El día de San Valentín estaba a la vuelta de la esquina, los pasillos de Hogwarts eran ruidosos con los estudiantes intentando engañarse unos a otros con pociones de amor de Zonkos. Sirius vio al menos en una ocasión a un gnomo de jardín encantado saliendo del huerto de calabazas de Hagrid, flotando en un disfraz de Cupido mientras los chicos de primer año evitaban ese desastre amoroso más temprano en la mesa de Gryffindor, bastante disgustados por el alboroto. James desenredó su mochila de sus hombros y la lanzó.
-¡Oh, pero que desastre!
-Dímelo a mí –gruñó Peter, quien había corrido escaleras abajo antes que los demás cuando el Cupido lo persiguió lanzándole pequeñas flechas a su trasero.
James miró por encima de la mesa, decidiendo tomar unos huevos y jamón y se sentó junto a Remus.
-Bilius parece estar pasándola bien –murmuró Sirius, señalando con la cabeza al prefecto, quien estaba sentado con su novia.
-No sabía que salía con Amelia Bones –dijo James con una ceja alzada.
-Ha estado saliendo con ella por un tiempo –dijo Peter sin siquiera mirarlos.
Sirius miró a Peter.
-¿Cómo es que siempre sabes todo eso antes que nosotros? –Demandó- Pequeño chismoso.
Remus miraba a Bilius y Amelia también.
-Caray, es un besuqueo bastante intenso.
-¡Y en el Gran Comedor, de paso! –dijo Sirius, impresionado.
-Al menos alguien disfruta esta estúpida festividad –dijo Peter, cuyo trasero aún dolía por las flechas del gnomo- San Valentín ni siquiera es un verdadero día de fiesta, ¿por qué debemos celebrarlo?
-Supongo que lo entenderemos cuando seamos mayores –respondió Remus- Parece que los de cuarto año ya lo entendieron –señaló a una pajera de cuarto año que estaba justo como Bilius y Amelia.
-Yo estaré demasiado ocupado con el Quidditch en cuarto año –respondió James- Ese es uno importante, saben, la mayoría de los capitanes son escogidos en quinto si lo serán, y planeo ser capitán, así que es muy importante para mí que mi cuarto año sea bueno.
-¡Ni siquiera sabes si entrarás al equipo y ya estás llamándote a ti mismo capitán! –Exclamó Sirius- ¡Ese ego, compañero!
James sonrió.
Luego del almuerzo, los chicos salieron a los terrenos para alejarse de todos los estudiantes obsesionados por el día de San Valentín. Estaba húmedo y frío, aunque no tan horrible como debía estarlo en esa época del año, así que fueron a la orilla del lago a lanzar rocas en el fino hielo esparcido sobre el lago, tratando de hacer patrones en los pedazos rotos. Cuando finalmente sintieron frío y el sol comenzó a ocultarse, hicieron su camino hacia el castillo, bromeando y riendo.
Acababan de llegar a las escaleras, mientras tonteaban, cuando la puerta principal se abrió de golpe y Severus Snape salió. Rápidamente, Sirius hizo señas a los demás para que lo siguieran mientras se escondía tras uno de los arbustos de los terrenos a los pies de las escaleras, justo antes de que Snape los viera. Se agacharon en el suelo y James cubrió con su boca la mano de Peter mientras éste intentaba preguntar por qué exactamente se estaban escondiendo.
Lily Evans apareció corriendo tras Severus, quien, para cuando ella salió, ya estaba a mitad del camino escaleras abajo; sus puños cerrados y escondidos en lo profundo de sus túnicas.
-Severus –gritó Lily- Para. Estás siendo ridículo... A nadie le importa un comino si nos hablamos.
-No lo soy –respondió Severus. Se detuvo en las escaleras y esperó a que Lily lo alcanzara- A ellos si les importa, Lily. Tú no entiendes a los de Slytherin, ¿cierto? A ellos les importa mucho, y es mucho más sencillo sólo... venir aquí a hablar, ¿de acuerdo? –la miró con una expresión amarga en su rostro.
ESTÁS LEYENDO
Los Merodeadores: Primer Año
RandomLunático. Colagusano. Canuto. Cornamenta. Sus aventuras fueron leyenda en Hogwarts. Pero también hay historias no contadas, historias que sólo ellos conocen. Acompáñalos y descubre la verdadera historia de Los Merodeadores de Hogwarts. ...