Los Merodeadores: Primer Año

Completa Idiotez

-¡Hey! ¿Cómo es que contigo puede mantener una conversación normal, pero hace que mis mocos se conviertan en murciélagos para que me ataquen? –se quejó James en susurros mientras el profesor Binns hablaba sin parar sobre Uric el excéntrico en medio del salón.

-Tal vez sea porque la miras como un pervertido cada vez que se acerca 20 yardas a ti –bromeó Sirius, dándole un codazo amistoso a James.

-A las chicas les gusta que las miren –dijo James, encogiéndose de hombros- Especialmente chicos como yo.

Sirius soltó una risita por debajo de su aliento.

-Oh y... Espera, es cierto, ella también cree que estás muy lleno de ti mismo. No sé de donde sacaría una idea como esa –sonrió.

Más tarde, después de Transformaciones y el almuerzo, los chicos estaban en la sala común, esperando el regreso de Remus de la Casa de los Gritos. James y Sirius jugaban Snaps Explosivos mientras Peter se angustiaba sobre la lectura que Binns le había asignado, cuando el agujero del retrato se abrió de par en par y Derek Bell entró a la sala común con aspecto de lunático. Era seguido por Bilius Weasley, quien lucía exhausto pero resignadamente frustrado.

-Y otra cosa... -dijo Derek, en voz muy alta, obviamente continuando una conversación que habían estado manteniendo en el pasillo-... Yo no hice ni una jodida cosa, ¡excepto evitar que huyera! ¡Es una completa idiotez!

-Yo sé eso, amigo, pero no soy quien pone las reglas aquí –dijo Bilius, encogiéndose de hombros. Suspiró- Si lo hiciera, Malfoy estaría montado en el primer tren que lo llevara de vuelta a su mansión, tú lo sabes.

Sirius alzó la vista del juego.

-¿Qué paso? –preguntó.

-Bienvenido de vuelta, Bil –agregó James.

-Gracias –respondió Bilius- Y no pasó nada que no nos esperábamos, de todas formas.

-¡Malfoy se las arregló para que sonara como si nosotros hubiésemos intentado atacarlo primero y que él estaba actuando en defensa propia cuando lanzó a Bilius del otro lado del maldito Comedor! –Gritó Derek- Maldito escarabajo mentiroso, es lo que es.

-Pero tú no lo atacaste ni nada, ¿o sí? –preguntó Sirius.

-¡Ni siquiera lo intenté! –Respondió Bilius- No pude haberlo hecho, estaba de espaldas cuando él me atacó a mí.

Sirius pareció disgustado.

-¡Es ridículo! ¿Cómo pudo Dumbledore caer en su mentira? Y ustedes tenían cientos de testigos, ¿por qué no le dijeron a Dumbledore que le preguntara a ellos?

-Yo lo mencioné –bufó Derek- Pero Malfoy comentó que todos los testigos a nuestro alrededor eran miembros del equipo de Gryffindor y dado que somos el capitán y el prefecto de la casa, les convendría a ellos decir que somos inocentes incluso si no lo fuéramos.

-¡Pero lo son! –exclamó James.

-Díselo a Dumbledore y Moody –dijo Derek. Suspiró- Iré a tomar una siesta, estoy agotado de todo esto –sin más preámbulos, se dio la vuelta y dejó la sala, momentos luego se escuchó como cerraba la puerta de su dormitorio de un portazo. Bilius suspiró.

-No sé. Todo el mundo en este lugar se está volviendo loco últimamente –dio la vuelta y se sentó en una de las sillas acolchadas junto a la chimenea- Estoy harto de Malfoy y sus estupideces. ¡Han sido seis años de esto! –Se frotó la frente- Malfoy odia a toda mi familia. Antes también iba tras mi hermano Arthur. En el momento que me vio cruzar la puerta se empeñó en mí también. Nunca lo olvidaré, me mataba con la mirada mientras yo estaba siendo seleccionado, saben, y luego cuando íbamos a las salas comunes, en el vestíbulo de entrada, dijo gritando que estaba impresionado de que mi familia pudiera costearse dos pares de túnicas para mi hermano y para mí, y comenzó a burlarse de que no éramos tan ricos como su familia lo es. Los galeones son inútiles si tu alma es una mierda –Bilius bajó su mirada ceñuda a sus manos- No quiero ser rico si el oro hace que actúes así.