Su caoba cambiaba según la luminosidad que lograba atrapar a esas horas de la noche, a veces los focos iluminaban su cabello, a veces la sombra lo oscurecía. Dudó entonces si era cobrizo o cacao, simplemente lo seducía como sus tazas de café colombiano a las siete de la mañana. Lena comenzó a hablar sobre las múltiples historias que se pueden presenciar en un cementerio en media noche. Se emocionó cuando Lenner le preguntó si alguna vez fue descubierta por alguien más que Lucas, el nochero. Le contó de aquella vez que hubo un corte de electricidad masivo en el sector norte de Still, Chicago. Aquella vez sintió miedo como jamás lo imaginó, pues los faroles se apagaron y tuvo que volver siguiendo sólo el sonido de la voz de Lucas y el resplandor de su pequeña linterna de mano, en ese momento si consideró que sus visitas eran algo tétrico. Lenner no le creía, pues para él era casi imposible poder realizar ese laberinto de criptas sin ni un poco de luz mas que el reflejo de la luna, Lena le explicaba que tal lugar había despertado tantas emociones y admiración en ella que no le era necesario utilizar todos sus sentidos para internalizarse en el. El profesor entonces se detuvo en la acera, alzó las cejas y tensó los labios, ella se paró frente a él.
-Mi abuela paterna realizaba esculturas en arcilla- soltó de pronto- empezó a perder la memoria a los setenta años y a los setenta y cinco ni a mi abuelo recordaba –exhaló el profesor–por algún motivo sólo recordaba como moldear figuras, vasijas, o cosas por el estilo, era como si hubiese preferido olvidarnos antes de dejar hacer arte con sus manos.
Lilith había abandonado cualquier tipo de ente maligno en su rostro. Lucía delicada y atenta, se apoyo en la pared de la entrada del edificio en el que se habían detenido y siguió escuchando a David, o quizás al sonido de la noche junto al profesor.
-Debe ser una increíble artista –respondió a la velocidad máxima que el frío le permitió mover los labios.
-Murió hace dos años, es más, sólo la vi dos veces en mi vida pero me gusta contar esa historia –sonrio Lenner, pero entonces la miró con leve lastima y se aceró a su oreja- si fuese tú no me apoyaría ahí, pintaron recién esta mañana.
Lena se quitó de inmediato, a regañadientes intentaba mirarse la espalda y descubrir que tan arruinado había quedado su abrigo favorito. El profesor intentó no reir, pues parecía querer alcanzar su cola al girar en si misma sin éxito. Ella lo descubrió en el acto y limitó a detenerse, David juraría que la vio sonrojarse, pero al tratarse de Lilith podría ser incluso enojo hacia él.
-Es un abrigo viejo, no importa –mintió.
El profesor sólo asintió aunque lamentó que se estropease, pues la hacía ver madura e interesante, casi como una mujer a la que realmente llamaría para un segundo encuentro luego de conocerla. Detuvo sus diagramas de citas cuando se percató que al ver el cuerpo de Morgan libre de su abrigo militar, se mordía inconscientemente el labio y quisiera o no, su moral no caía aun a los niveles de Piero cuando de sus alumnas se tratase.
Se alejó automáticamente medio paso e interrumpió los intentos fallidos de lavandera tocando su hombro. Ella no se detuvo, de pronto pensó que tan malo sería caminar hacia su edificio, invitarla a un café y luego esperarla a que tomara un taxi a casa, pues sabia donde vivía, ilegalmente, pero sabía y no la dejaría caminar sola hacia casa y tal vez llevarla en su auto se vería aun peor que si la acompañase a pie.
Pero Lilith nuevamente se le adelantó, refunfuñó y zapateó el suelo dándose por vencida.
-Tranquila Morgan, el abrigo no tenía culpa de nada –bromeó.
-Pues no entiendo quien es el idiota que propuso que pintar de noche era mucho mas eficiente.
El profesor apretó los labios y casi culpable la miró.

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Estimado Señor
Mystery / ThrillerMe sumergí en tus infiernos y no conseguí volver, Lena.