Noah no ha dejado de correr desde el día en que unos hombres asesinaron a su padre a sangre fría enfrente de él.
Desde ahí siempre supo que se las vería por sí solo.
Pero todos sus planes se complican cuando un día, un hombre llamado Gerald Wolff...
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ME TOMOUNOS SEGUNDOS en reaccionar hacia la muestra de afecto de la chica.
—¡Travis! —Me apergolla con sus brazos al apartar sus labios de mi mejilla.
Al momento la reconozco. Es la chica pelirroja que estaba aquel día en mi casi completa desnudes.
—N-no puede ser. —Ella gimotea en mi pecho—. No quise creerlo cuando Reiner lo dijo, pero de repente salió en las noticias y y-yo...no puedo creerlo. Dios, es que es imposible, pero aquí estas y...
Se seca sus lágrimas sin importarle que la mirada de la mayoría de los estudiantes recaiga en ella. Su mirada queda en blanco por unos segundos.
—¿M-me recuerdas verdad? —Su rostro se pone lívido y yo trago gordo.
—¡Claro que te recuerda! —En unos segundos Tegan se encuentra a mi lado, dándome un pequeño empujón con su hombro—. Ustedes eran los mejores amigos. Incluso recuerda su compromiso falso. ¿Puedes creerlo Travis? Ella aún guarda aquel anillo que le diste, ese que te salió en la caja del cereal.
Tegan me muestra una sonrisa forzada, yo me dispongo a asentir rápidamente.
—¿E-enserio? —Los ojos de la chica me miran esperanzados mientras sus mejillas se tintan de color rojizo.
Diablos, sí que es bella. Lleva el uniforme al igual que todos, pero la casi mini falda y su cabello castaño rojizo recogido en dos coletas la hacen parecer a esas chicas que salen en los animes.
Trago gordo.
—Eh...por supuesto...
Demonios, necesito que alguien me empiece a decir los nombres de las personas que al parecer conozco.
—Jackie. —Esta vez Nash me salva, aunque al ver como sus ojos brillan con admiración en dirección hacia la chica, presiento que el decir su nombre fue solamente un impulso.
Incluso a mí me duele cuando ella le regala una sonrisa de dos segundos y vuelve a poner toda su atención en mí. Puedo sentir una daga imaginaria clavada en mi espalda.
Con aquel arrebato de su parte apenas me percatado que detrás de Jackie están otros dos chicos. Una es tan hermosa como Jackie. De tez morena y cabello negro.
Me regala una sonrisa cordial. A su lado hay un chico de piel oscura que me asiente como saludo.
Puedo notar que ellos nunca conocieron a Travis.
—Travis. —La chica morena se acerca hacia mí—, me alegra conocerte, tus hermanos y Jackie siempre hablaban de ti. ¡Es como si ya te conociera! Me llamo Liz Rodríguez, por cierto. Este es Dallas.
—Un gusto. —Dallas me extiende su mano para estrecharla y yo la tomo con nerviosismo.
Nunca había conocido a tanta gente en un solo día.
