Los Gryffindor de Primer Año

3.3K 326 164
                                    

Uno de los horribles chicos del tren había sido seleccionado en Gryffindor.

Bueno, pensó Lily haciendo más fuerte su mano en la mano de Severus, eso lo establece: ¡Definitivamente no quería ser seleccionada en Gryffindor si ese era el tipo de persona que terminada en esa casa! No podía imaginarse pasar todo el año con Sirius Black compartiendo el mismo aire que ella. El pensamiento la hacía temblar. Además, sería un caos: ¡Severus y él en una misma habitación todo el año! ¡Estarían peleando constantemente!

Lily observó como un par de estudiantes más eran seleccionados (Carin, Dorothy y Drever, Penelope. Ambos fueron a Hufflepuff) y la profesora McGonagall llamó: -¡Evans, Lily!

El mundo parecía haberse detenido. Se volteó con pánico hacia Severus.

-Estoy asustada, Sev –susurró con apuro. Lo miró. Sus palmas estaban sudadas pero no quería soltar su mano, se sentía segura. Ese era el momento que ambos habían estado esperando, contantemente hablando de ello por dos años, y ahora que estaba ahí, estaba demasiado asustada como para caminar hacia la banca.

La pálida cara de Severus se volteó para mirarla y una pequeña y gentil sonrisa se asomó entre sus profundos y brillantes ojos.

-Ve –dijo, dándole coraje- Lo harás genial.

-¿Y que si me caigo en el camino? –preguntó. Le había preguntado lo mismo al menos unas cientos de veces antes, probablemente mil veces en un día, y ella sabía, incluso cuando preguntó, exactamente lo que él le respondería.

-Entonces te recogeré –dijo Severus- Siempre te recogeré, Lily.

Tomó una respiración profunda, calmando los nervios con sus palabras.

-Pero no tendré que hacerlo –dijo él- Estarás bien. ¡Te veré en un minuto en la mesa de Slytherin! –Severus soltó su mano y la empujó gentilmente hacia adelante.

Lily trago seco, caminó con nerviosismo y se sentó en la banca. La profesora McGonagall le sonrió.

-Aquí estas, querida –dijo, su acento escoses pronunciando las palabras. A pesar de su cara severa, la profesora McGonagall tenía una sonrisa bastante amable y confortante, así que Lily le sonrió de vuelta y McGonagall dijo:- Aquí va el sombrero, querida –y soltó el sombrero en su cabeza.

La última cosa que Lily vio antes de que el sombrero cubriese sus ojos fue la mirada llena de esperanza y atenta por la anticipación de Severus.

-Interesante...- dijo una voz. Lily brincó en sorpresa. El sombrero no había hablado con nadie hasta ahora. Entró en pánico por un momento, preguntándose si todos podían escuchar la voz.- No –contestó el sombrero.- Sólo tú y yo. Cualquier cosa que digamos es entre nosotros. Nadie más puede oírnos.

-¿Ni siquiera a mi? –susurró ella.

-Ni siquiera a ti –respondió el sombrero.

-Debiste usar magia para crear una barrera a prueba de sonido, ¿no? –cuestionó Lily.

-Sí. Estamos bajo el encantamiento muffliato –explicó el sombrero, riendo entre dientes- Sí... Sí... Exactamente. Eres inteligente, ¿o no? Sí... Sí, ya veo, realmente inteligente. Hmm... Y trabajas duro, también. Veo mucha ambición, pero no demasiada... Bondad, pero eres una bruja poderosa, harás cosas increíbles... cosas muy increíbles... Hmm.

-¿Estás mirando mi cerebro? –preguntó Lily.

-Lo estoy. Tienes amor en ti. Es un poderoso y antiguo poder que muchos magos no comprenden. Eres rara, Lily Evans. Bastante rara. Ahora... ¿Dónde te pondremos?... Estarías de maravilla en Ravenclaw, con ese ingenio rápido y esa inteligencia...

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora