Alastor Moody

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El hombre tenía su espalda en el marco de la puerta mientras Lily entraba al salón de Defensa Contra las Artes Oscuras, pero en el momento que ella cruzó el umbral, él sacudió su varita por encima de su hombro y la puerta se cerró con un sonido seco y los sonidos del seguro retumbaron en el aire.

-Tome asiento, señorita Evans –gruñó el profesor, nunca volteando su cabeza.

Lily prácticamente corrió para ocupar el puesto vacío al lado de Remus, sacando el libro de su mochila mientras la ponía a sus pies.

El hombre había estado rompiendo las tizas que estaba alineadas frente a la pizarra, lanzando las piezas en pequeños montones y haciendo una fila de ellas. Ahora que ya todos estaban en sus asientos, se aclaró la garganta, sacudió sus manos y miró alrededor, mirando a cada uno de ellos con el ceño fruncido. Su ojo descubierto paseaba entre ellos, luego lo fijó sobre Remus.

-Eres el hijo de Lyall Lupin –dijo él. No era realmente una pregunta, pero Remus asintió. Luego el ojo del hombre viajo hasta Sirius- Y tú. Tú eres uno de los Black.

-Sí, señor –respondió Sirius.

El hombre relamió su labio inferior lentamente, estudiándolo.

-Yo te recuerdo. Y a tu padre. Orion Black, un visitante regular del Callejón Knockturn, me han contado. Interesante. Entonces estás en Gryffindor, ¿o no?

-Sí, señor –dijo Sirius.

-Tus padres deben estar... muy orgullosos, estoy seguro –musitó.

Luego, con un asentimiento, y sin otra palabra respecto a sus identidades, se dio la vuelta, caminando por el salón para abrir las ventanas. Parecía perdido soñando despierto mientras se mantuvo de pie en un mismo sitio por un largo rato, sus brazos cruzados sobre su pecho, sus dedos tamborileando contra su codo. Los estudiantes se miraron entre ellos incómodamente mientas él parecía haberse olvidados completamente de ellos. Luego, repentinamente, aún mirando hacia afuera por la ventana, murmuró:

-Alerta permanente.

Lily supo, por la expresión en sus rostros, que los chicos estaban tan confundidos como ella.

El hombre se tomó otro largo momento mirando hacia los terrenos antes de volver a mirarlos.

-Escriban eso –dijo él. Con un movimiento de varitas, abrió las persianas que aún estaban cerradas- Alerta PERMANENETE –gritó la última palabra.

Hubo un sonido apresurado de plumas contra pergaminos. Lily subrayó la frase dos veces para recordar el énfasis que el hombre había puesto en aquellas palabras.

-¿Cuál es la mejor manera de evadir la magia oscura? Esperándola. Siempre. Saber que en cualquier momento podrías ser atacado. Son tiempos oscuros, magia oscura está siendo practicada en todas partes. Sus defensas son inútiles a menos que estén preparados para enfrentarlos. Mantén tus ojos cerrados y estás muerto –el hombre caminó por la habitación hasta la pizarra, tomó un pedazo de tiza de donde los había lanzado anteriormente y escribió en la pizarra "ALERTA PERMANENTE" de largo a largo. Lo encerró en un círculo- Todos me preguntan cómo lo he hecho, mantenerme vio en un trabajo como el que tengo, y ésta –golpeó la pizarra con sus nudillos- es la única diferencia entre los otros magos y yo. Cualquiera que no esté siempre atento es vulnerable a caer por aquel mago que se hace llamar el Señor Tenebroso y sus seguidores. Eres propenso a ser asesinado, ¡Maldecido! ¡Envenenado! ¡Explotado en pedacitos! Muchas maneras de terminar muerto.

Lily estaba inclinada hacia atrás en su silla con ojos abiertos como platos. Su aspereza era alarmante y su actitud aterradora. La forma en que lo expresaba, que hubiera peligro en todos lados, retorciéndose en cada corredor de Hogwarts.... Pero claro que Hogwarts era seguro, pensó Lily, ¿cierto?

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora