En una mansión en lo más alejado de una ciudad muy lejana a Hogwarts, el Señor Tenebroso posó su espejo cuidadosamente de manera que la cara de éste estuviese abajo, y el reflejo en el otro extremo de la conexión sólo mostraría oscuridad. Se paseó de un lado a otro, furioso, sus labios apretados y su alma hirviendo. Lucius Malfoy, el tonto, tenía la misión de proteger el espejo, ahora más que nunca. Pero ahí estaban: El espejo en posesión de otro estudiante de Hogwarts que, dados los susurros nerviosos que había escuchado, sabía muy bien para qué servía el espejo. Si tan sólo hubiera insistido en comenzar sus clases de legeremancia ahora, en lugar de esperar al verano, habría sido capaz de saber exactamente quienes eran los intrusos, pero no... Severus Snape, el niño de primer año cuya asistencia había requerido con el propósito de aprender el arte de la legeremancia, había insistido en que sería mejor esperar y aprender cara a cara, en vez de enseñarle desde la distancia que los separaba.
Los ojos de Voldemort brillaban con ira, un rojo intenso a través de la oscuridad, su estrés llenando la habitación. Se dio la vuelta hacia la suave figura de su adorada mascota, la serpiente Nagini, y corrió sus dedos por sus frías escamas al mismo tiempo que ella se desplazaba más cerca a través de la madera de la mesa. La cola de Nagini estaba enrollada y girando alrededor de los desperdicios de la cena del Señor Tenebroso. Su presencia lo hacía sentir mejor y se dio cuenta de que un poco de su tención se libero a través de una larga y profunda respiración, permitiendo que la cabeza de la serpiente se deslizara por su palma.
Siii, cálmese, amo, siseó Nagini, su delgada cola cosquilleando la mano de Voldemort.
Sintiéndose mejor gracias a la atención de la serpiente, Voldemort sintió sus pensamientos aclararse y murmuró:
-Tal vez sea ese muchacho Black. Lucius dijo que fue uno de los que vio el espejo del baño... -Voldemort miró a la serpiente y gentilmente movió sus dedos en la silueta de sus escamas por detrás de su cabeza, bajando hasta el resto de su cuerpo- Sí –susurró él- Por supuesto. Por supuesto, él y sus pequeños amigos de esa noche... -dejando su palma caer de la cabeza de la serpiente, extrajo su varita y caminó arrastrando los pies fuera de la habitación, dirigiéndose a hablar con sus hospitalarios anfitriones.
La casa en la que se estaba hospedando era oscura, iluminada por las antorchas en los pasillos, iluminando retrato tras retrato del linaje de sangre puras a través de muchos siglos, cada uno marcado con el nombre del retratado, los cuales posaban sus ojos en él mientras pasaba frente a ellos, mirándolo por encima de sus narices con recato. El Señor Tenebroso descendió suavemente las amplias escaleras hasta el recibidor de la mansión, donde, sentado frente a la chimenea, estaba el amo de la mansión: Abraxus Malfoy.
-Mi señor –anunció Abraxus, poniéndose de pie ante la llegada de Voldemort, inmediatamente haciendo una reverencia, en la cual su nariz casi toca la alfombra.
-Necesito tu brazo, Abraxus –comandó Voldemort en su fuerte y poderosa voz. Extendió su mano mientras Abraxus se acercaba con su brazo izquierdo extendido, la Marca Tenebrosa era clara y brillante en la piel. Voldemort bajó su varita y la presionó contra la piel de Abraxus y la marca pasó de negro a un rojo vivo, quemando dolorosamente la piel, ocasionando que el brazo de Abraxus temblara al mismo tiempo que caía sobre sus rodillas. Una vez que la marca quemó lo suficiente, Voldemort soltó el brazo de su fiel seguidor y se dio la vuelta sin ofrecerle ayuda al hombre para levantarse del suelo, mientras Abraxus luchaba para recuperar la compostura- También necesito tu lechuza –dijo el Señor Tenebroso suavemente, dándole la espalda mientras miraba por la ventana a los Mortífagos apareciendo en los terrenos de la mansión- Necesito castigar a tu hijo.
Abraxus alzó la vista a la silueta del Señor Tenebroso en la ventana gris.
-¿No sería más rápido, mi señor, contactarlo desde el espejo...?
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Los Merodeadores: Primer Año
RandomLunático. Colagusano. Canuto. Cornamenta. Sus aventuras fueron leyenda en Hogwarts. Pero también hay historias no contadas, historias que sólo ellos conocen. Acompáñalos y descubre la verdadera historia de Los Merodeadores de Hogwarts. ...