El Primer Partido

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Octubre pasó rápido cuando los Gryffindors de primer año se mantuvieron ocupados con clases y tareas. James, Sirius, Remus y Peter se las arreglaron para seguir explorando los primeros dos pisos del castillo para su mapa, habiendo marcado todos los puntos de referencia a lo largo de los corredores en grandes pedazos de pergamino que Sirius mantenía guardados en su baúl. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos abriendo cada puerta y mirando cada rincón y ranura, aún sentían que les faltaban partes del castillo. Parecía como si Filch podía materializarse de una parte del castillo a otra en instantes.

-¿Tal vez desaparece? –sugirió James una tarde mientras caminaban a través de los terrenos hacia el campo para su lección de vuelo.

Remus negó con la cabeza. –Bilius dijo que no se puede desapareces en los terrenos de la escuela. Es por eso que deben practicar en Hogsmeade.

-Demonios –murmuró Sirius, quien había estado emocionado por la idea- ¿Entonces como lo hace?

Los demás se estaban volviendo buenos en el vuelo en sus lecciones en el campo con Madame Hooch, aunque la única que estaba cerca de volar tan bien como James era Lily quien había probado ser muy buena naturalmente. Pero eso no era una sorpresa, ya que ella era la mejor en todas las demás materias. El profesor Slughorn simplemente la adoraba, alagando cada poción que ella hacía como si fuese una clase de prodigio. Todos los profesores estaban siempre encantados con Lily y sus talentos.

-¿Por qué no solo van y la coronan y acaban con esta estupidez? –gruñó Sirius después de una particularmente ardua clase de Transformaciones, cerrando con McGonagall mostrándole a todos el perfecto pájaro de porcelana de Lily transformado en un verdadero pájaro.

-Ni siquiera fue tan inteligente –gruñó él- Cualquiera podría transformar un pájaro de porcelana en uno de verdad, ¿cierto?

Mientras tanto, James y Sirius eran menos conocidos por sus calificaciones y más por su talento en meterse en problemas. Los chicos siempre andaban tramado algo y los profesores mantenían un ojo en ellos sin descanso, dentro y fuera de clases. No era extraño estar sentado en la sala común de Gryffindor y escuchar un grito de sorpresa cuando un alma desafortunada pasara por una trampa escondida o una broma de cualquier tipo que ellos habían colocado. Una de sus favoritas había sido un hechizo que Sirius había encontrado en un libro en la biblioteca con el cual fijó una pequeña nube de lluvia sobre Peter Pettigrew que no dejaba de llover a cántaros sobre él. Fue muy divertido hasta que el contra hechizo falló en su trabajo y los chicos tuvieron que presentar su tontería a la profesora McGonagall para que pudiese detener la lluvia. Ella lo había desaprobado por completo y quitó cinco puntos a Gryffindor por ello.

El primer partido de Quidditch de la temporada era un tema famoso alrededor de la escuela a mediados de octubre. Sería entre Gryffindor y Hufflepuff y había muchas especulaciones sobre los equipos, los cuales habían, aparentemente, obtenido un nuevo capitán durante el verano ya que sus capitanes anteriores se habían graduado. Iba a ser un evento emocionante y, para triplicar la emoción, era un día antes de Halloween, en el cual habría un gran banquete de celebración.

El día del partido terminó siendo lluvioso y sombrío. James y los chicos se amontonaron para resguardarse del frio, rehusándose a perderse el partido por causa de un mal clima. No eran los únicos enfrentándolo, parecía que casi toda a escuela estaba bajando al campo con sus botas para la lluvia y sus impermeables. James utilizo el encantamiento impermeable para evitar que sus deportivos rojos y dorados se mojaran.

A pesar de la lluvia, las gradas estaban llenas de anticipación y Sirius había guardado una caja de Bertie Botts para compartir entre ellos en las gradas mientras esperaban a que el partido comenzara. Los chicos rieron e intercambiando grageas entre ellos, retándose unos a los otros a comer las que se veían más asquerosas. Estaba comenzando a ponerse nerviosos, aburridos después de que Peter se negara a comer otra de las grageas asquerosas sin importar cuantos "te reto por tres hipogrifos" lo retaran, cuando llegó una marea de emoción entre multitud.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora