Detención

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A Sirius le tomó una ridícula cantidad de tiempo encontrar la oficina de Madame Hooch, por lo cual se sorprendió al saber que Severus no estaba ahí en el momento en el que él llegó.

-Bueno, al menos uno de ustedes está aquí –dijo Madame Hooch cuando abrió la puerta para encontrar a Sirius de pie en el pasillo- Una vez el señor Snape llegue, podremos irnos.

-¿Irnos? –preguntó Sirius confundido. Pensó que se quedarían en la oficina durante la detención, pero antes de que Madame Hooch pudiese responder, Severus apareció corriendo por el pasillo.

-¡Y aquí está el otro! –Dijo ella- Sabes, muchos de los otros profesores te darían una segunda detención por llegar tarde.

-Lo siento –dijo Severus, luchando para conseguir aire. Había corrido todo el camino desde su encuentro con Lily en el corredor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Madame Hooch bufó y cerró la puerta tras ella, pasando el seguro con su varita.

-Síganme entonces, salgamos –guió el camino a través del pasillo y fuera hacia los terrenos.

Sirius estaba sorprendido de salir del castillo. Era un día hermoso, la luz del sol golpeaban cada centímetro de los terrenos con rayos cálidos, iluminando el lago y las hojas del Sauce Boxeador. Al otro lado de los terrenos podían ver al guarda llaves, Rubeus Hagrid, trabajando en su jardín con una pala, secando su frente con un pañuelo gigantesco al mismo tiempo que tomaba una pausa y los saludaba con la mano.

-Buenos días –dijo cuando ellos pasaron.

-Buenos días, Hagrid –dijo Madame Hooch, pero no se detuvo para charlar.

Madame Hooch guió al par de chicos al depósito de equipamiento cerca del campo de Quidditch y abrió el depósito de escobas.

–Estas escobas –dijo ella, señalando con su mano alrededor de donde estaba parada a la diversidad de escobas de la escuela. –no han sido atendidas en un tiempo y están necesitando atención. Por las próximas dos horas, ustedes dos deberán consultar el manual de instrucciones para escobas, el cual pueden encontrar en la estantería de la esquina, corten las puntas de las escobas a un largo estándar, pulan y enceren los palos y vuélvanlas a colgar en la pared en sus respectivos lugares. Encontraran los kits de mantenimiento para escobas en la estantería también. Estaré en la habitación de al lado, haciendo los horarios para los partidos de este año. Podré escuchar si comienzan a pelear y el resultado será otra detención si lo hacen. Les recomiendo que trabajen juntos, o al menos, de manera civilizada. ¿Quedó claro?

-Sí, señora –contentaron al coro.

-Muy bien. Háganme saber si terminan antes de las dos horas –añadió ella. Se volteó y desapareció por la puerta.

Sirius y Severus intercambiaron miradas. Finalmente, Sirius caminó y tomó una de las viejas escobas y le dio un vistazo. Severus cruzó la sala y tomó uno de los manuales de la estantería.

-¿Qué tipo de escoba es esa?

-Es una Cometa 360 –contestó Sirius.

Severus corrió sus dedos por los lomos de los libros hasta que encontró un manual para Cometas y lo sacó de la estantería. Lo cargó junto al kit de mantenimiento para escobas hacia donde Sirius se sentaba en una banca, la escoba posada en su regazo. Severus dejó el kit junto a él y lo abrió.

-Tú enceras y yo corto, supongo –sugirió.

Sirius negó con la cabeza. –No necesito ayuda arreglando una escoba. Será el doble de rápido si lo haces con tus propias escobas.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora