-¡Ay, mira por donde pisas, Peter!
-¡Estás sobre mi pie!
-Auch... Caray.
Los cuatro juntos a duras penas cabían bajo la capa de invisibilidad, especialmente porque Peter era torpe y seguía tropezando a los otros chicos y pisando sus pies. James sostenía la capa, él en la delantera, mirando alrededor entre la oscuridad. Sirius estaba atento a cualquier señal de Peeves, Filch, la señora Norris o cualquier otro profesor, pero los pasillos estaban desiertos.
Hicieron su camino por las escaleras, las cuales se habían básicamente memorizado para entonces, y silenciosamente se arrastraron hasta la cima de las escaleras que llevaban al vestíbulo de entrada. La luz de la luna se coló por la ventana y Peter miró a Remus, un escalofrío recorriendo su columna, temiendo que la luz de la luna pudiese afectarlo mientras escalaban los escalones de las escaleras. Pero no era luna llena, así que las preocupaciones de Peter fueron en vano, aunque en retrospectiva, un hombre lobo hubiese sido más fácil de lidiar que lo que estaba a punto de encarar.
Abajo, en las mazmorras, se movieron tan silenciosos como podrían, todos amontonados muy juntos con nerviosismo, las paredes oscuras parecían cerrarse alrededor de ellos. Las pinturas en las paredes eran más sombrías que las del resto del castillo y sus ocupantes parecían estar observándolos a pesar de la capa. Pasaron el salón de Pociones y la oficina de Slughorn hasta llegar a un pasillo estrecho donde Remus había visto a Tutman, Malfoy y Snape. Finalmente se detuvieron, amontonándose en la pared.
-Muy bien –susurró James- ¿Cuál es la puerta?
Remus la señaló.
James salió de la capa y caminó hacia la puerta del baño de prefectos y presionó su varita contra el pomo.
-¡Alohomora! –su voz parecía fuerte, incluso cuando fue a penas un susurro. Nada pasó. Frunció el ceño hacia la puerta.
-Necesitas una contraseña para entrar a un baño de prefectos –susurró Peter.
Sirius también salió de la capa y se unió a James.
-Son los Slytherins –dijo con confianza- ¿Qué tan difíciles pueden ser sus contraseñas? No son muy brillantes, ¿o sí? –Se volteó hacia la puerta- ¡Serpientes! ¡Sangre pura!
-¡Bloqueada! –dijo James- Ehh... ¡Contraseña!
-¡Slytherin! –intentó Sirius- Slughorn... Eeh... Oh, ya sé, ¡Salazar!
Hubo una serie de clicks y James miró a Sirius con los ojos muy abiertos, emocionado. Remus y Peter se removieron la capa de encima y Remus la dobló en su bolsillo mientras Peter se apresuraba a seguir a James y Sirius en la puerta del baño de prefectos. Se pararon frente a ella, mirando fijamente la puerta, la emoción corriendo por sus venas.
-Lo hicimos –susurró Sirius.
-Caray –murmuró James.
Peter tembló.
-Bueno –dijo Remus con voz temblorosa- ¿Entramos?
Sirius asintió y tomó el pomo.
-Espera –dijo James- Varitas afuera. Debemos estar listos en caso de que haya algo horrible aquí.
-¿Cómo el Señor Tenebroso? –preguntó Sirius, con un ligero aire de nerviosismo en su sarcasmo.
-¿Q-que bien podrían hacer nuestras varitas contra... contra el S-S-Señor Tenebroso? –Peter se estremeció.
James rodó los ojos.
-Bueno, tenemos a un hombre lobo, ¿cierto? Él no tiene uno de esos –él le sonrió a Remus.
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Los Merodeadores: Primer Año
RandomLunático. Colagusano. Canuto. Cornamenta. Sus aventuras fueron leyenda en Hogwarts. Pero también hay historias no contadas, historias que sólo ellos conocen. Acompáñalos y descubre la verdadera historia de Los Merodeadores de Hogwarts. ...