El Ego de James Potter

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James, Sirius, Remus, Peter y Lily siguieron a Bilius Weasley los demás Gryffindor fuera del Gran Comedor y arriba en muchísimas escaleras. Los llevó arriba, arriba y más arriba, en el castillo, hasta que estaban en la gran torre que habían visto desde el otro lago del lago.

-Esta es la torre de Gryffindor –dijo Bilius, y, señalando al retrato de la pared, añadió:- Esta es la Dama Gorda y es la única forma de entrar a la sala común.

El retrato les sonrió serenamente, abanicándose ligeramente con un pequeño abanico de madera.

-Demasiado cálido para ser septiembre, ¿no lo es? –preguntó ella, y luego:- Bilius, es mejor que te comportes este año. He oído lo de la gata de Filch.

-¿Fuiste tú? –Preguntó James riendo.- ¿Con la bengala de Filibuster?

Los tres chicos se habían reído tan fuerte que casi lloraban cuando Dumbledore mencionó lo que había ocurrido con la cola de la gata prendiéndose en fuego. Lily había fruncido el seño y murmurado algo sobre la crueldad contra los animales, como si alguien pudiese incendiar la cola de una gata a propósito con una bengala.

Bilius sonrió como respuesta a la acusación.

La Dama Gorda suspiró. –Una sonrisa no es una promesa de mejor comportamiento, Bilius.

-Estamos en presencia de la grandeza, chicos –dijo James, sonriéndole de vuelta a Bilius.

-Vaya, vaya –sonrió Sirius.

-Okay, okay –dijo Bilius, sacudiendo sus manos frente a ellos para calmarlos mientras Sirius hacía una reverencia burlona frente a él. Rió por lo bajo- Branquialgas.

Al principio, ellos pensaron que estaba hablando sin sentido o usando una jerga desconocida que aún no habían aprendido, pero luego, para el asombro de los de primer año, el retrato se abrió como una puerta y reveló un pequeño hueco por el que se debía trepar y una gran habitación más allá.

-Adentro, todos –dijo Bilius, agitando su mano hacia el hueco del retrato.

Atravesaron el retrato, uno por uno, y se encontraron en la sala común de Gryffindor. James miró alrededor con emoción. ¡Era exactamente como siempre se lo imaginó al escuchar las historias de su papá! Grandes y cómodas sillas, una enorme chimenea con lámparas, sofás, almohadas y geniales pinturas alrededor representando la heroica vida de algunos miembros de la casa. Los demás miraron alrededor también, e incluso Lily, quien había estado algo amargada desde que había sido sorteada diferente a como ella había esperado, parecía estar de mejor humor con su asombro por la sala.

-¡Hey, Alice! –Bilius llamó a una chica y ella se acercó. Su cabello era corto y tenía unos grandes y hermosos ojos bajo un par de lentes de pardo.- ¿Podrías hacerme un favor y mostrarle a Lily el dormitorio de las chicas? ¡Es la única Gryffindor de primer año!

Los ojos de Alice se abrieron como platos. -¡Wow! Bien por ti, tendrás tu propia habitación entonces.

-¿Habitación propia? ¿Cómo... sola? –Lily sonaba insegura.

Alice sonrió cálidamente. –Vamos, ¡estarás más emocionada una vez que lo veas!

Agitó su mano a Lily para que se acercara y las dos chicas se encaminaron hacia las escaleras de espiral que dirigían al dormitorio de las chicas.

-No estarás tan sola como piensas, nosotras las de segundo año estamos justo en el piso de debajo de tu habitación y puedes venir y pasa un rato con nosotras en cualquier momento. Tengo una subscripción a Bruja Adolescente este año, hacemos encantamientos para el cabello juntas y...- desaparecieron a través de la puerta al pie de la escalera.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora