Estimado Señor

Estimado señor 20

-Morgan –soltó seco.

Ella sonrió y se mantuvo frente a él esperando algo más que un simple saludo

-¿Estuviste enferma o algo similar? Entregamos los ensayos en clases y me sorprendió no verte retirarlo, tuviste una excelente calificación.

Volvió a sonreír, sin sacarle palabra y media Lenner comenzó a sentirse un novato ante Morgan, la conocía, la había besado, conocía donde se escondia ese pequeño lunar en su espalda baja pero por algún motivo no lograba que ella siquiera hiciera un comentario sobre el brutal frio que los envolvía o la mala música que resonaba de adentro del local, o quizás preguntarle que hacia aquí.

Luego de un silencio incomodo y corto que pareció eterno Lena lo miró.

- Le pedí a Greco que retirase mi calificación...¿Lo hizo?- soltó, y por leves segundos a David le pareció que quería alargar ese encuentro.

-Claro –espeto, dudó si decirle que sabía que ese día, ella cumplía años. Después de todo aparentarse desinteresado le resultaba bastante fácil, pero aun así quería que ella misma lo contase.

- ¿Estos sitios realmente son tan increíbles como dicen?-entonces ella se sintió vaga, podría enfrentarlo a un debate sobre cualquier tema contingente más importante que la fachada de un local popular para treintañeros, pero su mente solo le pedía algo de interacción vaga y sin alguien que la conociera tanto como para sentir compasión por ella y su misterioso o penoso cumpleaños.

Lenner sonrió y miró hacia el suelo con las manos en los bolsillos.

-He estado mejor sentado en el sofá de mi casa bebiendo café, si eso responde tus dudas- volvió a dirigir su mirada hacia ella.

-Pues es muy excitante entonces llegar a los treinta-bufó Lena de brazos cruzados y mas confiada.

-No me mates tanto Morgan, tengo veintiocho –respondió cómicamente ofendido- pero es un excelente lugar para beber algo y charlar.

-Y follar.

Lenner abrió los ojos, no por escándalo, si no por la capacidad de Lena de encontrar la palabra inadecuada precisa para sus ideas de doblre sentido. Le volvió a sonreír.

-¿Vas de fiesta hoy?

-No, realmente voy a pasear al cementerio- respondió desafiante.

Lenner la miró incrédulo y levantó una ceja. A su Lilith le encantaba provocar ese corto periodo de tiempo que tomaba en él distinguir el sarcasmo de la intención real que tenían aquellos comentarios con mensajes secretos.

-Me parece que el cementerio sería un lugar más animado que este restobar pop noventero-lanzó sin pensar. Luego de hacerlo comprendió que su comentario incluía una propuesta inconsciente y escurridiza que Morgan detectaría sin esfuerzo o que incluso lo tomaría como una respuesta ofensiva a tal particular panorama.

-¿Tienes una pala? –sonrió maliciosa avanzando dos pasos sin dejar de mirarlo.

Sólo fueron tres palabras, una pregunta llena de sarcasmos y jugueteo, pero que no pudo evitarla. Reaccionó  luego de avanzar más de cinco pasos junto a ella, reaccionó a que el restobar, Piero ebrio y los demás jugando a la caza de mujeres desesperadas, estaban muy atrás de sus deseos de con quienes pasar la noche.

Lena estaba a su lado, a una distancia prudente a los malos entendidos pero imprudente a su encuentro fogozo hace meses. Pensó incluso que dirigirle la palabra mas allá podría provocar en ella una reacción totalmente opuesta a la caminata y voz mimosa que utilizó al saludarlo. No entendía por qué la siguió ni mucho menos por qué ella le permitió hacerlo. Nunca pronunciaron lo ocurrido ni siquiera en indirectas dentro de los diálogos antagonistas que tuvieron en clases, mucho menos recibió una propuesta indecente de Lena o él la ofreció, jamás hubo necesidad de intercambiar tiempo juntos con algún fin sexual o académico, pero esa noche, del trece de julio simplemente caminaron juntos.