Stuart no era bueno con las palabras. Eso lo sabía. Muchas veces, en las entrevistas, solía perder el hilo de la conversación y decir lo primero que se le venía a la cabeza, tratando de ligar que lo que dijera con lo preguntado, cosa que no solía ocurrir.
Sin embargo, está vez, tenía que poder mover sus labios correctamente, pues sentía que si no lograba articular bien sus emociones con sus palabras, perdería algo más importante que su salud, perdería a Noodle.
Miró los ojos verdes de la mujer y percibió como algo iba brotando lentamente en su pecho, causándole cosquillas, no de esas que lo hacían reír, sino, más bien, que lo incomodaba y lo obligaba a querer huir y quedarse allí mismo sólo para agonizar al lado de ella.
Caminó lentamente hasta donde ella estaba sentada, dejándose caer a su lado, mirando la ventana como ella lo había estado haciendo.
- Stuart… - Su fuerte no eran las palabras pero si las acciones, sus manos moviéndose hacia el rostro de Noodle, acariciándola para luego besarla con delicadeza, siendo correspondido por la mujer de manera insegura, temblorosa.
- …- Una leve tos los interrumpió, un par de pequeños pétalos saliendo de la boca masculina y cayendo entre los dos.
- Toochi, mi Stu. – Susurró, pasando los brazos por detrás del cuello masculino, suspirando.
- Yo…Noodle…Yo te amo. – Ella apretó más su abrazo, sonriendo con gusto.
- Lo sé y también sé cuánto tuviste que sufrir. – El cuerpo del hombre se estremeció, tosiendo nuevamente. – No tuviste que hacer lo que hiciste, cariño.
- ¿Qué cosa?
- Esa flor debe seguir viva. – Observó sus oscuros ojos, pegando sus nariz con la de él. – Te amo, Stuart. – Sopló con ternura, presionando sus labios con los de él.
- ¿De verdad? – Ella asintió con efusividad, riendo ante el rostro desconcertado de él. - Yo casi…oh Dios mío, casi te pierdo. – Escondió su rostro en el hueco del cuello femenino, un par de lágrimas bajando por sus mejillas. – Perdóname, amor.
- No hay problema.
- Si, si lo hay, yo casi pierdo todo, toda mi vida que eres tú sólo por cobarde.
- Pero aquí estás, tan bien como siempre, tal parece que no fue un éxito sacar la flor. – Se separó de él para sonreírle amorosamente. – Nadie hubiese hecho lo que tú hiciste para hacer feliz a otro.
- ¿Cómo lo sabes?
- Es un secreto. – Acarició su suave pelo azul antes de tirar de él y besarlo nuevamente. – Lo importante es que ambos somos correspondidos.
- Sí. – Musitó con una sonrisa. – Noodz. – Llamó.
- Dime.
- ¿Quieres ser mi…? -La pregunta quedó inconclusa, Noodle acariciándole la boca con la suya, asintiendo con dificultad.
Tan concentrados estaban en besarse que no se dieron cuenta de que eran observados por dos pares de ojos.
- Me debes £50, mira que gané la apuesta. – Susurró el baterista, tratando de no interrumpir a la pareja.
- Meh, si no hubiese dejado una pequeña flor en el pecho del idiota, nada de esto sería realidad.
- Lo que tú digas, viejo. – Lo agarró de un brazo para irse a la sala de ensayos a pesar de los reclamos de querer seguir viendo.
Noodle sonrió, mirando a sus amigos alejarse antes de volver a su amor.
Sin duda tenía mucho que agradecerle a los dos hombres mayores, pero, por ahora, sólo quería disfrutar de su Toochi.
Su único amor.
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Día A Día Contigo
FanfictionSerie de historias cortas. (Gorillaz pertenece a Jamie Hewlett y Damon Albarn , yo sólo uso los personajes para divertirme)