Conversaciones Oscuras en Pasillos Oscuros

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Después de volver de su detención, James y Sirius comieron cena más rápido que el resto de los estudiantes de Gryffindor y se apresuraron a llegar a la sala común para que Sirius pudiese revelar su sorpresa a James. Cuando llegaron al dormitorio, Sirius sacó la snitch de su bolsillo. Los ojos de James se abrieron como platos por la sorpresa.

-¡Una snitch de verdad! –chilló emocionado, y Sirius lanzó la pequeña bola dorada en las manos de James con una sonrisa- Wow, es más pesada de lo que imaginaba –dijo, pasando sus dedos alrededor de la pequeña bola y pesándola cuidadosamente con sus palmas. La bola se sentía cómoda, como en casa. Mientras él la miraba, la bola extendió sus alas y las batió contra sus dedos- ¿Dónde la conseguiste? –preguntó, alzando la vista.

-La encontré en los vestidores –dijo Sirius, muy orgulloso de sí mismo.

-¿Eso no es como robar? –cuestionó James con nerviosismo.

-Tienen un montón de snitches, estoy seguro de que no se darán cuenta que falta una. Además, no es como si la hubiese robado, ¿o sí? Sigue estando en propiedad de la escuela.

James asintió, conformándose con tener cualquier excusa que le permitiera quedarse con la bola. Le sonrió a Sirius.

-Para el próximo año cuando podamos hacer las pruebas para entrar al equipo, ¡vamos a ser prácticamente profesionales! –miró alrededor y rápidamente retrocedió al otro lado de la habitación opuesta a Sirius y lanzó la bola dorada en su dirección.

Sirius se estiró y se lanzó por ella, pero esta sacudió sus pequeñas alas, volando por el dormitorio.

-¡Rápido, atrápala! –rió Sirius, corriendo a montarse en su cama.

James se montó en la suya, luego sobre la de Remus, saltando al pesado baúl de Remus y sacudiendo sus brazos por encima de su cabeza desesperadamente al mismo tiempo que la snitch volaba alrededor.

-Caramba, también son más rápidas de lo que imaginaba –comentó James.

-¡La tengo! –chilló Sirius... pero no la tenía. Rebotó con un fuerte sonido en la cama de Peter Pettigrew y cayó del otro lado.

James rió al mismo tiempo que las piernas de Sirius se asomaban del otro lado de la cama.

-Podrías volverte un profesional con esos movimientos.

-Igual que tú –respondió Sirius, sobando su trasero al mismo tiempo que se reía de James, quien estaba con una pierna en su cama y una en la de Remus, sus brazos extendidos en el aire.

Cuando Remus y Peter volvieron al dormitorio casi una hora después, Remus frunció el ceño al notar el desastre de almohadas en el piso y avioncitos de papel que los chicos habían estado lanzando durante su intento de atrapar la snitch.

-¿Qué estuvieron haciendo ustedes dos? –Preguntó él con la boca abierta en sorpresa- ¡Este desastre!

-Sirius nos consiguió una snitch –dijo James con un resoplido al mismo tiempo que sacaba su pierna de la cama de Remus y se lanzaba a la de él.

-James aún no la atrapa –dijo Sirius desde su cama. Él se había rendido hacía un rato y sólo había dejado que James saltara de cama en cama intentando capturarla.

-Obviamente hay algo mal con esa snitch –dijo James con desagrado. Su nivel de diversión con la snitch habían descendido bruscamente mientras más tiempo le tomaba capturarla- Como si tuviese un repelente contra nosotros o algo así –frunció el ceño -¿A dónde se fue ahora? –miró alrededor.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora