4. El impostor

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Should I Stay or Should I Go - The Clash

ESTAR RODEADO de personas en una sola habitación, con todos los ojos puestos en mi cuerpo casi desnudo, no es el plan que tenía en mente cuando acepté el trato con Gerald

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ESTAR RODEADO de personas en una sola habitación, con todos los ojos puestos en mi cuerpo casi desnudo, no es el plan que tenía en mente cuando acepté el trato con Gerald.

Y mucho menos que ahora al parecer tengo hermanos.

El primero en perder la cordura es el chico de cabello ondulado. Sus ojos se agrandan al verme parado, ahí, con una sola toalla cubriéndome.

—¡¿Qué mierda?! —El chico mira a Tegan con perplejidad—. ¡Hubieras empezado por ahí!

Antes de que me dé cuenta, el chico ya me tiene apergollado entre sus brazos.

—¿Travis? —La pequeña voz de la pelirroja me hace girar a su encuentro.

Creo que está llorando, pero no estoy completamente seguro. Una sonrisa se dibuja en sus labios, emocionada. Pero ellos dos parecen ser los únicos en expresar algo, los otros tres chicos se muestran recelosos. Como si mi toque los quemara.

—Es hora de que se vayan. —El castaño corta el ambiente como un cuchillo afilado.

El chico que me tiene contra él hace un puchero exagerado. Yo solo me quedo tieso en su agarre.

—¿Qué? ¿Estás de broma? Hace solo unos segundos atrás pensaba que mi primo estaba probablemente muerto.

¿Primo?

—Largo. —La voz irascible del matón y ahora aparentemente hijo de Gerald hace que los brazos del chico de cabello ondulado me suelten dejándome respirar.

Se va a regañadientes de la habitación tomando consigo a la chica pelirroja del codo, que aún sigue con los ojos perplejos. Cuando la puerta se cierra detrás de sus espaldas, ya empiezo a entender todo.

—Así que tú eres el impostor. —La chica de ojos aceitunados, Tegan, resopla en mi dirección.

Abro la boca, pero la cierro cuando veo que cada uno de los chicos parece querer enterrarme un cuchillo en el pecho. Busco al chico matón por ayuda, pero él no hace nada más que asesinarme con su mirada.

—¿No se supone que llegaría hasta mañana? —La voz airada del castaño se dirige hacia el chico matón.

—Resultó que no tenía mucho por perder. Fue más sencillo de lo que creímos —él le contesta encogiéndose de hombros.

Tomo todas mis fuerzas para no aventarme hacia él. Puede que si me convencieron muy rápido. Pero en mi defensa, estaba muriéndome de hambre.

—¿Y porque papá no nos avisó por adelantado? —El castaño frunce el ceño con indignación.

El matón vuelve a encogerse de hombros como si le diera igual todo este asunto.

—Quería que todos estuviéramos presentes. Mañana llegan Ari y K.T.

La Manada de los WolffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora