Capítulo 14. Punto, y coma.
Entramos por la puerta, cuando Eve se detuvo un momento. Se preocupaba demasiado. Me había ido dando cuenta en el trayecto desde el jardín hasta allí.
-Bianca, debo decirte algo... Carlos, y yo... Bueno, ya sabes... que te lo digo como experiencia... como tu amiga, no me malinterpretes.
¿Ella y Carlos? ¿Eve? Oh, quería matarle. ¿Quién se atrevía a hacerle daño a aquella chica tan sumamente bonita y simpática? Carlos, cómo no. Me daba asco por llegar a ser así con ella. Pero es que aún no me lo podía creer. Es que... simplemente no concordaba. Había algo en todo eso que no encajaba ni lo más mínimo.
-¿Tú y el?
Eve tenía una faceta bastante triste... como de añoranza. No se lo iba a permitir. No le iba a dejar que se saliera de rositas después de joder a Eve. ¿Pero por qué a ella? Joder, era una persona demasiado buena... no podía ser real.
-Sí... Bueno... Fue hace un año, al principio del curso pasado. Yo era nueva, y él... fue muy simpático conmigo, ¿sabes? En todos y cada uno de los momentos que estabamos juntos, me hacía sentir... supongo que la palabra es única. Da igual, el caso es que un día me pidió salir, y yo acepté. ¡Me enamore, Bianca! ¡Me enamore de él! Y fue perfecto... siempre estaba conmigo, no me dejaba sola. Pero a los dos meses, vino al colegio una chica... y bueno, luego él simplemente me dejó. Me dijo que no me quería, pero que... ya sabes, que había sido importante. ¡Todo fue una mentira!
A cada palabra entrecortada que era capaz de decir Eve, mi odio hacia Carlos se incrementaba más y más. No tenía ningún derecho a hacer eso. No a Eve. Pero si algo sabía de él, en estas horas que había estado en el internado, era que no le importaba "tener o no derecho" a hacer algo. Simplemente lo hacía. Aunque se tratase de una injusticia, y aunque se manipulara y usara a los demás. El fin, en ese caso, no justificaba los medios. Era un gilipollas.
Las lágrimas se deslizaban una tras otra a través de la cara de Eve. No sabía cómo actuar, pero juré vengarme. Me juré a mí misma conseguir que Carlos tomara de su propio medicina. Me lo ponía como meta, por todo el daño que había causado; a Eve, y... a mí misma con ese beso.
-Ey. Escuchame. No llores. Ya está. Ya no hay por qué llorar. No merece la pena, Eve. No merece la pena.
Ella me dió las gracias con la cabeza, mientras apoyaba su cabeza contra mi hombro; pero solo estuvo así un instante. Luego empezó a andar hacia su cuarto, y decidí que quizás necesitaba estar sola. Reflexionar sobre todo, supongo.
El recibidor estaba lleno de gente. Mucha más de la que creí haber visto en todo el día en el internado. Suponía que era porque se acercaba la hora de cenar, o porque acababa de pasar. No estaba segura. Pero no tenía mucha hambre. Lo único que quería era dormir, y olvidarme de aquel horrible día, y de las horribles sensaciones que lo acompañaban.
Subí las escaleras hasta mi cuarto, sin mirar a nadie. El día siguiente era domingo, así que no tendría prisa de levantarse.
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...