-Ah... Sirius Black... -murmuró el Señor Tenebroso, con una sonrisa apareciendo en su rostro, forzando a sus buenos rasgos en una sonrisa extraña que contenía más malicia que humor- Me preguntaba cuando sabría de ti.
Las palmas de Sirius estaban empapadas en sudor, tanto que podía sentir el espejo deslizándose de sus manos y apretó sus dedos para sostenerlo firme. La última cosa que necesitaba era demostrarle al Señor Tenebroso lo nervioso que estaba. Todo el plan recaía en que Voldemort estuviese inconsciente de que algo inusual estaba pasando. Sirius reunió cada gramo de coraje que tenía dentro de sí... Todo lo que lo hacía un Gryffindor... Y dijo:
-¿Estaba esperándome, entonces?
-Pues claro –dijo el Señor Tenebroso, su voz rasposa y callada, demandando atención- Era solo cuestión de tiempo antes de que regresaras... El hijo pródigo.
-Um, sí, sí, exactamente –respondió Sirius, asintiendo con la cabeza- Sólo estuve esperando el momento correcto para hablar personalmente con usted sobre esto. Es por eso que robé el espejo de Lucius Malfoy. Yo sabía que él sabía cómo hablar con usted y lo encontré y lo robé para así poder decirle que no piense menos de mí.
El Señor Tenebroso rió por lo bajo, mirando fijamente a través del espejo con ojos que parecían brillar con... ¿Era eso orgullo? Sirius sintió su estomago retorcerse al pensar en eso. El Señor Tenebroso orgulloso de él. De alguna manera, eso parecía ser lo opuesto a lo que uno esperaría en su vida.
-Nunca podría pensar menos de ti –dijo lentamente Voldemort- Sabía que el día llegaría, cuando me buscaras.
Sirius respiró profundo.
-Me he escapado de los terrenos, señor –dijo él- Estaba esperando que pudiéramos hablar... Frente afrente. Y... Sé que ha estado tratando de tomar el castillo. Se en lo que Malfoy ha estado trabajando. Él... él me lo dijo. Es mi primo, ¿sabe? Así que él confía en mí. Y se lo del imperius sobre Tutman. Pero yo podría llevarlo al castillo y podríamos tomarlo. Justo. Usted, yo y Lucius.
Voltemor sonrió, sus labios curvándose lentamente.
-¿Y Lucius está ahí contigo?
-No, señor –respondió Sirius.
-¿Entonces estás solo?
Sirius afirmó con la cabeza.
Los ojos de Voldemort brillaron.
-Muy bien, entonces –dijo- como gustes.
El corazón de Sirius latió tan fuerte que podía sentir como luchaba para salirse de su pecho. Ese era el momento. Ese era. Se acercaba. De repente, el espejo se oscureció y lo dejó caer al suelo y hubo una chispa de luz y un gran ¡pop! Y muchas cosas pasaron al mismo tiempo.
Cinco voces gritaron "¡Stupefy!" exactamente al mismo tiempo desde cinco ángulos distintos. Chispas rojas volaron de cinco varitas, viajando directamente hacia el centro del claro, al lugar donde Lord Voldemort había aparecido, sus brazos alzados en una V al mismo tiempo que él conjuraba también un hechizo "¡Protego!" y las chispas rojas golpearon el escudo que había creado alrededor de sí mismo, rebotando, desviándose y volviendo a los árboles. El hechizo de Sirius rebotó contra sí mismo, golpeándolo directamente en el pecho y cayó, mientras que los otros habían tenido tiempo suficiente para esconderse de los hechizos, los cuales viajaron por el aire antes de desvanecerse o golpear algún árbol. Peter gateó fuera de su escondite, sus pies arrastrándose alrededor del sendero, tropezándose con algunas ramas, golpeado el suelo y rasguñando sus rodillas y las palmas de sus manos, jadeando con desesperación, inseguro en qué dirección quedaba el castillo.
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Los Merodeadores: Primer Año
RandomLunático. Colagusano. Canuto. Cornamenta. Sus aventuras fueron leyenda en Hogwarts. Pero también hay historias no contadas, historias que sólo ellos conocen. Acompáñalos y descubre la verdadera historia de Los Merodeadores de Hogwarts. ...