Quejicus Snape

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El extraño niño que había aparecido en su compartimiento en el Expreso de Hogwarts estaba empujando a su ruidosa lechuza al portaequipajes encima de su cabeza. Lily observó como el niño peleaba con la jaula para encajar en el pequeño espacio.

-Silencio, Bubo –dijo el niño al ave y sacó un par de túnicas de su mochila, cubriendo la jaula con ellas. Bajó la mirada y se encontró con los ojos de Lily.- Lo siento –dijo y se sentó en el banco frente a ella.- No está acostumbrado a estar encerrado en su jaula de esa forma.

-Está bien –dijo Lily, secándose los ojos- Es un ave –se encogió de hombros. Se volteó para mirar a la ventaja de nuevo. Podría ver a su familia. Su mamá y papá aún diciendo adiós con la mano animadamente, pero Petunia tenía sus brazos cruzados sobre su pecho con el ceño fruncido. Lily presionó su palma en el cristal de nuevo. Las palabras de Petunia aún quemaban sus emociones como carbón caliente. Se tragó la decepción. Deseaba que Severus, donde sea que estuviese, pudiese subir rápido al tren y encontrarla. Más que nada, ella deseaba su compañía. Se sentía como si estuviese con el corazón roto y necesitaba que le recordaran de su emoción.

-Soy James, por cierto –dijo el chico- James Potter.

-Lily Evans –contestó sin mirarlo.

Él estuvo callado un momento y luego preguntó: -¿Estás bien?

Ella lo miró.

-Es que... Estás llorando –remarcó. Tenía una amable y preocupada mirada en sus ojos cuando la miraba.

Lily estuvo a punto de responderle cuando la puerta se abrió otra vez y otro chico entró.

-¿Puedo sentarme aquí? –preguntó.

-Claro –James contestó sin esperar la opinión de Lily. El chico se sentó al lado de Lily.- Soy James.

-Y yo Sirius –contestó el nuevo chico.

-¿Serio sobre qué? –preguntó James.

-No, no serio –contestó.- Sirius. Es mi nombre. Sirius Black.

-Oh –asintió James- Entiendo –abrió su mochila y sacó una revista y varias varitas de regaliz. Le ofreció las varitas de regaliz a Sirius y Lily. Lily sacudió su cabeza pero Sirius tomó una y mordió la punta con entusiasmo- ¿Te gusta el Quidditch? –preguntó James.

-Me encanta –dijo Sirius.

Los chicos empezaron a hablar sobre deportes y Lily volvió a sus preocupaciones, mirando hacia afuera de la ventana. De repente el tren silbó y una fresca nube de humo entre gis y blanco llenó el andén 9 y ¾ ocultando a las familias tras él, despidiéndose se los estudiantes. El tren se sacudió y repentinamente, la estación de King Cross comenzó a alejarse. Lily se levantó, presionando su nariz contra la ventana, observando como el tren lentamente iba abandonando la plataforma. Su corazón dio un vuelco contra sus costillas y exclamó, observando hasta que su familia estuvo fuera de su vista. Sintió un nudo subir hasta su garganta y se sentó de nuevo en la banca, cubriendo sus ojos, llorando.

-¿Está bien? –susurró Sirius.

-No sé –respondió James por lo bajo- Le pregunté pero no dijo que le molestaba.

Lily los miró, pero sus ojos se enfocaron en una figura detrás del cristal, pasando por el compartimiento.- ¡Severus! –llamó, su corazón acelerándose al verlo.

La puerta se abrió y Severus Snape entró.

-Aquí estas –dijo- Te he estado buscando por todas partes...

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora