, y, sin pensarlo siquiera, mis piernas empezaron a moverse con gran rapidez. Hacia las escaleras. No podía creer lo que había oído... ¿Carlos había dicho eso en serio?
Las lágrimas empezaron a derramarse, y me daba igual que estuviese llamando la atención al correr. Rompí en llanto, pero es que no podía evitarlo. Simplemente quería escapar de allí. No volverle a mirar a la cara. Estaba siendo débil, pero muchas personas lo hubiesen sido en esa situación. Deseaba huir.
Tropecé dos o tres veces en las escaleras, pero no me importó. Me levanté y seguí en dirección a mi cuarto. Ojalá no estuviera Marion, ni nadie. Ojalá pudiera llorar a gusto. Ojalá pudiera coger mis cosas e irme.
Abrí la puerta, y la cerré de un golpe. Me tiré en la cama en cuanto comprobé que estaba sola. Di golpes a la almohada, pero seguí llorando. Como una verdadera estúpida. Pero siempre había actuado así.
¿Cómo me llegué a creer que Carlos me hubiese elegido a mí? ¿Siendo tan... Él? ¿Cómo iba a estar un chico tan guapo con una chica como yo? ¡Había sido subnormal por creérmelo!
Ahogué mis gritos con la almohada, y seguí dando patadas a la cama, como pude. No sabía que era lo que pretendía, pero necesitaba descargarme. No. Lo que necesitaba era morirme.
¿Por qué no llamaba a mis padres y les pedía que me sacaran del internado? ¿De una jodida vez? Seguramente pensarían que era una fracasada, pero terminarían accediendo. Y volvería, con toda la gente a la que de verdad importaba. Y no con Carlos, al que le importaba una puta mierda. Le había creído, ¡joder! En ningún momento había pensado que fuera mentira. Y ahora... Acababa de reconocer que había estado acostándose con alguien. ¡Yo me quería acostar con él hace minutos! ¡Él no quería hacerlo conmigo! Solo quería llorar hasta desgarrarme.
Unos golpes en la puerta me hicieron girar la cabeza, y parar repentinamente de llorar. Unos golpes duros, secos, e insistentes.
-Bianca, abre.
Reconocí la voz. Seguí llorando, y pasé completamente de él. No. No iba a dejar que me hiciera más daño. Que me mintiese otra vez. No le iba a dar la oportunidad de explicarse, porque me negaba a caer otra vez como una ingenua.
-¡Abre!
Me tapé los oídos con la almohada, pero no pude evitar seguir oyéndolo. Hablaba demasiado alto, y a cada grito, solo tenía más, y más ganas de llorar. Me había tenido, y no había hecho más que usarme.
-Joder, Bianca. ¡Abre la puta puerta!
Me encerré más en la cama, intentado no hacerle caso. Pero era en vano. Una parte de mí si quería verle, pero para darle una bofetada. La otra parte prefería directamente suicidarse para no tener que oírle.
Otra vez, como muchas, ganó el instinto. Y mis piernas hicieron que me levantase, y caminase hacía la puerta, tiritando. Sin importarme qué aspecto tenía, o si no podía parar de llorar. Abrí la puerta.
-¿Qué?
Hablé para la nada, aunque él estuviese delante de mí. Me negaba a mirarle a la cara, eso solo me haría verme más débil... Aún. Porque mis ojos se negaban a hacerme ver fuerte. Parecía idiota.
-Bianca... No llores más. Para un segundo... ¿Qué parte has escuchado de la conversación? Puedo explicártelo todo.
Me agarró la cara, y me empujó hacia el cuarto. Simplemente, me había quedado estática. Y seguía sin mirarle. Pero empecé a recuperarme en cuanto sentí la cama de Marion a mis espaldas. Sentí que paraba de llorar de repente.
Lo que me había dicho, ¡como podía ser tan descarado! ¡Se había acostado con otra! ¡No había forma de que no fuese lo que yo creía! ¡No podía mentirme más!
-Carlos, ¡te has tirado a una jodida chica! ¿Tú crees que eso puedes explicarlo? Pues venga, ¡explícamelo!
Estaba desesperándome. Había pasado de cero a cien en un minuto. Y comencé a mirarle a los ojos. Pero no sentí ni mucho menos lo que me esperaba ni mucho menos como me habría sentido anteriormente. Desprecio. Engaño. Asco, pero a mí misma. Por haber querido hacerlo con él, cuando me estaba engañando. Y se estaba riendo de mí. Porque lo había hecho.
-A ver... Primero solo fue el lunes, y no llegamos a hacerlo realmente, y fue cuando te bebiste media botella de vodka. Habíamos quedado en eso, cuando hablamos. Y no... No fue importante. Lo prometo.
¿QUÉ? ¿Encima tenía yo la culpa? Supongo que sabía que era verdad, pero hacia tiempo que ya había dejado de llorar, y no pensaba en volver a hacerlo. No se merecía ni eso. Era un ser despreciable. Cogí fuerzas, y le di un tortazo en la cara. Llevaba queriendo hacerlo un buen rato.
-¡Vete!
Intentó besarme, pero yo lo esquivé. Lo volvió a intentar, pero le empujé con todas mis fuerzas para apartarle de mí. Y trató de volver a abrazarme, insistente, pero pasé de él. Solo quería que se fuera de una puta vez. Ya habíamos hablado todo lo que teníamos que hablar.
-¡Ni lo intentes! ¡Fuera!
Dado por vencido, bajó los hombros, y metió las manos en los bolsillos. Caminó hacia la puerta, sin parar de mirarme, y se fue. Y una parte de mí, se resintió, contradictoriamente. La parte de mí que creía que se arrastraría un poco más. ¿Pero por qué iba a hacerlo? Solo me había estado utilizando. Jugando a tenerme, y el muy maldito lo había conseguido.
Me limpié la cara con las sábanas, y solo entonces, me miré al espejo. Despeinada, con las mejillas hinchadas, y con la respiración entrecortada. Me importaba una mierda.
***************
No me queráis matar, ¿si? ¡Matad a Carlos! ¡Por favor!
Bueno, este es un especial que he hecho en mis horas de descanso-porque-no-puedo-más-y-llevo-cuatrocientas-horas-estudiando. Sé que gustar mucho no va a gustar, pero la historia va a dar un giro a partir de ahora.
¿Qué pasará ahora? ¿Será verdad que Carlos se ha rendido tan fácilmente?
Gracias por leer<3
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Solo un paso.
Roman d'amour¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...