Noodle sonrió mientras se miraba en el espejo, ajustando el nudo de su capucha para evitar que cayese.
Una vez más se preguntó porque había aceptado una fiesta de disfraces para celebrar su cumpleaños, sin embargo, las explicaciones de Murdoc y Russel sobre lo acertada que sería en su fecha especial lograron que dejase que todo fluyera sin más.
Sabía de qué se disfrazarían Russ y Murdoc, el monstruo de Frankenstein y Drácula respectivamente, sin embargo, no sabía que se colocaría el cantante de la banda, él queriendo mantener el secreto de su disfraz.
Salió de su cuarto, saltando por el pasillo, moviendo con diversión el canastillo que complementaba su traje, bajando las escaleras mientras canturreaba la canción que resonaba en el primer piso, paseando los ojos por el salón, varias caras conocidas abalanzándose sobre ella para saludarla y felicitarla.
Se separó, deslizándose hacia donde se encontraba el baterista, él sonriéndole y ofreciéndole algo de beber, ella aceptando encantada.
- ¿Y Stuart? – Preguntó, Russel encogiendo los hombros.
- Creo que aún no termina de cambiarse.
- ¿Tan complicado es su disfraz?
- Por lo menos no creo que ande mostrándose como cierta chinita que estoy viendo. – Noodle se sobresaltó, mirando con el ceño fruncido al bajista, él riendo entre dientes.
- Mi falda es mucho más bonita que tu capa desteñida. – Murdoc hizo un gesto de desdén, empujando a la mujer para hablarle a aparte, alejándose de Russel.
Ella se mordió el labio, lista para golpear al mayor si se le ocurría pasarse de listo, Murdoc simplemente pasando un brazo por sus hombros, tendiéndole con la mano una llave.
- Necesito que me hagas un favor, Caperucita. – Murmuró contra su oído, asegurándose de no ser visto por el baterista.
- ¿Cuál?
- Veras, hay una cava con un muy buen vino en el sótano, pero olvidé sacarlo por tu cumpleaños, por lo cual te pido que vayas a buscarlo.
- ¿Cómo sabré que vino es?
- Es el único que esta allí. – Contestó, carraspeando para aclarar su garganta. – Sin embargo, debes tener cuidado, hay un lobo muy peligroso escondido allí, así que cuídate.
- Nadie puede conmigo, Mudz.
- Oh, nena, este lobo tiene más que colmillos para devorarte. – Se separó de ella, indicándole con un dedo el camino, ella asiendo un gesto afirmativo para abrirse paso entre los invitados.
- Se te olvidó decirle que el lobo tiene pelo azul. – Miró los ojos blancos de Russel con una sonrisa.
- Piensa que no la veremos en un buen rato. – Susurró de vuelta. – Y, si tiene suerte, el inútil le dará un buen regalo de cumpleaños.
- No sé por qué sigo ayudándote con tus planes estúpidos.
- Está no fue mi idea, Russ, Stuart planeó todo para estar con ella.
- ¿Y la fiesta?
- Para nosotros, los cupidos, hermano. – Agarró un vaso, bebiendo todo el líquido de un trago.
Mientras tanto, la japonesa bajaba las escaleras hasta el sótano, temblando ante la repentina idea de que el lobo fuese uno de los amigos raros de Murdoc y ella no pudiese defenderse de lo que le fuesen a hacer.
Repasó mentalmente la letra de una canción infantil, tratando de recobrar la calma, sin embargo, un leve ruido la sobresaltó, mirando hacia ambos lados, enfadándose con la pobre iluminación del lugar.
Apretó los ojos al sentir una mano apoyarse en su hombro, ahogando un grito cuando sintió unos labios chocar con los suyos, gimiendo y calmándose al reconocer el tacto y el sabor.
- Mira lo que tenemos aquí. – Separó los parpados, observando al hombre al que no había visto en todo el día. – Una linda Caperucita.
- Señor lobo. – Dijo en un murmullo, Stuart sonriendo mientras abría una puerta, empujándola dentro.
