Remus y Peter fueron directamente a la sala común de Gryffindor después de salir de Defensa Contra las Artes Oscuras, ambos frustrados de haber sido los únicos de primer año que atendieron a la clase. Remus, quien estaba aún incomodo cuando estaba solo con el profesor Tutman, estuvo completamente solo, sin nadie además de Peter, quien no era muy buena compañía, realmente. Eso hizo una clase doble bastante incómoda. Se hizo paso entre los pasillos de la torre, Peter corriendo tras él tratando de estar a su mismo nivel. En el retrato de la Dama Gorda, Remus estuvo a punto de decir la contraseña cuando ella se abrió y Lily Evans salió, con su mochila entre sus hombros, arreglando su cabello en una cola de caballo al mismo tiempo que salía del agujero del retrato.
-¿Y dónde, exactamente, estuviste? –demandó Remus, sin ningún preámbulo.
Lily alzó la vista y se ruborizó, un signo seguro de que estaba mintiendo.
-Estuve enferma –dijo- Muy enferma. Me quedé dormida. Voy a... voy en camino a ver a Pomfrey después del almuerzo si comer no me ayuda. Pensé que tal vez un poco de té...
Remus la fulminó con la mirada. –Bueno, James y Sirius también faltaron. Fuimos sólo Peter y yo durante toda la clase.
-Lo sé. Ellos están adentro mirando unos viejos pergaminos –dijo con un tono distante.
-Bueno, Tutman está furioso –dijo Remus- Habló sin parar sobre eso por mitad de la clase –En realidad, Tutman parecía no haberlo notado. Había estado demasiado distraído por el nerviosismo que lo había dominado desde el incidente en las mazmorras. No dijo ni una palabra durante la clase sobre sólo dos de sus cinco alumnos presentes. Pero Remus no iba a hacerlo sonar como si ellos hubiesen sido extremadamente suertudos por haber faltado a una clase en la cual el profesor estaba tan distraído como para darse cuenta de su obvia ausencia.
Lily suspiró con frustración. Y se veía como que realmente lo lamentaba (Remus tuvo el presentimiento de que no habría ese lamento en los rostros de Sirius y James cuando les dijera la misma mentira).
-Mira, no pude evitarlo, ¿de acuerdo? Debo irme. Alice me espera en el Gran Comedor –hizo a Remus y a Peter a un lado y se alejó.
Peter miró a Remus.
-No parecía enferma –dijo.
-Sí, y apuesto que Sirius tampoco –respondió Remus con un suspiro.
Los dos chicos pasaron por el agujero del retrato y la Dama Gorda se cerró tras ellos. Con el sonido de ellos acercándose, James y Sirius, quienes estaban sentados cerca de la chimenea, comenzaron a recolectar como maniáticos el desastre de pergaminos esparcidos a su alrededor en la alfombra.
-¡Oh, sólo son ustedes! –dijo Sirius, dejando los pergaminos de nuevo en la alfombra.
-Sólo Remus y Peter- dijo también James, soltando los pergaminos.
-¿Y bien? –Preguntó Remus- ¿Ya Pomfrey los diagnosticó como locos holgazanes? –James rió, pero con una mirada por parte de Remus, se detuvo- Tutman estaba furioso. Lily también faltó.
-Sí, lo sabemos. Estuvo aquí regañándonos la mitad del tiempo –dijo Sirius- Metiendo sus narices donde no debía...-volteó a mirar los pergaminos- No creo que estuviese enferma realmente –dijo mientras miraba fijamente las paginas organizadas de nuevo.
Remus bufó. –Tampoco tú, al parecer.
-¡Lo estaba! –replicó Sirius- Estuve despierto mitad de la noche.
James asintió. –Igual yo, estuve con él. Nunca he visto a nadie vomitar como él, fue como si un Filibuster hubiera sido encendido en su estomago –sonrió por la asquerosa imagen mental que había fabricado.
ESTÁS LEYENDO
Los Merodeadores: Primer Año
RandomLunático. Colagusano. Canuto. Cornamenta. Sus aventuras fueron leyenda en Hogwarts. Pero también hay historias no contadas, historias que sólo ellos conocen. Acompáñalos y descubre la verdadera historia de Los Merodeadores de Hogwarts. ...