La Selección de Sirius Black

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Los pequeños botes se tambaleaban sobre el agua del lago. Se movían de lado a lado mientras Hagrid los dirigía a través del agua con dirección al castillo. Sirius tenía una mano sobre su estomago mientras navegaban, meciéndose y murmurando:- Desearía no haberme comido todos esos pies de calabaza.

-Bien, si vas a vomitar, asegúrate que sea fuera del bote –instruyó James, una mirada nerviosa en su cara.

-En realidad, el agua está bastante tranquila hoy, tienes suerte. Normalmente, los botes de este tamaños son bastantes agitados –dijo Remus. Sirius y James lo miraron sorprendidos- Mi papá y yo solíamos ir a pescar con mi tío, el hermano de mi madre, y su hijo –explicó- Es un pasatiempo muggle, pescar. Solo van a pescar por diversión. Es una actividad algo aburrida, supongo.

-Caramba –dijo James con los ojos bien abiertos- ¿Lo hacen por diversión?

-Y tienen que remar manualmente para hacer que se muevan –dijo Remus, asintiendo con la cabeza.

-Locos –gruñó Sirius. Estaba a punto de hacerse a un lado para vomitar cuando vio a Severus y a Lily en el bote de al lado, mirando a la estructura del castillo mientras navegaban cada vez más cerca. Severus los estaba observando, su cabeza inclinada como para escuchar su conversación.

-Algunos lo hacen para conseguir comida –Remus estaba diciendo, aún hablando sobre los viajes de pesca- Pero casi todos son por diversión.

Sirius sonrió malévolamente:- ¿Escuchaste esa parte, Quejicus? –Preguntó.- Podrías ir a pescar la próxima vez que tengas hambre en casa. Mantenlo en mente, ¿de acuerdo?

La cara de Severus, que era bastante pálida naturalmente, se veía incluso peor bajo la luz de la luna, pero su ceño fruncido no era menos pronunciado, tal vez incluso más por el contraste. Pero fue Lily, de hecho, quien se dio la vuelta, sus ojos mirando con furia a los chicos.

-Sólo ignóralos, Severus. Sólo son un montón de brabucones idiotas.

-¡Yo ni siquiera dije nada! –gritó James en modo de defensa.

Lily respondió:- Tampoco le dijiste a él que no dijera nada.

-Disculpa, ¿entonces se supone que soy capaz de controlar a todos en Hogwarts? –demandó James.

-Tal vez elige mejor a tus amigos –Lily se encogió de hombros.

-¿Por qué no escoges tu mejor a tus amigos? –Preguntó Sirius, molesto- Estoy seguro de que puedes encontrar algo mejor que Severus Snape.

Lily los fulminó con la mirada y les dio la espalda.

-¿Qué fue todo eso? –preguntó Remus. Los otros dos chicos en el bote, que habían pasado la mayoría del viaje susurrando entre ellos en silencio, lucían igual de confundidos.

-Esa chica está loca –dijo James.

-Y todo el que quiera ser amigo de Severus Snape tiene que estarlo –asintió Sirius.

Remus miró al bote, donde Severus y Lily estaban hablando por lo bajo, sus cabezas juntas y se preguntó por qué Sirius parecía odiar tanto al chico. No veía nada malo en él, en realidad, más que el hecho de que su cabello estaba grasoso y parecía estar desnutrido por lo delgado que era. Su larga y torcida nariz se veía mucho más larga de lo que debería, debido a lo delgado del resto de su cuerpo. Pero una gran nariz no hacía a una mala persona.

Remus se preguntó qué pensaría Sirius si supiera que él era un hombre lobo y juró en ese momento que nunca le diría su secreto a nadie.

Los pequeños botes siguieron su camino, con Hagrid ajeno a la hostil pelea entre los dos botes, y pronto estuvieron justo a los pies del castillo. La marea había bajado cuando estuvieron cerca del orilla, por lo cual Sirius estaba agradecido. Ya había decidido que prefería mucho más las escobas que los botes, y estaba ansioso por el momento en que pudiese desembarcar de esa cosa. Se deslizaron sobre una clase de muelle parecido a una mazmorra. Uno por uno, los botes rodearon la punta de muelle y Hagrid, quien había llegado primero, ayudó a cada uno de los estudiantes a salir del bote y llegar al suelo.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora