Estimado Señor 89

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Se dejó dirigir por sus ideas, mas de una vez ya lo había hecho. Empezaba a pensar que, peligrosamente el profesor Lenner podía guiarla. Se asentó en su  cuarto temprano esa noche, el doctor Dallas llegaría a las siete y aunque era evidente que la relación entre  ambos había cambiado por completo desde esa hostil amenaza, ambos llegaron al acuerdo implícito de disimular lo suficientemente bien que todo estaba bajo control. Le sintió llegar, se estiró en su cama poniéndose los auriculares para disimular que no había estado pegada a la puerta esperando a que las llaves tintinearan sobre la cerradura de la entrada. Lo ocultó, en su teléfono puso en modo aleatorio su lista de canciones para dormir, pero en un volumen lo perfectamente bajo para escuchar cuando el doctor Dallas subía su cuarto. Tocó dos veces, ella no respondió.

– ¿Puedo entrar?–preguntó Dallas con medio pie en el cuarto de Lena.

– Ya estás dentro –contestó la caoba sacándose un auricular– ¿Qué tal tu día?

El doctor Dallas meneó su cabeza, se rascó la nuca y miró a Lena desde la entrada sin atreverse a entrar más de cerca.

– ¿Estás molesta aun? –preguntó el doctor con aires de culpa.

Lena negó con su cabeza, intentó esbozar una sonrisa creíble para aflojar la tensión, resultó.

– No me gusta que estemos enojados, Lena –declaró el doctor ahora sentándose en las faldas de su cama– Alma me pidió que te cuidase, eso incluye entrometerme si sales con un tipo como él.

– No quiero hablar de David ahora –interrumpió la caoba cubriéndose hasta el dorso.

Dallas frenó el tema por un momento. Sólo intentó convencerla con la mirada que era el mismo hombre que había estado toda su vida tras un diván intentando que la pequeña Lena volviese a un mundo seguro. Lo había logrado una vez, pero ahora, esa niña se convirtió en adulta y ya no poseía la sobreprotección omnipotente que antes tenía. Alma sólo confiaría en él, él y Alma protegerían a Lena de quien fuese, y eso incluía al profesor. Para sus ojos, Lena aun les necesitaba y entregarse a una relación por completo como lo había hecho con el profesor Lenner no haría mas que aflorar su más profunda debilidad, que  por años o  quizás toda la vida de Lena Morgan él había intentando enterrarla. Acarició un mechón de la caoba y lo puso tras su oreja, se sentía más su padre de lo que debería.

–Hablé hoy con Alma –declaró Dallas en un suspiro– preguntó por ti. La caoba se sentó en la cama, abrió los ojos en plato y se inclinó hacia el doctor con toda la ansiedad que su cuerpo le permitió sentir.

–¿Qué dijo? ¿Por qué no me dijiste antes? ¿Por qué no habló conmigo primero?–lanzó la caoba sin respirar. Dallas la tomó de los brazos intentando sosegar su angustia.

–Se pondrá en contacto contigo lo antes posible, está arreglando asuntos con tu hermana, ya sabes como es –insistió Dallas– pero están bien, todo bajo control.

Lena parecía no entender nada, estaba absorta en el sinsentido que todo volvía a tener de pronto. Le decepcionó la llamada fugaz de su abuela, mucho más que ella no fuese la primera persona a la que contactó. Se echó en su almohada por el pecho herido, otra vez se sentía abandonada, otra vez Ara ganaba. El doctor pudo comprender su pena, le acarició el cabello unos segundos sin hablar.

– Lena, es un viaje corto ya estará de vuelta –insistió el doctor– si no habló contigo fue por protegerte.

Entonces Lena decidió que no aguantaría mas consuelos. Se despegó de los mimos del doctor para dejar sus ojos en seco de rabia. En un leve empujón se alejó de él y se cruzó de brazos.

–¿Podemos hablar claro de una jodida vez? Sencillamente no entiendo que demonios hizo Ara, por qué demonios Alma tiene que ir por ella y que mierda realmente sucedió con Leo –bramó Lena sin paciencia.

El doctor Dallas suspiró, a Lena le pareció que su misma energía al preguntar fue tan potente que le dejó paralizado, parecía asustado. Se lamió los labios y volvió a rascarse la nuca como si intentara calmarse de la reacción de Lena. Luego de un rato pudo balbucear.

– Lena, conoces mejor que nadie a Ara –espetó el doctor con la mirada hacia el suelo– y sabes que ella no está bien.

Lena calló, no se sentía conforme con su respuesta. Fue víctima y testigo de las locuras de su hermana, no necesitaba que nadie le recordase quién era, si no que había hecho y que consecuencias estaba teniendo .

– Creemos que está involucrada...muy involucrada en la muerte de Leo -soltó finalmente Dallas– pero aun no lo sabemos, Alma está con ella en la ciudad y...están seguras pero...

– ¡Pero qué! –gritó sin paciencia.

– Están ambas intentando resolver esto, por favor espera y deja de entrometerte –refutó el doctor ahora más alterado poniéndose de pie– tienes que confiar en tu abuela, no está sola allá, tenemos amigos que le están ayudando.

– A veces siento que he vivido mi vida entera en una maldita burbuja desde que Ara se fue –contestó Lena tan calma como cansada. No, realmente no tenía ganas de buscar respuestas ni discutir. Estaba exhausta, de la nada en su vida y de golpe por lo demás, aparecían nuevos personajes que todos conocían menos ella, todos conocían los problemas de su hermana menos ella. Fue como si de pronto todo el drama familiar tomase el mismo ritmo que la misma vida había tenido siempre para ella, pero cayó en cuenta que no era más que una espectadora omnisciente, de todo y de todos. Alejada totalmente de su capacidad de actuar y de ser, todos vivían a su alrededor.

Ni Dallas pudo responderle, quizás tenía la  razón. Su sobreprotección y la debilidad que le impusieron tener fue tan fuerte que desde el episodio de Ara, nadie le trató como antes. Quizás fue por eso que el profesor causó tantos estragos en su vida. Sí, fue rebelde y se esforzó por jamás callarse cuando le reprendían y sí, su Lilith era lo más poderoso que poseía, pero cuando el profesor Lenner llegó a su vida era un tercero que no se detendría hasta estar tan presente en la vida de la caoba como Alma y el doctor Dallas, y eso ya rompía los límites. De pronto a Lena todo le fue mas claro, incluso más razonable. Una Morgan con problemas con la ley era demasiado para su pobre abuela, pero dos Morgan a las que proteger, quizás la mataría. Se sintió culpable incluso del plan del viernes junto al profesor, pero lamentaría mucho más dejar pasar otro día más sin su compañía. Ante lo absorto en la culpa que dejó a Dallas luego de su declaración, aprovechó la oportunidad para soltarle la bomba.

–  El viernes iré con Greco a la exposición de su madre en la Facultad de Artes Visuales de Normheim, le dije que no faltaría –declaró simulando poca importancia mientras se recostaba nuevamente en su cama– supongo que no te molestará.

–Sabes que hablaré con la madre de Greco –declaró recuperando una tonalidad mas seria – supongo no te molestará. Lena ignoró su advertencia, aunque temía que las cosas no salieran tal cual lo habían planeado con el profesor, y mucho más planeado con Greco, su pobre madre sólo sería un blanco.

– Adelante, te complacerá ver mi nombre en la invitación –espetó Lena simulando ahora un bostezo estirando su mano para apagar el interruptor de su lampara de mesa –ahora si me disculpas, estoy cansada.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2019 ⏰

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