CAPÍTULO II El por qué de mi café sin terminar
-¿Morgan? ¿Lena Morgan?- llamó Lenner a sus alumnos somnolientos a las 9:30 de la mañana como todos los lunes. Nadie respondió, dejó el trabajo de Lilith junto al de los demás alumnos ausentes la última semana de ciclo. No solo ellos estaban cansados, llegando a julio el año ya se les venía en cima a todos, o al menos eso él sentía.
-¿Martin? ¿Sophie Martin?- nadie respondió otra vez- volvió a mirar, pensó que quizás era mas fácil arrojar al basurero los ensayos de 1984 y largarse a casa , pues aparte de ser criticas absurdas sobre los malos efectos especiales de la película, habían encerrados en esas paredes no mas de quince adolescentes mas interesados en cualquier grieta del techo que en su voz.
-¿Miller?¿James Miller?-intentó sin rendirse Lenner, la situación más que angustiante le parecía cómica, él tampoco estaría encerrado en ese salón esperando un ensayo sin porcentaje importante de aprobación y mucho menos en un día tan caluroso como ese. James MiIller si asistió, esforzando la sonrisa hizo entrega del único ensayo que no poseía críticas cinematográficas, es más, no había ni media frase en él.
-Te veo el siguiente año- bufó Lenner, el chico sólo rió, quizás su 15% superaba sus expectativas. El salón estaba casi vacío, y si mal no recordaba dentro de los pocos que aun quedaban, había entregado ya todos los ensayos faltantes. Guardó su portafolios en el bolso de cuerina gastada y se apoyo en el frontis de su escritorio. Cruzado de brazos intentó dejar de lado las memorias de él y Piero sentados en los últimos asientos de clase suplicándole al minutero avanzar más rápido para huir por una cerveza luego de esas aburridas cátedras de literatura inglesa. Se cruzo de brazos y forzó su enojo y seriedad al alumnado.
-Al parecer la vergüenza pudo más que la fuerza de voluntad de muchos para salir hoy de la cama y venir a retirar estas apasionadas críticas de la pésima y aburrida actuación de John Hurt y por qué Robert De Niro era el perfecto Winston Smith- suspiró, hasta el sarcasmo era demasiado esfuerzo a estas alturas del año- enviaré las notas de los faltantes en un archivo a la encargada de la clase, Rebecca- miró condenando a la rubia a una hora de traspaso de notas frente a su computadora- pueden retirarse antes.
Se dio cuenta de que el cansancio era extra cuando no hubo maratón hasta la puerta, sólo personas bostezando en fila sin mirarlo antes de partir. Ahora si se permitió reír hacia el suelo, por lo menos él podría ir de cervezas luego sin remordimientos de volver con resaca a clases, su labor había terminado ese lunes, por ahora.
Se dio el placer de estirarse y bostezar, se rascó la cabeza buscando su teléfono entre el desorden de su escritorio, Piero debía estar insistiendo hace media hora para salir luego de su trabajo e ir por él.
-¿Profesor?- espetó una tenue voz masculina a sus espaldas.
Giró asustado como si mostrase relajado fuese prohibido ante sus alumnos.
-¿Si? Emm –había olvidado su nombre, nunca fue bueno con nombres- ¿Greyson?
-Greco- corrigió el chico de metro ochenta con chaqueta de cuero a más de 30 grados.
-Por su puesto, perdón, los nombres no son lo mío-justificó Lenner.
-Descuide, sólo pasaba a retirar el ensayo de Lena, si fuera posible claro.
Se mentiría descaradamente a si mismo si dijera que no había pensado en por qué Morgan no asistió a su clase ese día, pero sabía cuanto le gustaba no seguirle el juego e ir por ahí con el mundo a su perspectiva. Aunque en los últimos meses sólo le hizo el día imposible unas pocas veces, razonaba en pensar que lo hacía en defensa al oponerse a admitir que su enemistad era sólo asuntos de atracción sexual sublimada en odio, ya lo sabía con hechos, aun así, mantenerse en campo de batalla era la cortina de humo ideal para que jamás supiese nadie cuanto él había conocido de ella y ella de él.

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Estimado Señor
Misterio / SuspensoMe sumergí en tus infiernos y no conseguí volver, Lena.