La Desaparición de Remus

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-¡¿Qué es todo este escándalo aquí afuera?!

La profesora McGonagall salió del Gran Comedor casi inmediatamente después de que Lily había desaparecido a través de las puertas, cuando James y Sirius aún estaban haciendo sus reverencias ante los estudiantes de Hogwarts. Entrecerró sus ojos cuando vio a James, Sirius y Peter en las escaleras, siendo el centro de atención, y trotó hacia ellos.

-De vuelta a sus cuartos, chicos -los corrió.

Sirius saltó desde el tercer escalón. -Pero, profesora... Esperamos a Remus.

-Sí, no hemos comido aún -asintió James.

Ella suspiró. -Remus no los acompañará en esta ocasión. El profesor Dumbledore me ha informado que Remus estaba enfermo temprano esa mañana y fue enviado a la enfermería para ser atendido por Madame Pomfrey.

-¿Qué le pasa a Remus? -preguntó James.

La profesora McGonagall negó con la cabeza. -Dumbledore no me lo dijo. Ahora váyanse, coman algo y luego vayan a sus dormitorios. No quiero verlos rondando por el castillo causando disturbios otra vez -los escoltó hasta el Gran Comedor y hasta la mesa de Gryffindor, donde los dejó, devolviéndose a la mesa de los profesores.

James, Sirius y Peter se sentaron. Peter no tardó en tomar sándwiches del plato frente a él, Sirius tomó un par de muslos de pollo, pero James se rascó la barbilla pensativamente, pensando en Remus y en la misteriosa enfermedad que le había tomado de repente.

-Es mejor que comas -le dijo Sirius- McGonagall nos está viendo -James alzó la vista a la mesa de profesores y no era mentira que ella tenía un ojo sobre los chicos, otro estaba asintiendo con la conversación que estaba manteniendo con la profesora Viridi. James tomó un par de sándwiches y los comió distraídamente.

Una vez que los chicos comieron hasta estar llenos, se dirigieron a la torre de Gryffindor. La sala común estaba abarrotada y no había oportunidad de que ellos pudiesen encontrar unas sillas cómodas antes de medianoche, así que subieron a su dormitorio a hacer su tarea (incluso cuando Peter parecía ser el único realmente haciéndola). Se sentó diligentemente en su escritorio y sacó los libros, las notas que había tomado en Pociones mientras Sirius se echaba en el suelo e intentaba practicar el encantamiento Wingardium Leviosa. James, sin embargo, yacía sobre su espalda, sus pies arriba en la pared, lanzando la bola de mascar roja al aire y atrapándola una y otra vez, pensando, sus ojos puestos en la cama vacía de Remus.

-Así que, ¿Dónde creen ustedes que esté Remus? -preguntó James.

-La profesora McGonagall nos dijo -dijo Sirius, apuntando su varita a un calcetín viejo que había sacado de lo más profundo de su baúl- Está en la enfermería, enfermo.

-Fue a ver a Dumbledore y... ¿se enfermó? -preguntó James en un tono de incredulidad.

Sirius se encogió de hombros. -¡Wingardium... leviosa! -el calcetín tembló pero no se elevó del suelo.

-Tal vez Dumbledore y él comieron algunas galletas en mal estado y le dio dolor de estómago -sugirió Peter desde su escritorio.

La cara de James se arrugó con escepticismo.

Sirius rodó los ojos a James detrás de la espalda de Peter. Volvió a agitar su varita. -Wiiiingarrrdium levioSA -el calcetín se sacudió patéticamente. Sirius gruñó- ¡Nunca haré que funcione!

-¡Wingardium leviosa! -dijo una voz desde el marco de la puerta y el calcetín se elevó, flotando por encima de la cabeza de Sirius hasta el techo. Los tres chicos se voltearon para encontrar a Bilius Weasley en la entrada- Hola, chicos -dijo y dejó caer el calcetín. Éste calló en el regazo de Sirius- No los vi en la sala común así que pensé en echarles un vistazo. Escuché que hicieron todo un espectáculo en las escaleras del Comedor.

-Nuestra interpretación de "I'll See You In My Pensieve" fue un éxito con las brujas -asintió Sirius con una sonrisa de mujeriego- Tal vez deberíamos formar nuestra propia banda, James. ¿Qué opinas? Podríamos llamarnos... The Broomstick Boys.

