–¿Son celos los que veo, señorita Morgan?–contestó David acercándose a besar sus mejillas.
Lena negó con la cabeza aguantando no expresar enfado en vano, la tensión de su rostro la delataba aunque David prefirió no tentarla.
–Tessa ha jugado muy sucio para estar donde está, puedes estar tranquila por eso.
–Sólo espero que Cruella de Vil regrese pronto a su bendita universidad.
Le volvieron a hacer gracias los berrinches que Lena trataba de ocultar tras su postura madura enfadada.
–Me dijiste algo sobre tu hermana, ¿Qué ha pasado?
–El otro día reenvió el correo diciendo que está cerca, mi abuela está aun más sobreprotectora que antes.
David evitó demostrar el enojo que le provocaba saber que Lena estaba envuelta en los jueguitos de una cría sin conciencia que con un mensaje revolvía la vida de su hermana. Aclaró su garganta y miró a Lena con preocupación.
–Estoy de acuerdo con tu abuela en que debes cuidarte.
–No se que quiere esta vez, ha tenido siempre todo lo que desea y vuelve por mas, es como si deseara volver a reclamar su trono de "la Morgan perfecta"–bufó Lena.
En sus ojos pudo ver lo agotador que era convivir con el fantasma de su hermana todos los días de su vida recordándole que no era lo suficientemente buena a su criterio.
–Pues...–dijo sentándose a su lado– yo prefiero a Lena Morgan.
–David....
–Es verdad –contestó– prefiero a la Morgan artista, que ama mi café colombiano aunque me quede muy cargado, la Morgan con el lunar al costado de su clavícula izquierda, la Morgan que refuta mis clases desde el primer día, la Morgan que se sonroja cuando la miro y que llora siempre que ve "La vida es bella"....
Lena se paralizó en ojos cristalinos a su declaración y sólo pudo llevar sus manos hasta las mejillas del profesor.
–Te prefiero a ti Lena y odio que te minimices ante la imagen de Arana.
–David....
–Eres la Morgan que elegiría siempre, pequeña Lilith.
–Te odio, David Lenner–dijo al dejar escapar una lágrima conmocionada ante las declaraciones inesperadas del profesor.
–Yo también te quiero, Lena –contestó sellando un beso en sus labios.
A punto de hundir sus dedos en la cabellera del profesor para besarlo el timbre de su puerta volvió a irrumpir el silencio. Ambos se detuvieron a esperar una voz tras la puerta, dos golpes más con ritmo procedieron sin decir palabra.
–¿David? ¿Estás en casa, idiota?, traje cervezas–gritó una voz masculina familiar del otro lado.
Sin aun contestar la puerta se abrió en un tintinar de llaves que David no sabia de donde saco Piero. La sorpresa fue mutua cuando el mejor amigo del profesor vio sentada junto a él a una de sus alumnas de la cual se había evadido el tema estas últimas semanas.
–¿Lena, verdad? –dijo Piero ofreciendo su mano en saludo a Lena.
Ella asintió y accedió a su apretón.
–Comprendo...¿Interrumpo?
David abrió los labios pero la voz de Lena fue más rápida.
–En realidad no, yo ya me iba–contestó ella con prisa.
No demostró incomodidad, sabía que David debía hablar con él después de semanas sin poder verse. Se despidió dando un beso en la mejilla de David y llevando su abrigo bajo el antebrazo.
–Te marco mas tarde –dijo Lena sin molestias evidentes.
–Espera–dijo el profesor sosteniéndola del brazo– Piero, quiero contarte algo.
Atando cabos pero sorprendido por la bienvenida que David le ofrecía en un dialogo casi nervioso de confesión, el rubio se cruzó de brazos con mohines de aprobación a las buenas nuevas de su mejor amigo.
–Adelante, te escucho.
–Lena y yo estamos juntos.
Lena miró sonrojada al profesor sin poder siquiera dar su opinión mascullando. Sólo volteó a mirar al par del profesor quien asintiendo con la cabeza y poniendo las manos en alto no emitió mayor opinión que mirarla con simpatía y ofrecerle otra vez su mano.
–Mucho gusto, Lena la chica que sale con mi mejor amigo, Piero a tus servicios.
–Un gusto, ya nos habíamos visto–dijo antes de arrepentirse al hacerle recordar que su primer encuentro fue un completo mal entendido no dando la mejor de las impresiones.
Piero sonrió sin mayor comentario.
–Por supuesto que lo recuerdo, David no durmió en días.
Detrás pudo sentir como el profesor se encolerizaba y escondía caras amenazantes a su amigo sin tino.
–Bueno, los dejo, aun tengo mucho que hacer.
–Debes tener mucha tarea, yo puedo ayudarte también soy profesor...–ofreció Piero enredándose en sus palabras sin querer al ser consciente de su propuesta en el contexto– bueno, David es profesor...creo que mejor me callo.
Lena sonrió.
–Permiso, fue un placer.
Piero la despidió con la mano al verla irse por la puerta sin demostraciones de disgusto. Era ahora que se enfrentaría a David sin ir primero por una cerveza de su pack para enjuiciar a su amigo, sentado con las manos en ojiva mientras en el primer sorbo Piero le miraba con burla.
–¿Qué me miras así, pelmazo?
–Te dije que te ibas a terminar flechando por la cría.
David le cedió la razón, pero tampoco le molestaba que la tuviese, simplemente se hundió de brazos y se dejó caer en el respaldo del sofá.
–Lena es grandiosa, Piero.
–Y aquí vamos de nuevo, toma –dijo mientras arrancaba del embace de cartón otra cerveza y se la lanzaba a David– si vas a hablarme de ella, al menos que sea con sinceridad, salud –sentenció alzando su cerveza antes de dar un segundo sorbo.

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Estimado Señor
Mystery / ThrillerMe sumergí en tus infiernos y no conseguí volver, Lena.