Capítulo 78.

3.2K 42 4
                                        

Capítulo 78. It's always a good time.

-¿Y eso de que nadie puede hacerte daño, qué? ¿Eres un Dios y te regeneras o algo? ¡Maldita sea, Carlos!

Miré a Carlos interrogante. ¿Por qué había dicho eso? Bueno, es que su puñetera chulería llegaba hasta límites insospechados. Já, ¿quién se creía que era? De hecho. Y a miarecer, Axel le había hecho daño. No mucho, pero sí.

Carlos empezó a reirse a carcajadas. Luego solo me acercó más a él, y me miró a los ojos, divertido. Vale, quizás me había pasado un pelín con mi pregunta, pero es que era exasperante.

-Sí, cariño. Soy tu Dios, ¿acaso no te has dado todavía cuenta de que este cuerpo no es humano? - ríe y se señala a sí mismo- Escucha. Simplemente, es por dos cosas. Una que prefiero no contarte; y la segunda, y la que ya sabes, que mi tío es el director. Si alguien me toca... Bueno, aparte de lo obvio, sería expulsado inmediatamente. Yo... Al contrario... Tengo inmunidad absoluta, preciosa.

Me levantó de su regazo lentamente, y se tumbó en la cama, de nuevo. Puso sus brazos detras de la cabeza, y me miró impeneterable. Esa imágen me desconcentraba, ¿acaso no se daba cuenta. Y Que gracioso con lo de 'Mi Dios', por supuesto. Y lo jodido es que verdaderamente, tenía algo de razón. Era el sobrino del director,mera por llamarlo de alguna manera, 'intocable'. Pero por otra... ¿Por qué no podía contarme la otra razón? ¡Yo quería que lo hiciera! ¡Era irritante! Le miré con cara de pocos amigos... Claramente exigiendo una respuesta.

-Cuentámela.

Me subí encima de él, sacando corage, y le impedí moverse del sitio. Quería una respuesta, pero por su cara, él no pensaba dármela fácilmente. Me acerwué lentamente a sus labios, y me quedé ahí, a tan solo unos centímetros de su rostro.

-No. Voy a dormir un rato, ¿te importa?

¿Qué? Me retiró de encima, con una sola mano, y no tuve otra que ponerme en pie. Me quedé paralizada, y él me miró de forma pícara. Luego, muy lentamente, se deshizo de los pantalones y se metió bajo la colcha, bajo mi mirada asombrada. Oh, genial. Aí estaba la magía de esta mierda de relación. ¿Qué narices...? ¿Qué clase de no-novio-o-lo-que-sea hace eso?

Vale. Esto si que me costaba asimilarlo. ¿Iba a dormir en mi cuarto? ¿En mi cama? ¿Medio desnudo? Oh, Carlos. De verdad que me estaba volviendo completamente loca contigo. Tenía un comportamiento irracional, simplemente. ¿Por qué no se iba a su jodido cuarto? Esto... No era ni medio normal.

Le miré una vez, y me di cuenta de que ya estaba dormido. ¿Cómo podía haberse dormido... Tan rápido? Y encima, es que estaba... De repente todo explotó en mi cabeza. Estaba en mi cuarto, con un chico guapísimo, medio desnudo, que dormía en mi cama, tan tranquilamente. ¿Debería sentirme afortunada? Es que era tan adorable entonces...

Pensé en ir a tumbarme con él, pero luego me convencí de que era una mala idea. Mierda, ¿por qué no podía simplemente despertarle? No me supondría ningún esfuerzo, pero gran parte de mi consciencia se oponía a ello. Bueno, tampoco era tan malo, ¿no?

La puerta se abrió de golpe, no dejandome pensar en nada más. Y bien, entonces casi me da un ataque. ¿Por qué todo el Mundo pasaba a mi cuarto como si nada? ¿Qué era esto? ¿Una jodida discoteca? Era Marion, pero me daba igual. Bueno, eso hasta que se llegó a percatar de quién estaba en mi cama.

-Dios, Bianca. ¡Haz que se tape!

Marion se cubrió los ojos con las manos. Vale... Quizás yo también hubiese hecho lo mismo... Si hubiese estado en su lugar. Quizás, y solo quizás, la situación era un tanto... Bochornosa. Tapé un poco mas a Carlos con la sábana, aunque a penas se le veía el torso, me dirigí hacia ella, e intenté sonreir, aunque me sonroje un tanto en el intento.

-Esta dormido. ¿Quieres que le despierte?

Ella solo señaló a Carlos, y negó con la cabeza. Luego esbozó una sonrisa que no podía haber sido más directa. Ya sabía lo que pensaba mi compañera de cuarto sobre mí. ¡Genial!

-No, pero madre mía. No quiero saber lo que se ha hecho en este cuarto para que él este aquí... Así. Lo de la servilleta ha dado resultado, ¿eh?

Di un salto hacia atrás al oir sus palabras. Eso sí que no me lo esperaba. Lo que había insinuado... Oh, Dios, no. Aunque habíamos estado cerca... Realmente. Si Axel no nos hubiera detenido...

-Madre mía, Marion... No... No es lo que piensas.

Me eché hacia atrás... Y ella se echó a reir, levantando las manos en señal de abatimiento. ¿Cómo podía haber siquiera llegado a insinuarlo? ¡Ni siquiera nos conocíamos tanto! Aunque la debiera un montón solamente por el alcohol.

-Ya... Ya... Solo cuidate un poco, ¿vale? Que en esta habitación no cabe nadie más.

Madre. De. Dios. Santo. ¿Qué era... Lo que... Decía... Ahora? ¡Por favor! ¡Eso no me lo tenía que decir ella! Quería matarla... Sí, quería estrangularla lentamente solo por hacerme sonrojarme de esta manera. ¡Era muy joven, joder! Con diecisiete años... ¿Y con? ¡Venga ya!

-Cállate.

Estampé mi mano en la pared, y me volví hacia ella. Dios, ¿no sabía que me estaba torturando? No, realmente no parecía tener ni idea. Ella me miró, y volvió a sonreir, sin asustarse ni un ápice de lo que acababade hacer.

-Bueno... Venía a decirte algo, antes de ver esto. Umm.. ¡Sí! ¡Ya me acuerdo! Mira, esta noche hay una fiesta. Es el cumpleaños de Isabella. ¿Te vienes?

¡Vaya! ¡Si que había cambiado la conversación de repente! Y por una parte, me alegraba... No podría haberlo aguantado mucho más... Al menos no sin despertar a Carlos. Espera... ¿Una fiesta? ¿Cómo? ¿Qué? ¿Por qué? ¿Y quién coño era Isabella?

-Ni siquiera sé quién es esa.

Intenté parecer desintersada, pero estaba algo intrigada. Una fiesta... En un internado... Un día de diario... No era muy normal. Y no sabía que se hacían fiestas por los cumpleaños... A nuestra edad. Al menos no así, que se enterara todo el Mundo.

-¡Pues yo te la presento! ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! ¡Te necesito allí!

Suspiré lentamente, y la miré, otra vez. Era más exasperante aún que Carlos. Y muy insistente. Pero aunque me había hecho pasarlo mal antes, seguía siendo la única 'amiga' que tenía. Ahora ya no estaba tan segura de esa palabra, pero no me quedaba otra. Quería conocer gente, hacer amigos... Y que yo supiera, eso era lo que se hacía en las fiestas. Aunque no conocieras a la anfitriona.

-Dios mío, estas loca. Vale, iré.

Solo un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora