Noah no ha dejado de correr desde el día en que unos hombres asesinaron a su padre a sangre fría enfrente de él.
Desde ahí siempre supo que se las vería por sí solo.
Pero todos sus planes se complican cuando un día, un hombre llamado Gerald Wolff...
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CUANDO BAJO a la primera planta me sorprendo al ver a Gerald encimado en su auto. Lleva una gorra del equipo y en una mejilla lleva tatuado los colores de los lobos.
—Vamos, ¿Qué esperan? Ya se está haciendo tarde. —Gerald presiona el claxon con emoción al mismo tiempo que inspecciona su tatuaje en el espejo del auto.
K.T y Ari se encaminan a él con una enorme sonrisa dibujada en sus rostros. Cuando me encuentro con la mirada de Gerald él me otorga una sonrisa emociona que me hace olvidar la fachada de hombre imponente que creí conocer en los condominios.
Lo que hace el tiempo.
Nash se detiene a lado de mí, mirando igualmente con extrañeza a su padre.
—No sé qué bicho le picó.
—Quiere hacer una aparición pública como familia. Además los cachorros no tenían con quien regresar al terminar el juego —Tegan argumenta pero puedo sentir una extrañeza cálida en su voz.
Está igualmente sorprendida.
Me subo en la Jeep con Tegan y Nash, los cachorros se van con su padre. Al parecer Spencer y Reiner se adelantaron hace un ahora.
Cuando llegamos al estadio de la escuela una enorme multitud de fanáticos se aglomeran en las entradas del lugar. Muchos llevan los colores de los lobos y otros vienen de rojo con blanco. Apoyan al equipo visitante, los gladiadores de Devian prep.
Enserio, ¿quién pone los nombres?
Cuando salimos del Jeep, Gerald y los cachorros ya están comprando hot dogs y sodas para todos. Si pensaba que afuera habia alboroto, adentro del estadio los fanáticos se desbaratan como los muñecos inflables que ponen afuera en los comercios de refacciones.
En el campo los equipos todavía no han sido presentados, pero la multitud grita como si ya estuviera empezado el juego.
A lo lejos en las gradas, un espacio vacío desentona a la mancha de cuerpos que hay en todas las gradas. No hago nada más que entornar los ojos para darme cuenta que Reiner Wolff es el causante de eso.
Al parecer no soy el único que teme de Reiner. Él está sentado con los brazos cruzados mirando su celular. No me lo imagino chateando y mandando caritas felices ¿Entonces será parte de un blog satánico?
A mi lado, Nash ahuyenta mis pensamientos cuando se acerca a Tegan susurrándole:—¿Quién convenció a Reiner de venir?
Mientras nos aproximamos al lugar vacío, Tegan se gira su hermano, y por un momento sus ojos se quedan en mí. Ella se encoje de hombros.
Un extraño presentimiento me dice que manteneme a raya fue la principal razón que lo convenció de venir aquí.
Lo dejo ser. Llegamos a las gradas cuando falta poco para que comience el partido. Al llegar a Reiner, Jackie y Liz aparecen al mismo tiempo que nosotros. Llevan unas camisetas grandes que sólo las cubren hasta los muslos.