- ¿Te perdiste? – Ella negó. - ¿Tu abuelita esta por aquí?
- Me pidieron buscar una botella de vino. – Él volvió a besarla, cerrando la puerta, deslizando la lengua dentro de la boca femenina.
Buscó a tientas el interruptor, Noodle quejándose al sentir como se alejaba, la luz repentina molestándole un poco.
- La botella que buscas está allí. – Parpadeó un par de veces, viendo un par de copas y una botella que parecía ser costosa junto con comida y un pequeño pastel.
- ¿Qué significa esto?
- Que te viniste a meter en la cueva de un lobo hambriento, amor. – La empujó hasta un colchón suave que había en medio de la habitación, el sonido amortiguado de la música en el primer piso llegando hasta sus oídos.
- Señor lobo ¿Qué me hará? – Detalló su disfraz, colmillos de plástico adornando su boca, motas de pelo falso por su torso desnudo junto con su pelo despeinado le daban un aspecto salvaje y delicioso que aceleraban la respiración de la joven.
- Todo lo que quieras, dulce. – Le separó las piernas, subiendo las manos por sus muslos hasta su ropa interior, deslizándola para mirar su carne suave y húmeda.
- Señor lobo, que grandes ojos tiene.
- Son para verte mejor, ternura. – Le guiñó un ojo, acomodando la cabeza entre sus piernas.
- Que boca tan grande tiene.
- Es para saborearte mejor. – Chilló cuando sintió su lengua lamer suavemente su pequeño botón de placer, enredando las manos en su pelo, obligándolo a acercársele más.
- Supongo que tiene manos grandes para...- Se vio interrumpida por un dedo intruso que se sumergió en su interior, la otra mano estirándose para alcanzarle un pecho vestido, apretándolo. – Señor lobo...yo...
Se arqueó, enterrando sus dedos en el cuero cabelludo de su amante, jadeando en voz alta sin importarle que alguien pudiese venir a buscarlos y encontrarlos en una situación tan comprometedora. El dedo se volvió más insistente, sumando a otro, la lengua haciendo magia hasta que sintió como se humedecía más y un gemido ronco salía de su garganta, un estremecimiento recorriendo cada célula de su cuerpo hasta el punto de dejarla noqueada en colchón.
Apenas fue consciente de como él le quitaba la blusa y el sostén de encaje, dejándola solamente con la capucha mal atada y la falda, besándola mientras se desabrochaba los pantalones y se los bajaba para dejar libre su erección.
- Que gran...- Solo rio al volver a interrumpirla, acomodándose y empujando, entrando profundamente en ella en una sola embestida.
- Es para hacerte gritar mejor, Noodle. – Lo abrazó con las piernas y los brazos, enterrando las uñas en la espalda cuando sintió que comenzaba a moverse en su interior, gruñendo incoherencias que se volvieron balbuceos mientras los minutos pasaban.
Stuart la miró, observando como dejaba su cuello al descubierto, bajando la cabeza y deslizando sus labios por su cuello, apartándose para escupir los dientes postizos, volviendo a su lugar para morderla y marcarla como suya.
Se movió más rápido, tocando un punto que literalmente derritió a la guitarrista, sintiendo como ella se apretaba a su alrededor, sus manos subiendo para pellizcar sus pechos, escuchando su grito al acabar, 2D empujando un par de veces antes de seguirla en el maravilloso éxtasis.
Salió de ella, dejándose caer a su lado, Noodle acurrucándose en su pecho con una sonrisa.
- Por esto no te vi en todo el día. – Afirmó, él asintiendo.
- Feliz cumpleaños. – Volvió a besarla, peinándole el cabello, ambos olvidando la fiesta donde se suponía que debían estar.
ESTÁS LEYENDO
Día A Día Contigo
FanfictionSerie de historias cortas. (Gorillaz pertenece a Jamie Hewlett y Damon Albarn , yo sólo uso los personajes para divertirme)