Bilius rió. -Puedo ver la portada de Bruja Adolescente. Atuendos cursis que combinen y chicas de tercero embelesadas.

Sirius rió fuertemente.

Bilius sonrió. -Como sea, sólo quería asegurarme de que llegaron sin problemas, ya que no estaban abajo- pausó, mirando alrededor- ¿Dónde está Remus?

-Enfermería -contestó Peter Pettigrew.

-Al menos eso es lo que dicen -dijo James de mala gana.

-¿Qué tiene? -preguntó Bilius.

Sirius contestó: -No sabemos.

-Sería bueno por lo menos saber -comentó James- ¿Y si es contagioso?

-Estoy seguro de que la profesora McGonagall nos habría mudado si fuese contagioso -dijo Sirius, pero James notó como Peter se removió incómodamente y se reubicó un poco más lejos del escritorio de Remus, que estaba próximo al suyo.

-Bien, si deciden que se cansaron de su tarea y quieren jugar una ronda de Snaps Explosivos o ajedrez mágico, sólo bajen -dijo Bilius y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Pero los chicos no bajaron, se quedaron en su dormitorio, despiertos hasta muy entrada la noche hasta que Sirius finalmente había conseguido dominar el encantamiento y Peer se durmió sobre su pergamino, roncando fuerte desde su escritorio.

-Busca si hay algún encantamiento anti-ronquido -pidió James. Sirius buscó, pero no había ningún encantamiento de ese tipo que pudiese encontrar, así que usó su nuevo talento con el wingardium leviosa para levitar a Peter hasta su cama. El esfuerzo salió bien a duras penas: Sólo había conseguido golpear a Peter en la cabeza una vez, y Peter se las arregló para mantenerse dormido durante ese tiempo, así que Sirius dijo que no contaba si no lo sentía.

El día siguiente era sábado, el primer día libre que tenían en Hogwarts y se apresuraron a salir a los terrenos a explorar. Deseaban que Remus apareciera pero no lo hizo en todo el día. James y Sirius gastaron una buena parte del tiempo afuera tratando se deshacerse de Peter, quien los seguía como una sombra cuando caminaban hacia el lago y lanzaban pan tostado al calamar gigante para ver como sus largos tenáculos agarraban el pan que flotaba en la superficie del agua.

Esa noche Remus no volvió y las sospechas de James fueron creciendo. -¿Qué puede ponerlo tan enfermo como para no volver en dos noches enteras? -demandó, de nuevo evitando su tarea mientras Peter hacía la suya en su escritorio. Esta vez Sirius se sentaba en su cama y se lanzaban la bola uno a otro.

Para la noche del domingo, aún no había visto ni un cabello de Remus Lupin.

-¿Creen que sea algo serio? -Preguntó mirando alrededor- ¿Creen que se está muriendo o algo? Sólo digo: tres noches enteras. Y, seamos honestos, no se ve exactamente como el dios de la salud...

-Estoy seguro de que no está muriendo -discutió Peter.

-Uno nunca sabe -replicó James- Una vez estaba en casa de un amigo muggle y vi en un programa de televisión a unos niños con cáncer en un hospital muggle de Londres... Remus no se ve muy distinto a ellos.

Sirius negó con la cabeza. -Si fuese cáncer lo que tiene, lo habrían llevado a San Mungo para que se lo extraigan mágicamente, ¿no lo crees?

-Tal vez eso hicieron -sugirió James- Ninguno de nosotros lo ha visto, después de todo.

Sirius se rascó la barbilla. -Tal vez deberíamos visitarlo. No porque no le crea a la profesora McGonagall cuando dice que él está aquí, sino porque debe estar aburrido en la enfermería sin nadie con quien hablar. Debimos haber ido el fin de semana.

-¿Quieren visitarlo ahora? -preguntó Peter, alzando la vista del pergamino en el que estaba trabajando para Herbología- Pero esta oscuro y es contra las reglas salir de la sala común en la noche...

-No ahora, obviamente -contestó Sirius- Pero... tal vez mañana después de Defensa Contra las Artes Oscuras, si no ha vuelto para entonces.

James estuvo de acuerdo y los chicos se fueron a la cama, trepando bajo las sabanas ya que el aire se había enfriado considerablemente en los últimos días gracias al otoño que se acercaba, y las últimas noches de verano llegaban a su fin. Se durmió mirando entre sus cortinas de dosel, preguntándose y esperando que Remus estuviese bien.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora