Capítulo 82. Loser.
Los sentidos volvieron a mí en un instante. Todo se había detenido en algún momento. Y tan pronto me di cuenta de lo que estaba haciendo, le separé con un empujón. Me daba asco haberle besado, pero no recordaba ni por qué había sucedido.
Empecé a caminar hacia el internado, con la cabeza baja, y con algunas miradas expectantes sobre mí, incluída la de Alexander. ¿Por qué narices era tan estúpida de haberle seguido el beso? ¿Había sentido algo de verdad? No. Me negaba a sentir algo por el subnormal de Humprey.
Di una patada a la puerta, y esta golpeó contra la pared. Yo ignore el ruido, y seguí caminando. Quería alejarme de todo aquello. No debíahaber ido a la fiesta, joder. No para terminar sabiendo más detalles de la relación que Carlos mantenía con Eve, si se había o no acostado con ella en cualquier parte, y desde luego, no para acabar besándome con Humprey.
-¿A dónde vas?
Me giré tan pronto como reconocí esa voz, justo antes de empezar a subir las escaleras. Evité mirarle a la cara, porque sabía que no tenía las fuerzas como para hacerlo... Ahora. Mierda.
-¿Realmente? A dormir, Carlos.
Hice amago de sonreir, e intenté salir corriendo de esa situación, avanzando hacia las escaleras otra vez. En verdad no tenía sueño. Solo quería escapar de lo que acababa de suceder. Pero no pude moverme mucho, hasta que Carlos decidió sujetarme el brazo.
-Oye... Te tengo que pedir disculpas. Eve no tenía que haberlo dicho.
¿Qué? Ah, eso. Joder, si que me había importado. Pero es que era natural. No el hecho de que lo hubieran hecho o no, sino meramente el decirlo de esa manera... Y de la boca de Eve. Yo aún no había tenido "nada" con Carlos. De todas maneras, no podía incriminarle nada; primero, porque no tenía derecho, y segundo, porque sería una hipócrita. Estaba un poco confundida.
-Carlos. Sé que has estado con chicas antes yo. No pasa nada. Simplemente... Ha sido extraño.
Y tan extraño. No pude saber cómo esas palabras salieron de mi boca, pero así fue. Se limitó a sonreír, y a acercarme más a él, hasta que nuestros cuerpos chocaron. Y me abrazó.
-Incómodo.
Sí. Pero de verdad, es que no quería hablar de eso. Quería irme a la cama, aunque no pudiera dormirme. Quería dejar de pensar por un rato. O bien pensar demasiado, como hacia siempre. Necesitaba estar sola.
-Puede. Oye, tengo mucho sueño, de verdad. ¿Hablamos mañana?
Negó con la cabeza, como esperándose mi reacción, y me dió un suave beso en los labios. Oh, no, Carlos. De verdad... Ahora no. Me separé de él, y le sonreí.
-¿Y por qué no... ahora? Vamos, no puedes tener sueño de verdad. Es pronto aún.
Alzó una ceja, y me paso una mano por los hombros. No conocía a una persona más insistente. Y mierda, tampoco más convincente. Aún así, me obligué a mí misma a seguir con mi decisión de irme a la cama.
-Si que... ¡Para!
Carlos me cargó en su hombro, en apenas dos segundos, y empezó a caminar conmigo a cuestas. Yo intenté que me soltara, pero no había manera. Patalee, intenté gritar, le empujé... Pero nada. Como si lo que yo hiciera no pudiera afectarle en absoluto. Así que me cargó por las escaleras. ¿A dónde narices ibamos? Nunca me había gustado que me llevaran así, como a un verdadero saco de patatas.
Empezó a reirse por mis intentos, y yo hice un puchero. Hiciera lo que hiciera, no iba a dar resultado. No me iba a soltar. Así que terminé desistiendo. Caminamos escalón a escalón hasta llegar a la maldita primera planta. Luego por el pasillo hasta llegar a su cuarto. Y ahí me soltó, solo para buscar las llaves, y poder abrir la puerta. Intenté escapar, pero es que no tenía tampoco motivos para hacerlo. Solo que estaba un poco enfadada con él por llevarme así. Lo odiaba.
Me miró sonriendo, y me hizo una señal para que entrase a su cuarto. Yo negué con la cabeza, y puse una cara de pocos amigos. Carlos me empujó despacio para dentro, y cerró la puerta tras nosotros. Di golpecitos en el suelo. ¿Quién se creía para hacer lo que quisiera conmigo. Vale, era mi... Mi algo, pero eso no lo daba derechos sobre mí. Por mucho que le quisiera.
-¿Qué? ¿Ahora soy un saco de patatas o algo?
Soltó una carcajada, y me miró otra vez. Luego caminó hacia mí, y me volvió a besar. ¡No!
¡Yo quería estar enfadada! ¡Así era imposible! Mierda. Mierda. Y mierda. Era demasiado fácil para él. Me separé y le obligué a mantenerse quieto con los brazos, sacando fuerzas de no sé dónde exactamente.
-Te dije que estabas muy guapa.
"¿En serio, Bianca. ¿Quieres estar enfadada con él?"
Ignoré a mi conciencia, y le miré de nuevo. Como antes dije, él era el que estaba guapo. Madre mía. Había cometido un error, una estupidez. Y entonces me di cuenta. Yo no sentía nada por Humprey, sino por el psicópata manipulador que tenía enfrente ahora mismo. Por el cínico Adonis que ahora me miraba con ojos de pervertido. Sonreí ante ese pensamiento.
-Ven aquí.
Me acerqué tímidamente a él, ignorando mis ideas anteriores, y olvidándome completamente de que me quería ir a la cama. O de lo que había pasado antes. Solo era él, era Carlos. Era lo que verdaderamente importaba.
Pasé los brazos por su cuello, y atrajé sus labios a los míos. Sus manos viajaron hasta la parte baja de mi cadera, y yo cerré los ojos. Quería dejarme llevar por una vez. Y no me importaba que llevaramos tan poco tiempo juntos, porque así era como tenía que ser. Le quería, y eso era lo que importaba.
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Me haceis feliz si votais.
Siento no haber podido escribir mucho, pero bueno, al menos he tenido tiempo para este poquito. Espero que os guste~
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Solo un paso.
Romance¿Es cierto que solo hay un paso del amor al odio? Si es así, a Bianca no le resulta tan sencillo. Carlos es el chico popular, cínico, psicópata manipulador, maleducado; aunque tiene dos grandes virtudes bajo esa fachada: es leal, y tiene un coraz...