Capítulo 70. The best way to say "Good morning".
Carlos me empujó a uno de los baños, y cerró la puerta tras de sí. Mejor. No quería que pasara como la última vez. No me sentía cómoda pensando que su tío nos había visto... bueno, así. Carlos se acercó a mí, y me mordió el lóbulo de la oreja. Dios, para.
-Por cierto, veo que has encontrado el uniforme. Bah, no era un lugar muy díficil.
Soltó una carcajada, y yo tragué saliva. ¿Era él el que había dejado mi uniforme en la silla? ¿Acaso...? Oh, no, ¡Carlos! Eso no me podía pasar a mí. No podía creerme que él tuviera algo que ver en que yo esta mañana llevara puesto el pijama. No, seguro que todo eran mis deducciones equivocadas.
-Espera, ¿qué?
Me separé de él lentamente, empujándolo hacia atras. pero no lo suficiente como para que chocará con la puerta, e hiciera ruido. Aunque se quedó muy cerca de ella.
Carlos esbozaba una sonrisa pícara, y yo no pude hacer otra cosa que taparme la boca. Quería gritar. Eso no me podía estar pasando.
-El uniforme. Tú, encontrar.
Alzó una ceja, y volvió a extender los brazos hacia mí. Pensé bien. ale, eso no significaba nada. Quizás solo deje mi uniforme en la cama, y él lo puso en la silla. Quizás fuera solo eso. Pero el caso era que no recordaba haberme quitado el uniforme. Estaba bien, debía preguntárselo, pero no me atrevía.
-Idiota. Sé lo qué has dicho, pero no quiero creer lo que eso implica.
Quizás fui demasiado deprisa, y no medí las palabras. Ya había vuelto a afirmar algo que no sabía si era cien por cien real. Pero no podía evitarlo. Me sonrojé sin remedio, y él me rodeó la cintura nuevamente, apoyándome contra su pecho. Pero sin dejar de sonreir.
-¿El qué? Bianca, cuando subi tú casi estabas roque. Tuve que...
Le tapé la boca con los dedos. No quería oir lo que iba a decirme a continuación. Pero no pude pararle, porque él deslizó una mano, apartando la mía de su boca. Y empezó a hablar casi riéndose de mí. Como si lo que estaba diciendo fuera la cosa más natural del Mundo, oiga.
-Tuve que quitarte a ropa, y ponerte el pijama. No me parecia adecuado que durmieras con el uniforme puesto.
Me obligué a mí misma a respirar, y a mirar hacia abajo. No podía verle la cara ahora mismo, aunque me dieran unas completas y terribles ganas de estrangularle. Oh, no. Jodido Carlos. Ahora ya si que jamás podría mirarle a la cara.
-¿Me cambiaste? Carlos... ¿lo dices en serio?
Seguía mirando abajo, aunque ahora también a los lados alternativamente. A cualuqier lugar menos a ver su maldita cara sonriente. Ni que estuviera feliz por haberlo hecho. Vale, quizás no me estaba comportando como una persona madura y adulta... pero es que no me hacía ni pizca de gracia que Carlos me hubiese visto... medio desnuda... a tan solo dos días de haber empezando a salir. Ah, no, espera, que el primero no contaba. Y ayer tampoco... ¡mierda!
-Lo veía necesario... Además, podía aprovecharme de la situación.
Se acercó a mis labios, y me levantó la cara. Luego me besó, pero no dejé que continuara. Le obligué a separarse. No podía creer lo que acababa de decir. ¿Aprovecharse de la situación? Joder, Carlos. Joder, Carlos. ¿Le parecia normal decirmelo así, tan de sopetón? ¿Cómo lo más normal del Mundo?
-¿QUÉ?
Vale, quizás había gritado demasiado. Pero no podía contenerme. ¿Cómo le hubiera sentado a él...? Por Dios, Bianca, es un tío. Le hubiera dado igual. Pero... ¿aprovecharse de la situación? Es que no podía ni creermelo. Vale que ya me hubiera visto sin camiseta, pero lo de la falda me parecía claramente excesivo.
-Pues que solo tengo que decirte que adoro tu ropa interior... de corazones. Dios, sí, la adoro.
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Solo un paso.
Romantik¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...