Un Pedazo de Vidrio Roto

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-¿Para eso hicieron todo este viaje, entonces? –Preguntó Lily con la confusión clara en su voz- ¿Para robar un pedazo de vidrio roto?

Sirius guardó cuidadosamente el pedazo de espejo dentro de la mochila de James.

-No es sólo un pedazo de vidrio roto –exclamó James hacia Lily.- Te dijimos que no entenderías el por qué estábamos aquí, así que cállate.

Lily cruzó sus brazos sobre su pecho.

-Salgamos de aquí, –suplicó Peter- antes de que alguien entre.

Los demás estuvieron de acuerdo y corrieron hacia la puerta. James tuvo mucho cuidado de que su mochila no se golpeara contra nada en el camino. Lily aún estaba molesta.

-¿Cómo es que vale la pena arriesgar su educación por esa porquería? –Demandó ella- No puede valer nada.

-Eso demuestra lo poco que sabes –exclamó James.

-Vale muchísimo –dijo Sirius- Pero sólo si sabes lo que estás buscando, claro.

Lily cruzó sus brazos.

-¿Y desde cuando robar es algo justificable? –demandó ella, golpeando repetitivamente su zapato contra la alfombra verde, mirando a los chicos de manera acusadora. Estaba tan molesta que casi no notó el chillido horrorizado de Peter al mismo tiempo que apuntaba frenéticamente hacia la puerta.

Antes de que Lily reaccionara, James la tomó de la mano y la tiró hacia el suelo detrás de un sofá cercano a ellos. Sirius se lanzó al suelo tan rápidamente que sacó todo el aire de sus pulmones y Peter se agachó incómodamente, con el sudor deslizándose por toda su frente al mismo tiempo que el sonido de la puerta de la sala común de Slytherin abriéndose llegó a sus oídos. Los ojos de James estaban abiertos como platos, implorándole a Lily que permaneciera en silencio mientras alzaba su mano libre hacia sus labios para pedirle que no hablara. No tuvo que decírselo dos veces. Por lo que Severus le había dicho de los estudiantes de Slytherin, de ninguna manera iba Lily a procurar ser atrapada escabulléndose en su sala común.

-Viejo zoquete –dijo una voz ronca que ninguno de los chicos reconoció- Tal vez aún conservara ambos ojos si no se empeñara en entrometerse en los asuntos de las personas como lo hace.

-Sí –concordó una voz más alta- Si vuelve a acusar a mi madre una vez más...

-Acusó a toda la casa, sabes –dijo la primera voz- Estoy considerando dejar de asistir a Artes Oscuras.

-No es como si estuviese enseñando algo que no sepamos ya –coincidió la segunda voz.

Las voces se acercaban cada vez más, y Sirius se presionó tan fuerte como pudo a la espalda del sofá. El labio inferior de Peter temblaba y el sudor de su frente corría como cascadas. Lily contuvo su respiración y pudo sentir el nerviosismo a través de los dedos de James, los cuales estaban entrelazados con los de ella. Los dos estudiantes de Slytherin continuaron su discusión sobre el profesor Moody al mismo tiempo que pasaban frente al sofá, sus piernas siendo ahora visibles para los cuatro estudiantes de Gryffindor y se dirigían hacia las escaleras sin molestarse a mirar al suelo.

-Yo podría mostrar un curriculum más interesante en Artes Oscuras –dijo el primer chico con sorna- ¡Me gustaría ver el cabello del viejo Moody levantarse si supiera sobre la mitad de la magia que puedo hacer! –se escuchó el ruido de sus pasos sobre la alfombra y luego una puerta cerrándose de golpe.

Los estudiantes de Gryffindor se relajaron, lo cual conllevó a que el pobre Peter Pettigrew cayera de espalda en la alfombra. Lily se dio cuenta de que estaba tomada de la mano con James Potter y la soltó rápidamente como si estuviera sucia (lo cual era, probablemente, lo correcto). Sirius rodó fuera de su escondite y se apresuró en ponerse de pie.

Los Merodeadores: Primer AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora