James estuvo casi tan emocionado de volver a Hogwarts como lo había estado por ir por primera vez. En el momento en que su madre lo soltó, dio una carrera por la Plataforma 9 ¾ para encontrar a sus amigos. Estaba ansioso de mostrarle la capa de invisibilidad a Sirius Black y volver al castillo para encontrar el mapa de pasadizos secretos en la oficina de Filch. James encontró a Sirius en un compartimiento por la mitad del tren, acostado en la banca mirando al techo.
-Aquí estás, compañero. He estado buscándote –dijo James alegremente mientras entraba al compartimiento y cerraba la puerta tras él- Tengo cosas increíbles que contarte. Mi papá me dijo... -James se detuvo de inmediato, mirando el aspecto del rostro de Sirius- ¿Qué te pasa? –preguntó.
Sirius suspiró y se sentó, sin mirar directamente a James. –Es mis padres –dijo- No me comprenden.
-¿No te comprenden? –Preguntó James- ¿Tu mamá estaba molesta por lo de Gryffindor, entonces? ¿Te gritó?
-Peor –contestó Sirius- No me habló en toda la navidad. Ni mi padre. Regulus, mi hermano, me habló un poco, pero no nos llevamos muy bien esta vez- Fue horrible estar en esa casa grande y oscura, básicamente solo en mi habitación –suspiró- el verano será mucho peor –negó con la cabeza y pasó una mano por su nuca distraídamente.
James frunció el ceño. –Lo siento, Sirius –dijo- ¿Pensé que Regulus y tú se llevaban bien?
-Solíamos hacerlo –contestó Sirius- Lo cual lo hace incluso peor. Mi madre lo entrenó muy bien para que creyera todo lo que ella siempre ha creído. Él dijo todo lo que me preocupaba que dijera mi madre sobre ser un Gryffindor –miró fuera de la ventana por un largo momento, luego se encogió de hombros- Supongo que sólo me molesta más de lo que creí que lo haría –admitió.
James estaba a punto de responder cuando la puerta se abrió de golpe de nuevo y ambos voltearon para encontrar a Peter Pettigrew.
-Aquí están ustedes dos –exclamó como su hubiese estado buscando por siglos- ¡No los he visto desde que partimos de Hogsmeade antes de las vacaciones! –James se dio cuenta, sólo cuando Peter lo dijo, que no lo había visto desde que estaban en los carruajes que los llevaba a la estación y se sintió un poco culpable por ello. Peter era fácil de olvidar, eso es todo, meramente parte del clan porque era el único otro Gryffindor de primer año y sería grosero dejarlo fuera del grupo, aunque si James era honesto (o cualquiera de ellos, en realidad), él preferiría poder dejarlo fuera.
-Nos estábamos preguntando por ti –mintió James- Nos preguntábamos donde te habías metido y eso.
-Tuve que estar en un compartimiento con un chico extraño, Xenophilius –dijo Peter- Nadie más quería sentarse con él y yo no encontraba ningún otro compartimiento –se sentó al lado de Sirius- ¿Tuvieron una buena navidad? –preguntó.
-Oh, brillante –murmuró Sirius.
-Estuvo bien –entendió James.
-Oh. Bueno, la mía fue genial –dijo Peter y se pausó, mirándolos como si esperara que uno de ellos le preguntara que había sido tan genial, pero ninguno lo hizo, así que luego de un momento de silencio, Peter se adentró en su historia sobre uno de sus tíos hechizando a otro de sus tíos y teniendo que pasar la Víspera de Navidad en San Mungo, tratando de arreglar todo mientras uno de los tíos bailaba tap y el otro estornudaba incontroladamente
Como a la mitad de la ridículamente larga historia, la puerta se abrió y Lily Evans, seguida de Alice Bell, se pasó en el marco. Peter la miró, sorprendido de verlas detenerse en el compartimiento a voluntad propia. Lily se aclaró la garganta.
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Los Merodeadores: Primer Año
RandomLunático. Colagusano. Canuto. Cornamenta. Sus aventuras fueron leyenda en Hogwarts. Pero también hay historias no contadas, historias que sólo ellos conocen. Acompáñalos y descubre la verdadera historia de Los Merodeadores de Hogwarts. ...