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Remus estaba desaparecido una vez más.

Lily miró a su asiento vacío en Encantamientos la mañana siguiente y de nuevo se encontró a sí misma preguntándose por qué el profesor Flitwick no había notado que uno de sus cinco estudiantes de primer año de Gryffindors no estaba en clase. Después de la gran producción de ese discurso que dio el primer día de clase sobre lo pequeña que era la clase de los Gryffindors y de que ninguna acción pasaría desapercibida por él, se veía de lo más inusual para Lily que en realidad él no se diera cuenta de la ausencia de Remus. Claramente, entonces, por deducción, Flitwick estaba consciente de la falta de un estudiante y simplemente no le prestaba atención.

Lily miró a Sirius y James con ojos entrecerrados por las sospecha. Obviamente había algo más de esa desaparición que lo que los demás hablaban y estaba bastante cansada de guardar el secreto como Dumbledore le pidió sin tener una buena razón del por qué. La última vez que hablaron sobre ello, los chicos no sabían nada sobre las desapariciones de Remus, pero ¿tal vez habían descubierto más para entonces? Una chica sólo podía tener esperanzas.

Cuando Encantamientos culminó, Lily se apresuró a salir al pasillo y tomar el brazo de James por su túnica y detenerlo.

-¿Dónde está Remus? –preguntó ella.

James se encogió de hombros. –No lo sabemos, ¿o sí? –Dijo él- No más de lo que tu sabes.

-¿No se los dijo? –Presionó ella- ¿No le preguntaste la última vez?

El rostro de James estaba sin expresión.

-Bueno, pues claro que le preguntamos –dijo defensivamente.

-Bien, ¿Qué dijo él? –preguntó Lily.

-Deja de ser tan entrometida –dijo Sirius, apareciendo de la nada al lado de James, interviniendo antes de que James pudiese contestar.

-Tú quédate fuera de esto –dijo ella- Estoy teniendo una conversación con James, no contigo.

Sirius sonrió. –Oh, ya veo –le dio un codazo a James- Mira eso, James. Aún no estás en el equipo de Quidditch y ya ella está cambiando de opinión sobre quererte –guiñó un ojo.

-¡Iugh! –Lily soltó el brazo de James, el cual ya había olvidado que aún sostenía, y empujó a ambos chicos- No interesa –dijo ella- No me interesa Remus Lupin lo suficiente como para sentarme aquí a escuchar tus tonterías –se alejó echa una furia, dejándolos a ellos atrás.

Ella apenas escuchó cuando James preguntó: -¿Por qué tenías que venir y hacer eso?

Momentos después, dos pisos arriba del corredor de Encantamientos, en su camino hacia Transformaciones, Lily aún estaba furiosa con los chicos y recitando para sí mismas todos los insultos que debió haber/pudo haber/quiso haber dicho si sólo hubiese tenido más tiempo para pensarlo... Escuchó un bajo silbido y alguien siseó su nombre.

-¡Psst!... ¡Pisst, Lily! –se dio la vuelta para encontrar a Severus asomado desde el baño de los chicos. Ella se pausó, mirando atrás para asegurarse de que los chicos de Gryffindor no estuviesen detrás de ella y se acercó.

-Sev, ¿Qué estás haciendo? –preguntó ella.

Le hizo señas para que se acercara y ella entró tímidamente con unas cuantas miradas tras ella. En el momento en el que entró a la habitación, Severus cerró la puerta tras ella y presionó su espalda sobre esta, calzando su deportivo contra el marco para mantenerla cerrada si alguien intentaba entrar.

-Necesito hablar contigo –dijo, aún en susurros como si pensara que alguien estaba escuchando- Es muy importante.

-Bueno, estoy camino a Transformaciones –explicó ella- Realmente no puedo hablar ahora. McGonagall odia cuando llegamos tarde y...

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora