La Primera de las Tres Veces

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El bosque estaba inmutado. La pálida luz de la luna iluminaba los arboles, la oscuridad parecía tragarse el aire a su alrededor. Los chicos se guiaron por la vereda tanto como les fue posible, pero la mayoría del camino estaba cubierto de pantano y monte.

-Lumus -susurró Remus, alzando su varita para que la luz iluminara a los cinco mientras se movían a través de la oscuridad, iluminando ramas expuestas y largos huecos en el suelo para así poder seguir su camino sin caerse. A demás del sonido de sus pasos y sus respiraciones nerviosas, el único sonido eran los murmureos de Peter contando sus pasos, para así poder saber cuándo habían caminado lo suficiente como para estar fuera de los terrenos de Hogwarts.

Cuando dieron cincuenta y siete pasos, según el conteo de Peter, James cometió el error de decir:

-Caray, no entiendo por qué es prohibido, no hemos encontrado nada que lo haga ser prohibido. -No había terminado de decir las palabras cuando escucharon un amenazante crujido en los arbustos a su derecha. Las cinco cabezas se voltearon para ver entre la oscuridad.

-Todos vamos a morir -lloriqueó Peter.

-Cállate -exclamó Sirius- y sigue contando los pasos -aunque su voz también estaba un poco temblorosa.

Lily se acercó más a Remus en la oscuridad, determinaba a quedarse en el círculo de luz que su varita les proveía.

Otro crujido sonó desde la profundidad de los arboles.

-Tal vez debamos, eh, apagar la luz un momento -sugirió Sirius. Se extendió para alcanzar el brazo de James y la muñeca de Lily y le hizo señas con la cabeza a Remus para que se agarrara de Peter. Lily tomó a Remus, formando una cadena.

-Nox -susurró Remus y la luz se extinguió, dejándolos rodeados de completa oscuridad.

El crujido comenzó a hacerse cada vez más fuerte y los estudiantes de Gryffindor de primer año se amontonaron unos contra otros en la oscuridad. Mientras se hacía más fuerte, también ganaba un eco, lanzando el sonido entre varios árboles alrededor de ellos, haciendo parecer como si viniera de todas las direcciones exactamente al mismo tiempo. Ninguno sabía en qué dirección mirar, en qué dirección esperar el ataque. Pero luego, tan repentino como el crujido había comenzado, se detuvo, el sonido haciéndose cada vez más lejos hasta que no pudieron escucharlo.

-¿Qué creen que haya sido? -siseó James.

-No sé -respondió Sirius.

-Tampoco yo -añadió Remus- Pero vamos a tener que escuchar con más cuidado por si regresa, solo por si acaso... Lumus -la pequeña área donde estaban parados se iluminó una vez más, para revelar a Peter cubriéndose tras Remus, sollozando del miedo.

Se dieron la vuelta y continuaron su rumbo. Estuvieron caminando por un tiempo, aunque todo parecía ser lo mismo que había sido antes, oscuro y sombrío, delineado por las largas ramas de los arboles. La única cosa que marcaba la distancia que habían recorrido, además de los dolores en las piernas, era el sonido de los murmullos de Peter.

-Ciento sesenta y dos, ciento sesenta y dos, ciento sesenta y tres, ciento sesenta y cuatro -contaba Peter en voz baja- Ciento sesenta y cinco, ciento sesenta y seis...

-En realidad el bosque no está tan mal -dijo Sirius- Incluso me gusta, en realidad.

-Pacífico -concordó James, con sarcasmo- Me gustaría mucho más durante el día.

-Me pregunto qué tan viejos son estos árboles -dijo Lily.

-Supongo que tan viejos como el castillo -respondió Remus- el bosque era mucho más grande antes de que Hogwarts fuese construido, sabes, tuvieron que cortar mucho de él para poder hacer el castillo. Mantuvieron esta parte como un acuerdo con los centauros.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora