Para Proteger a Lily

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Severus esperó a que Filch volviera de perseguir lo que él creyó que era Peeves, pero una vez que el conserje estuvo ausente por más de quince minutos, decidió que estaría bien irse. Se levantó de la silla que Filch le había asignado para que se sentara en su oficina y, mirando atrás al lugar donde estaba seguro que los pensamientos de James se habían originado, caminó hacia el pasillo, mirando a ambos lados por señales del regreso de Filch. Al no ver nada, se alejó rápidamente del corredor, de vuelta a la biblioteca.

Lily estaba sentada exactamente donde él la había dejado, en un salón de clases vacío a dos puertas de distancia. Ella se puso de pie al verlo entrar y cerrar la puerta tras de sí cuidadosamente.

-¿En dónde demonios estuviste? –demandó ella, su voz en llamas como su cabello. Tenía una mano en su cadera- Comencé a pensar que te había ido y me dejarías a mi aquí.

-Filch me atrapó –explicó Severus- Me llevó a su oficina.

-¿Qué? –Lily lucía exaltada y horrorizada- Pero entonces, ¿Cómo te...? ¿Tú que...?

-Se distrajo –dijo Severus. Se pausó. —Dime, se que has estado llevándote mejor con James Potter y eso últimamente... ¿Qué tan... eh... talentoso es él?

Lily se ruborizó. -¿Qué clase de pregunta es esa?

-Digo, como, ¿es considerablemente rápido para aprender hechizos complicados? –cuestionó Severus.

Lily frunció el ceño.

-No particularmente, que yo haya notado. Aún está intentando dominar algunos hechizos de Encantamientos y Transfiguraciones... Ugh, ¡no me hagas comenzar! Ese chico apesta en los hechizos de Transfiguraciones, siempre pidiéndole ayuda a Remus. Su tarea no es trabajo de Remus, pero Sirius Black y él piensan que lo es –ella negó con la cabeza- En serio, no me hagas comenzar a hablar sobre James Potter y lo holgazán que es.

-Interesante –murmuró Severus.

-¿Interesante? ¿Por qué es eso interesante? –preguntó Lily.

-Ninguna razón en particular –mintió Severus.

Lily quería seguir preguntando, pero no sabía si se atrevía, así que cambió de tema: -¿Al menos entraste a la biblioteca, antes de que Filch te atrapara?

-No –respondió Severus. Ya no estaba pensando en la biblioteca. Estaba pensando demasiado en James como para pensar en la biblioteca. Si James no era grandioso para conjurar hechizos, ¿cómo pudo aprender algo tan complicado como un hechizo de invisibilidad? Algo tan bueno que lo haya podido esconder a él y a Sirius y escabullirse en la oficina de Filch sin ser atrapado- ¿Qué hay sobre Black? –Preguntó Severus- ¿Es bueno?

Lily suspiró. –Te acabo de decir que James y él tratan de copiarse la tarea de Remus Lupin, ¿o no? –preguntó ella. Entrecerrando sus ojos, preguntó: -¿Por qué de repente estás tan interesado en los demás Gryffindors?

Severus suspiró. –Bueno... está bien. Es sólo que creo que estuvieron en la oficina de Filch y tal vez hayan robado la carpeta del prefecto Weasley de su gabinete. Eran invisibles.

-¿Invisibles? –La voz y las cejas de Lily expresaron profunda duda- Sev, en serio, ¿invisible?

-Es posible –exclamó Severus- Hay un hechizo que puede hacerlo, pero si son tan malos como tú dices que son, no podrían haberlo hecho –se rascó la barbilla.

Lily parecía maravillada de que algo tan increíble como ser invisible existiera.

-No pueden haber estado en la oficina de Filch –dijo ella, una vez que procesó la idea de la invisibilidad- James y Sirius están en clase de Defensa Contra las Artes Oscuras... Donde yo debería estar –añadió significativamente.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora